Las deudas de la sala Zeleste amenazan con el fin de una era musical en Barcelona
El Habichuela, Paul McCartney, Tete Montoli¨², Bill Evans... El agosto musical en Espa?a se ha inaugurado con el anuncio del cierre, si no se cancelan las deudas, de la sala de conciertos barcelonesa Zeleste. Al margen de la importancia que el lugar tiene para Barcelona, casi todos los m¨²sicos espa?oles han actuado alguna vez en su escenario y quien m¨¢s quien menos de entre el p¨²blico de a pie tiene alguna evocaci¨®n relacionada con este nombre. Una deuda con la Seguridad Social de 130 millones de pesetas, y el impago de los alquileres, unos 6 millones, abocan al deshaucio a una de las salas de conciertos m¨¢s veteranas de todo el pa¨ªs y pieza fundamental en la infraestructura musical de Barcelona, ciudad que puede quedar apeada de los circuitos internacionales. Si el Bar?a es m¨¢s que un club, Zeleste es m¨¢s que una sala, tal y como record¨® Rafael Moll, uno de los directores que ha visto pasar este local en sus 27 a?os de edad.Al recordar la Espa?a del blanco y negro, con la polic¨ªa todav¨ªa de gris, con aquella cintita roja que orlaba sus gorras, llena de milquinientos y seiscientos, en la que el negrito deAfrica tropical cantaba las excelencias del Cola Cao mientras Jos¨¦ Luis L¨®pez V¨¢zquez persegu¨ªa suecas en las pantallas del cine, surge el recuerdo de la apertura de Zeleste. Era la Espa?a de Franco. Corr¨ªa el a?o 1973.
Un grupo de aventureros de buena familia y coraz¨®n bohemio encabezados por V¨ªctor Jou decidieron en aquella Barcelona iniciar una historia que hoy, 27 a?os m¨¢s tarde, puede escribir sus ¨²ltimos renglones. La sala que fund¨® aprovechando un almac¨¦n de tejidos en la calle Plater¨ªa, junto a la hermosa iglesia de Santa Mar¨ªa del Mar. Se iba a llamar Celeste en honor de la mujer del elefante Babar, ese tierno personaje de c¨®mic. Se estaba buscando el logotipo de la sala, tarea encargada a Silvia Gubern, quien le pidi¨® a su hijo de cinco a?os que escribiese el nombre. Por esos azares movidos por la aplastante l¨®gica infantil el ni?o en cuesti¨®n escribi¨® Celeste con Z, dando lugar a la m¨¢s famosa falta de ortograf¨ªa del mundo de la m¨²sica nacional. Celeste iba a ser de por vida Zeleste, un nombre tierno escrito con graf¨ªa infantil que ha perdurado hasta hoy mismo envuelto en m¨²sica.
Zeleste era una sala que con el paso del tiempo iba a irradiar una enorme fuerza al resto de la pen¨ªnsula, marcando una impronta musical que a¨²n hoy se recuerda. No era una sala grande, no ten¨ªa un gran escenario y sus camerinos eran una cochambre, pero la vitalidad de una Espa?a que se negaba al franquismo y se abr¨ªa a los sonidos m¨¢s internacionales la iba a convertir en una sala clave no s¨®lo en Barcelona, sino en todo el pa¨ªs. All¨ª se hicieron fuertes aves nocturnas como Gato P¨¦rez, La Voss del Tr¨®pico, Rafael Moll, uno de los responsables de la sala, el excura y actual showmen Carles Flavi¨¢ y el Sisa que a¨²n tardar¨ªa a?os en conocer a Ricardo Solfa. "Sin lugar a dudas aquella fue la mejor ¨¦poca de mi vida" recordaba ayer Sisa. "Me pasaba tantas horas en Zeleste que se puede decir que viv¨ªa all¨ª. Coincidi¨® una ¨¦poca, unos anhelos, un espacio y un tiempo que hicieron m¨¢gica aquella sala. Era la ¨¦poca en la que las Ramblas no cerraban por la noche y ve¨ªan a los primeros travest¨ªs pasear entre los quioscos. Y adem¨¢s foll¨¢bamos mucho. Zeleste era en los setenta lo que el Boccacio fue en los sesenta".
Rafael Moll, que fue de nuevo director de la sala a?os despu¨¦s y que tambi¨¦n ha trabajado produciendo discos de los primeros ?ltimo de la Fila recuerda: "Para todos nosotros fue el descubrimiento de la vida, de que se pod¨ªa ser m¨²sico profesional, de que a la gente le interesaba la m¨²sica en directo y de que se pod¨ªa ligar. Todo eso lo descubrimos en Zeleste". Pero que no se piense que la sala quedaba reducida a las fenomenales juergas nocturnas de estos artistas y de otros muchos m¨¢s personajes an¨®nimos que hipotecaron su h¨ªgado en las barras y sus est¨®magos comiendo los c¨¦lebres bocadillos de sobrasada y queso del contiguo bar Rodri. Zeleste dio p¨¢bulo al mejor jazz que se escuchaba en Barcelona, y por all¨ª pasaron Bill Evans, Stan Getz, Machito, Gerry Mulligan, debut¨® Carles Benavent, Tete Montoli¨² grab¨® tres discos en directo, el Habichuela toc¨® junto a Don Cherry, se organiz¨® el primer festival que se hizo en Barcelona de m¨²sicas hind¨²s y, en suma, se quedaron adheridas a sus l¨¢mparas de alabastro notas musicales que han quedado tambi¨¦n en la memoria de los aficionados.
