El z¨¢ngano luminoso
Detr¨¢s de los visillos del C¨ªrculo Industrial de Alcoy brilla un z¨¢ngano luminoso. Se trata de una l¨¢mpara de pared en forma de abeja que disuelve las tinieblas del Sal¨®n de la Tertulia y se refleja sobre un retrato de Sorolla y la tapa de un piano, proyectando una descomposici¨®n de lujo. Los industriales que impulsaron este templo modernista para venerarse a s¨ª mismos eligieron como s¨ªmbolo este insecto, tres colmenas y un huso textil, sintetizando todo el proceso motriz alcoyano, que ha sido uno de los m¨¢s vibrantes del territorio.Y este edificio, situado en la rampa de Sant Nicolau, es una de sus expresiones de esplendor. Dentro de este estuche modernista es donde m¨¢s c¨®moda se sinti¨® la oligarqu¨ªa de las fundiciones de hierro y la burgues¨ªa textil y papelera, donde arreglaron las bodas de sus hijos, donde hicieron sus cambalaches y, sobre todo, donde mataron el rato. Su origen fue una escisi¨®n del Casino de Alcoy producida en 1863. Los sediciosos se instalaron en la Real F¨¢brica de Pa?os, hasta que en 1892 compraron la casa que ocupaba el actual emplazamiento de la instituci¨®n para que Timoteo Briet dibujase el proyecto del edificio y Roque Monllor lo construyese en 1910.
Una de las glorias locales, el pintor Fernando Cabrera, eligi¨® un color verde manzana para su fachada, y para su interior, quiz¨¢ con el objeto de evitar otras escisiones, se prohibi¨® en su reglamento hablar de pol¨ªtica y de religi¨®n. Entre los a?os veinte y treinta los empresarios bailaron el charlest¨®n a ritmo de gramola en el Sal¨®n Rotonda, bajo un techo de sombrilla japonesa, y tras el bache de la guerra recuperaron las puestas de largo en ese mismo templete decorado como una tarta de moka y bailaron valses con esmoquin hasta los d¨ªas de la transici¨®n, en los que el C¨ªrculo entr¨® en crisis y estuvo en un tris de desaparecer.
Un rescoldo de la burgues¨ªa alcoyana todav¨ªa celebra aqu¨ª con flores y violines las puestas de largo de sus hijas el d¨ªa de Navidad, pero el parqu¨¦ de la Rotonda est¨¢ destinado ya casi s¨®lo a ser pisado por los invitados a los banquetes de las bodas de la alta sociedad, que suponen una de las principales fuentes de ingresos. El C¨ªrculo, con 1.400 socios, ha estabilizado su salud, y ha encontrado en sus dos bibliotecas un contrapeso ilustre a su cometido hostelero. Contin¨²a siendo un club privado, pero abierto a Alcoy.
Incluso ha cancelado el precepto que lo convert¨ªa en un recinto macho. Las mujeres disponen de una sala con butacas acolchadas y estampados dorados para jugar a la brisca o al p¨®quer sint¨¦tico, seg¨²n el ¨¢nimo. Mientras, los hombres se hunden en un sof¨¢ de cuero ra¨ªdo del Sal¨®n Largo pensando en la Reserva Federal o se refugian bajo el oro maduro del z¨¢ngano tomando un plis-play para aplacar la sed que da la pericana.
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