CUANDO EL MUNDO ES UNA FRUTA NUEVA
De todo se aprende. ?l ha aprendido a ser tolerante. A aceptar que el mundo es diferente. Sabe que "con esta vida" es dif¨ªcil hacerse un "s¨®lido futuro". Pero ?hay algo mejor que un atardecer en una playa desconocida? o ?ver una flor que nunca ha visto?
Sabe usted? Los viajes me han hecho tolerante. Ves tantas cosas, tan diferentes... Cuando vuelvo, cuando me reencuentro con mis amigos, me parecen absurdas algunas discusiones. Tenemos que aceptarnos. Aceptar las diferencias. Igual que te aceptan a ti en otras culturas.Este muchacho, alto y moreno, de pelo negro y rizado, un tanto desgarbado, quiz¨¢, de sonrisa abierta y largos brazos, se llama David Lucas. Naci¨® en Madrid en 1968. Y, si se le pregunta, dir¨¢ que estudi¨® Magisterio, y que se diplom¨® por Ciencias y Educaci¨®n F¨ªsica. Y contar¨¢ que ahora est¨¢ trabajando como socorrista. Que lo que ahorre le servir¨¢ para marcharse otra vez "por ah¨ª. Quiz¨¢ a Nueva Zelanda".
David no habla mucho. A lo mejor porque ha aprendido el valor del silencio en sus viajes. En esos atardeceres, sentado en una playa de la Rep¨²blica Dominicana, en esa noche, perdido en el desierto australiano, en esas noches en Estados Unidos, en Marruecos, o en un bar de Edimburgo, oyendo un idioma apenas comprendido. Pero si se le pregunta, David contar¨¢ sus viajes. Los a?os de un sitio a otro. C¨®mo trabaj¨® en silver service, en Escocia, tan elegante, con su corbata amarilla, su camisa blanca y su chaleco, c¨®mo lav¨® platos en Byron Bay, en Australia, c¨®mo dio clases de tenis en un elegante hotel de Santo Domingo.
-Pero usted, ?por qu¨¦ viaja?
-No s¨¦. Me gusta.
Si se le pregunta, David contar¨¢ que tiene raz¨®n su madre. Que esta vida no le deparar¨¢ un porvenir s¨®lido. Pero, ?qui¨¦n quiere un porvenir s¨®lido? Si se le pregunta, o, a lo mejor, despu¨¦s de un silencio, sin preguntarle, David dir¨¢:
-Nada vale la sensaci¨®n de acariciar un koala, de tocar un canguro. Ver una flor que nunca has visto. Comer una fruta nunca saboreada. ?Hay algo que valga m¨¢s que sentarte con unos abor¨ªgenes australianos y escuchar sus canciones?
David, a lo mejor, se callar¨¢ un momento. Y, luego, sonreir¨¢ y hablar¨¢ de Ayer's Rock.
-A m¨ª me gusta m¨¢s el nombre que le dan los abor¨ªgenes: Ulur¨². No s¨¦ si lleva alguna hache. Cambia de color 20 o 25 veces al d¨ªa. Es maravilloso. ?Hay algo mejor?
Siempre ha viajado solo. No es que no quiera compa?¨ªa. Pero... Siempre, adem¨¢s, encuentra gente. En Australia conoci¨® a dos ingleses. Con ellos, en una furgoneta, se lanz¨® a recorrer el continente.
-Nos perdimos.
-?Se perdieron? Pero, ?d¨®nde?
-En el desierto. En cuanto te sales de la carretera principal, los caminos son malos. Y nos perdimos.
Cuenta David que no sinti¨® miedo. Que sab¨ªa que hab¨ªa muerto gente en el desierto. Que corr¨ªan el peligro de quedarse sin gasolina, sin agua.
-Nos parec¨ªa raro que los canguros que ve¨ªamos fueran tan grandes.
Encontraron, por fin, un rancho. All¨ª les informaron de que, efectivamente, se hab¨ªan perdido, que estaban muy lejos de su destino. Y, de paso, les informaron de que deb¨ªan pagar por pernoctar en el rancho.
-Aquella noche pasamos fr¨ªo.
Y punto. David no dice nada m¨¢s. La concisi¨®n del diario de Col¨®n: "Toda la noche se oyeron pasar p¨¢jaros".
-?Y qu¨¦ m¨¢s?
-Luego, cada uno tiramos por un lado. Yo quer¨ªa ir al norte, a ver cocodrilos, otro quer¨ªa volver. Otro, ir a Sidney. As¨ª que me fui al norte.
Se fue al norte. Vio cocodrilos.Volvi¨® a Byron Bay.
-Byron Bay era maravillosa. Es maravillosa. Se dedican al cultivo biol¨®gico. Es... ?c¨®mo explic¨¢rselo? Es otra forma de vida. Me enamor¨¦ de aquel sitio. Cuando me marchaba fuera, ten¨ªa a?oranza. Ahora, la tengo.
Si se le pregunta, David contar¨¢ de la a?oranza que se tiene por la gente, por los amigos que uno ha hecho, por la gente que ha tratado, que ha dejado.
-Un d¨ªa te encuentras con alguien. Est¨¢s esperando un autob¨²s. Y hablas. Y te das cuenta de que has encontrado una persona fant¨¢stica. Una persona con la que te entender¨ªas. Y sabes que se ir¨¢, que te ir¨¢s. Que no os ver¨¦is m¨¢s. Es lo m¨¢s duro. Pero tambi¨¦n lo m¨¢s maravilloso. Porque de todos siempre te queda algo. Todos te dejan algo.
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