Para m¨¢s inri, aquella sala de la calle Plater¨ªa vio nacer a un estilo musical al que dio nombre. La cercan¨ªa de Plater¨ªa con la V¨ªa Laietana propici¨® que la fusi¨®n musical de bandas como Blai Tritono, Secta S¨®nica, M¨²sica Urbana, la Orquesta Mirasol, la Dharma o la Orquesta Plater¨ªa, creada all¨ª un 31 de diciembre de 1974, se llamase gen¨¦ricamente sonido laietano. Era ¨¦ste un sonido de cruce, una fusi¨®n al estilo del jazz-rock entonces en boga, que un¨ªa estilos musicales dispersos en un lenguaje com¨²n. No faltaban esencias mediterr¨¢neas como la salsa o la rumba, esa rumba catalana que patent¨® el enorme Gato P¨¦rez, otro de los que se ba?¨® en alcohol y m¨²sica en aquel local.
Con el tiempo la fusi¨®n dio paso a la movida. Lleg¨® de la mano de un alicantino que fue contratado como director art¨ªstico de la sala. Usaba gafas gruesas, pagaba copas a todo el mundo y se llamaba Chema, alias "campe¨®n". El supo ver que ya a mediados de los ochenta Zeleste ten¨ªa que abrirse a otros fen¨®menos musicales y ¨¦stos estaban teniendo lugar en el Madrid de Tierno Galv¨¢n, ese Madrid desprejuiciado y festivo que ya es historia. Gracias a Chema llegaron a Barcelona los Gabinete Caligari, Siniestro Total, Golpes Bajos, Par¨¢lisis Permanente, Duncan Dhu y dem¨¢s ense?as del pop nacional. "Era cojonudo", recuerda Loquillo, "Barcelona estaba convertida en un reducto de hippies y la movida entr¨® aqu¨ª arrasando, conectando con un nuevo p¨²blico que se dio cita en Zeleste". Ese Zeleste se abri¨® tambi¨¦n a las bandas locales que como Ultratruita, Desechables, C¨®digo Neur¨®tico, El Hombre de Pek¨ªn y Distrito 5 marcaron la pauta de la Barcelona pop de los ochenta. La Barcelona rock de Loquillo y Los Rebeldes, ?ltimo Resorte, Decibelios, de los ?ltimo de la Fila que a¨²n se llamaban Kul de Mandril, Los Burros o Los R¨¢pidos tambi¨¦n encontr¨® cobijo en la m¨ªtica sala, en donde se comprob¨® que rockers, punks, mods no necesariamente ten¨ªan que pelearse al estar juntos en un concierto.
Pero aquello se acab¨® con una actuaci¨®n de Sergio Makaroff, el ¨²ltimo artista que pis¨® el escenario del antiguo Zeleste. Era 1986 y la sala reabri¨® en el barrio del Poble Nou con V¨ªctor Jou a la cabeza, un director que ayer continuaba ilocalizable y sin dar explicaciones sobre la situaci¨®n que padece la sala. "Para m¨ª", dice Sisa "el nuevo Zeleste no ha existido", expresando con esta frase la orfandad en la que una generaci¨®n qued¨® sumida con el cierre en Plater¨ªa. Pero los tiempos cambian y nuevas generaciones tomaron el relevo. Zeleste abri¨® un a?o m¨¢s tarde en los locales de dos antiguas f¨¢bricas de alfombras y estampados. Era, es, una sala polivalente, la ¨²nica en Espa?a, que dispone de tres espacios cuyos aforos van de los 2.000 a las 300 personas.
La sala principal, con una capacidad para unas dos mil personas, estaba complementada por la sala 2, unas 1.000 de capacidad y la 3, unas 200-300, dando al recinto todas las posibilidades que un promotor necesita para realizar su trabajo y para que una ciudad como Barcelona dispusiese de infraestructura para ver a las primeras figuras de la m¨²sica nacional e internacional. De esta manera por Zeleste han pasado artistas como Paul McCartney, Yoko Ono, James Taylor, Oasis, Pj Harvey, Tricky, Sugarcubes, Bj?rk, Siouxie, Bauhaus, Juan Luis Guerra, El ?ltimo de la Fila, Els Pets, Sopa de Cabra, Blur, Radiohead y todos los que son algo en el panorama catal¨¢n, espa?ol e internacional de la m¨²sica pop. No s¨®lo eso, sino que la sala ha albergado bodas gitanas en cuyos camerinos se comprobaba la virgindad de la novia con el c¨¦lebre rito del pa?uelo.
Pues bien, todo eso puede desaparecer en pocos d¨ªas si nada lo remedia. Al margen de la nostalgia y de los recuerdos que a muchas personas les quedar¨¢n all¨ª enterrados, Zeleste ha sido la sala paradigm¨¢tica de conciertos en toda Espa?a, y su desaparici¨®n dejar¨¢ a Barcelona sin local para que act¨²en bandas de nivel medio como Suede, Blur, Paul Weller, Iggy Pop o Lou Reed. La ciudad tiene motivos para estar compungida. Jordi Batiste, otro hist¨®rico del antiguo Zeleste, dijo ayer: "el cierre de la sala es otro paso en la decrepitud cultural de Barcelona". Esperemos que esta vez no tenga raz¨®n.
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