Demasiado dif¨ªcil

Si hay algo que ha pervivido a trav¨¦s de los dos ¨²ltimos siglos taurinos es la dificultad del toreo. La realidad de cada tiempo ha venido marcada por la escasez de figuras y, antiguamente, tambi¨¦n por los fracasos de esas figuras, ya que, cuando el toro mandaba correr, se hu¨ªa. Es verdad que hoy se fracasa menos, o tal vez sea que el fiasco se disfraza.Pero sigue siendo dif¨ªcil entender a un toro, saber y, sobre todo, aplicar lo que se sabe, pues si bien las tauromaquias tienen por objeto el mejor conocimiento de la lidia, de tal modo que favorezca la seguridad del lidiador, ¨¦sta no se obtiene si no es por caminos de exposici¨®n muy dif¨ªciles de tragar con la garganta seca.

De ah¨ª que a V¨ªctor Puerto le resultara complicado interpretar las intenciones de su primero, un enano inv¨¢lido, escarbador, incierto, quedado y con tendencia a los adentros, que se vino al suelo al primer pase por bajo. Tard¨® media faena en descubrir el pit¨®n izquierdo, de salida el mejor, por lo que su labor careci¨® de continuidad, teniendo que andar avisado ante la violenta y pegajosa arrancada. En el cuarto anduvo en pelea m¨¢s que en dominio; tal vez a esta edici¨®n de V¨ªctor Puerto le haga falta el reposo y la quietud necesarios para trascender las ganas de pelea.

D¨¢vila Miura ha debido mamar una leche taurina sin ventajas baratas, pero, ante el toro, debe ser m¨¢s f¨¢cil aligerar la suerte que cargarla, colocarse fuera de cacho, m¨¢s que ante el pit¨®n contrario y, a la hora de matar, seguir la tendencia del hombro izquierdo que marca el camino de la huida. La invalidez del quinto nos priv¨® de cualquier atisbo de toreo.

El tercer toro fue de una bravura atosigante y Francisco Barroso harto hizo con manifestar una gran dosis de valor que tapara la falta de sitio que dio el oficio. Siempre en los medios, falt¨® el temple necesario, que no la voluntad. El sexto, noble y pastue?o, le dej¨® tiempo y sitio para un toreo correcto que vino a entonar la eterna canci¨®n del torero local, falto de oportunidades por lo poco que torea, y torea poco por falta de contratos. Hay que tener mucha moral para salir cada a?o en la tierra de uno, dispuesto a jugarse la vida, sabiendo en lo m¨¢s ¨ªntimo, que s¨®lo te puede servir para volver a hacer el pase¨ªllo el a?o siguiente en la misma fecha y en la misma plaza. Si adem¨¢s de eso, tienes que torear y, encima, te sale un toro de notable bravura, es para irse a casa y blasfemar un rato. Todo demasiado dif¨ªcil.