Celed¨®n, el pa?uelo y la chupinera
Las celebraciones tradicionales como la de ayer de Vitoria ofrecen pocas sorpresas: la novedad tiene que estar en el detalle y llegar poco a poco, para que los guardianes de las esencias no se alteren. As¨ª que ayer Celed¨®n, en forma de mu?eco, volvi¨® a bajar por el aire desde el campanario de la iglesia de San Miguel hasta un balc¨®n en el extremo opuesto de la plaza. Y realiz¨® el camino de vuelta, en la figura de I?aki Landa, aclamado, achuchado, besuqueado y refrotado por las miles de personas que se encontr¨® a su paso.Desde que en 1957 comenzara esta tradici¨®n (diez a?os antes ya se hab¨ªa sustituido el repique de campanas por el chupinazo), el acto vertebral de las fiestas de Vitoria ha sido este viaje de ida y vuelta que desde 1980 realiza I?aki Landa, probablemente el alav¨¦s m¨¢s querido por sus convecinos. En este tiempo pocas cosas han cambiado, pero este a?o s¨ª que habr¨ªa que destacar el descubrimiento por parte de algunas firmas comerciales del gancho publicitario que tiene una concentraci¨®n de 55.000 personas como la que vivi¨® Vitoria ayer. As¨ª, a pesar de que el sol no calentaba (es m¨¢s, durante toda la ma?ana, la lluvia y el fr¨ªo fueron dominantes), las viseras amarillas, las gorras rojas junto con los balones naranjas (todos ellos con anuncios bien claros) dominaban en la mirada a vista de p¨¢jaro de la multitud.
Un gent¨ªo que se agolpaba desde las cuatro de la tarde en los mejores lugares de la plaza de la Virgen Blanca y que, poco a poco, se fue acumulando en las calles adyacentes portando m¨¢s botellas de vino espumoso que puros, el s¨ªmbolo por antonomasia de la bajada del Celed¨®n.
Como siempre, las autoridades estuvieron presentes en este momento tan se?alado para proclamar buenos deseos a la ciudadan¨ªa. El lehendakari, Juan Jos¨¦ Ibarretxe; el alcalde, Alfonso Alonso, y el presidente de la Diputaci¨®n, Ram¨®n Rabanera, insistieron en que son momentos de fiesta, aunque fue la chupinera (la primera mujer en la historia que lanza el cohete) quien lleg¨® m¨¢s lejos con la colocaci¨®n de una pegatina en el artefacto anunciador en la que ped¨ªa di¨¢logo al cielo.
Mar¨ªa Jes¨²s Aguirre tambi¨¦n goz¨® ayer de otro honor, ¨¦ste imprevisto: cuando lleg¨® I?aki Landa a la balconada de San Miguel coloc¨®, como es costumbre, el pa?uelo al alcalde (cargo que siempre hab¨ªa estado unido al de chupinero) y tuvo que quitarse el suyo para pon¨¦rselo a Mar¨ªa Jes¨²s Aguirre. Todo un honor.
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