Bush se apropia del discurso centrista de Clinton gracias a su "conservadurismo con compasi¨®n"
George Bush inici¨® ayer una incursi¨®n electoral en tres Estados que en 1992 y 1996 votaron a Bill Clinton: Ohio, Michigan e Illinois. Fue otra nueva prueba de que el ya oficialmente candidato republicano a la Casa Blanca quiere morder en temas, territorios y grupos sociales tradicionalmente dem¨®cratas. Pocas horas antes de emprender esa gira, Bush, en su discurso de clausura de la Convenci¨®n Republicana de Filadelfia, hab¨ªa culminado su giro al centro proclamando que el Partido Republicano es ahora el de "la reforma", "las ideas e innovaciones, el idealismo y las puertas abiertas".
Los republicanos, que apenas hace cuatro a?os quer¨ªan imponer el English Only y expulsar a los inmigrantes ilegales, corearon con entusiasmo Cielito lindo. Luego, aplaudieron a rabiar a George P. Bush, el sobrino hispano del candidato presidencial, que salpic¨® de castellano su discurso de exaltaci¨®n de su t¨ªo.La clausura de los cuatro d¨ªas de c¨®nclave republicano fue una mezcla de fiesta en Las Vegas -con mariachis, rock, country, la actriz Bo Dereck y profusi¨®n de globos, confeti y fuegos artificiales-, ceremonia religiosa -con plegarias p¨²blicas-, exaltaci¨®n patri¨®tica -con interpretaci¨®n del himno y saludo a la bandera- y acto pol¨ªtico. El plato final fue el discurso de Bush, el primero de su carrera televisado en directo a todo el pa¨ªs. El gobernador de Tejas e hijo del presidente hom¨®nimo lo ten¨ªa bien ensayado y no fall¨®.
Los analistas de The New York Times y The Washington Post se?alaban ayer mismo que Bush ha conseguido en Filadelfia situar a su partido en una zona templada de centroderecha. En gran medida ha calcado la operaci¨®n efectuada en 1992 por Bill Clinton, cuando el actual presidente lider¨® el viaje del Partido Dem¨®crata desde el progresismo radical de los ochenta a posiciones moderadas y en sinton¨ªa con las clases medias de los suburbios residenciales. Obviando el agrio extremismo republicano de los noventa, Bush no s¨®lo ha imitado a Clinton, sino que tambi¨¦n ha vuelto a poner a su partido en sinton¨ªa con el esp¨ªritu optimista de su correligionario Ronald Reagan y su Amanece de nuevo en Am¨¦rica.
En la madrugada de ayer, Bush prometi¨® gobernar "con esp¨ªritu bipartidista" y "para todos los norteamericanos". Y cit¨® abundantes ejemplos de preocupaci¨®n por los problemas de los grupos m¨¢s desfavorecidos, lo que ¨¦l llama "conservadurismo con compasi¨®n". Dijo que EE UU debe "derribar el muro existente entre, de un lado, la riqueza y la tecnolog¨ªa, la educaci¨®n y la ambici¨®n y, de otro, la pobreza y la prisi¨®n, la drogadicci¨®n y la desesperanza". Eso son¨® much¨ªsimo a dem¨®crata, como tambi¨¦n la alusi¨®n a que las empresas deben "tratar con justicia a sus trabajadores y mantener limpios el aire y las aguas".
Bush pidi¨® una "soluci¨®n bipartidista" al problema de la financiaci¨®n de las pensiones de jubilaci¨®n (Social Security) y se adue?¨® de otros dos temas de la agenda dem¨®crata: la mejora de la educaci¨®n primaria y la salvaci¨®n del sistema de asistencia m¨¦dica y sanitaria a los ancianos (Medicare).
Al electorado republicano le prometi¨® dos regalos: la abolici¨®n del impuesto de sucesiones y una sustantiva rebaja de la presi¨®n fiscal, posibles dado el super¨¢vit presupuestario estadounidense.
Bush present¨® al Gobierno de Clinton y Gore como el que ha desaprovechado las oportunidades concedidas por un ins¨®lito periodo de paz y bonanza econ¨®mica. Ante el delirio de las 20.000 personas que abarrotaban el First Union Center, el l¨ªder republicano repiti¨® varias veces este estribillo: "Este Gobierno tuvo su momento, tuvo su oportunidad. Pero no gobern¨®. Nosotros lo haremos". Y a?adi¨®: "?ste no es tiempo para terceras oportunidades, es tiempo para nuevos comienzos".
Ansiosos por recuperar la Casa Blanca, los republicanos han seguido disciplinadamente en Filadelfia el viaje de Bush al centro, incluida la apertura hacia hispanos y negros. En otro de los muchos gestos simb¨®licos de esta convenci¨®n, el discurso de Bush, de 51 minutos de duraci¨®n, fue remachado por la interpretaci¨®n de la canci¨®n La copa de la vida, del puertorrique?o Ricky Martin. Si hace cuatro a?os Clinton y Gore bailaban Macarena, ahora Bush y Cheney tambi¨¦n quieren ir de cosmopolitas y marchosos.
Mientras Bush y Cheney comenzaban ayer su gira por territorios dem¨®cratas, los delegados republicanos abandonaban Filadelfia con la impresi¨®n de que esta vez tienen al frente un caballo ganador. Para un Clinton obsesionado con su pase a la historia es parad¨®jico que uno de sus legados vaya a ser la adopci¨®n de su tercera v¨ªa por el Partido Republicano.
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