"Cre¨ªamos que ¨ªbamos a morir en la furgoneta"
El ¨²nico integrante del grupo de los 37 de Mijas que se qued¨® en Espa?a relata su odisea
El ¨²nico integrante del grupo de los 37 de Mijas que se qued¨® en Espa?a relata su odisea
"?bamos de pie. Hac¨ªa much¨ªsimo calor. La gente se desmayaba. Algunos ten¨ªan asma y cre¨ªan que iban a morir asfixiados. Nos quitamos las camisetas para darles aire. Yo iba en el centro. Los que iban cerca de la cabina del conductor empezaron a golpear la furgoneta para que el ch¨®fer parara y bajarnos, pero no nos hac¨ªa caso. Todos pens¨¢bamos que ¨ªbamos a morir. La gente se alegr¨® de que apareciera la Guardia Civil, aunque sab¨ªan que les iban a devolver a Marruecos". As¨ª relata Z. la traves¨ªa entre Algeciras y Mijas en la noche del 19 al 20 de junio, hacinado con otros 36 compatriotas en los seis metros cuadrados de una furgoneta que fue interceptada a las dos y media de la madrugada por una patrulla de la Guardia Civil.Este joven fue el ¨²nico del grupo que se qued¨® en Espa?a, al haber dado dudoso en la prueba oseom¨¦trica a la que lo sometieron, junto a otros cinco muchachos. Dijo llamarse Rachid, pero este no es su verdadero nombre. Y declar¨® tener 17 a?os, aunque ahora parece que es mayor. "Vine en los bajos de un cami¨®n espa?ol, pas¨¦ desde T¨¢nger. En Algeciras vi que hab¨ªa gente que se sub¨ªa a una furgoneta y me met¨ª. No conoc¨ªa a ninguno de los otros. Todo el mundo corr¨ªa y nadie me prest¨® atenci¨®n. A T¨¢nger llegu¨¦ en autob¨²s desde Marraquech, yo soy de un pueblecito de al lado, Duar Askar".
Su primera intenci¨®n era llegar a Italia, en donde tiene un amigo, pero no dice d¨®nde. Hasta ahora ha trabajado en la agricultura, como su padre, recogiendo tomates o melones. "Ahora quiero quedarme en Espa?a. Mis padres ya son mayores y quiero trabajar para mandarles dinero". No sabe si se traer¨ªa a su familia en el futuro. "Cuando llegue el momento ya ver¨¦". Z. es el segundo de seis hermanos, tres chicos y tres chicas. "Mi hermano mayor est¨¢ en Marruecos trabajando, soy el primero que intenta pasar".
Afirma que no conoc¨ªa la ley de Extranjer¨ªa, lo que desmentir¨ªa el efecto llamada. "Hay gente que s¨ª sab¨ªa, pero yo no hab¨ªa escuchado nada". Tampoco sab¨ªa nada de la prueba de oseometr¨ªa. "Nos sacaron del cuartel de la Guardia Civil y no sab¨ªa d¨®nde nos llevaban. No ten¨ªa miedo, pero estaba muy cansado. Bueno, ten¨ªa miedo de que me devolvieran a Marruecos. Nos trataron bien".
Rachid narr¨® su odisea a Wail el Badri, el subdirector de El Casta?o, cuando lleg¨® al centro el 23 de junio. "Lo que me cont¨® Z. me puso los pelos de punta, ha visto la muerte en esa furgoneta", dice El Badri, que hizo de traductor en esta entrevista. Dos de los elementos centrales de esta historia, Guardia Civil y furgoneta, los pronunciaron ambos, tal cual, en ¨¢rabe.
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