La gran carrera de 10 ni?os con Down
A veces a Marta le parec¨ªa que el mensaje de palabrasalacarta.com era demasiado contundente. Pensaba que tambi¨¦n existen los martirizados por una educaci¨®n culp¨®gena, educados por padres incompetentes o gravemente enfermos. Lo que los textos dec¨ªan era verdad, pero no era toda ni la ¨²nica verdad, cuando mucho, era el reflejo de una peque?a porci¨®n de ella.
Ciertamente ella respetaba las ideas ajenas, pero como a todos le gustaba pensar en los dem¨¢s como compa?eros de ruta. Hombres y mujeres a los cuales uno elige o no, para caminar hacia el futuro.
Marta record¨® aquella anacr¨®nica recomendaci¨®n de su madre, de la que tanto se burlaba con sus hermanos. Todo se trataba de tener cuidado con las Malas Compa?¨ªas.
Es cierto que queda mucho por hacer, el mundo est¨¢ muy lejos del irremediable punto ca¨®tico de no retorno
En un arranque de positivismo abri¨® ese d¨ªa el buscador y anot¨®:
BUENAS COMPA??AS
...Quiz¨¢ parezca demasiado infantil pensar que siempre existir¨¢n aquellos con quienes acompa?arse. Tal vez suene rid¨ªculamente optimista. Pero en fin, cada uno es lo que es y debe convivir con ello.
Es cierto que queda mucho por hacer, pero el mundo est¨¢ muy lejos del irremediable punto ca¨®tico de no retorno. Y para probarlo bastar¨¢ esta peque?a historia real que sucedi¨® hace pocos a?os.
En una escuela de ni?os especiales, que ten¨ªan en com¨²n padecer de s¨ªndrome de Down, se organiz¨® en primavera una jornada ol¨ªmpica. Todos los alumnos participaban en alguna competencia y muchos de ellos en varias.
El fin de la fiesta era en la pista central de la escuela, donde se correr¨ªa, delante de padres e invitados, la competencia de los cien metros llanos.
El profesor de educaci¨®n f¨ªsica hab¨ªa reunido unos minutos antes a los diez corredores, que ten¨ªan entre 8 y 12 a?os, y con buen criterio educativo les hab¨ªa dicho:
-J¨®venes, a pesar de ser una carrera, lo importante es que cada uno de ustedes d¨¦ lo mejor de s¨ª. No es importante qui¨¦n gane finalmente, lo que verdaderamente importa es que todos lleguen a la meta. ?Comprendieron?
-S¨ª, se?or -contestaron los ni?os y las ni?as a coro.
Con gran entusiasmo y ante el griter¨ªo de familiares, compa?eros y maestros, los corredores se alinearon en la partida. Y tras el cl¨¢sico ?preparados?... ?listos?, el profesor de gimnasia dispar¨® una bala de fogueo al cielo.
Los diez empezaron a correr, y desde los primeros metros dos de ellos se separaron del resto liderando la b¨²squeda de la meta.
De repente la ni?a que corr¨ªa en pen¨²ltimo lugar tropez¨® y cay¨®.
El rasp¨®n en las rodillas fue menor que el susto, pero la ni?a lloraba por ambas cosas.
El muchachito que ven¨ªa detr¨¢s se detuvo a auxiliarla. Se arrodill¨® a su lado y le bes¨® las rodillas lastimadas.
El p¨²blico se fue tranquilizando al ver que nada grave hab¨ªa pasado.
Sin embargo, algo fant¨¢stico sucedi¨®. Los otros ni?os, todos ellos, giraron sus cabezas, y al ver a sus compa?eros detenidos en el suelo volvieron sus pasos atr¨¢s.
Al juntarse consolaron a la jovencita, que cambi¨® su llanto en una risa cuando entre todos tomaron la decisi¨®n:
Recordaron que el maestro les hab¨ªa dicho que lo importante no era qui¨¦n llegara primero, sino que todos terminaran la carrera, as¨ª que entre los nueve alzaron en el aire a la ni?a y la cargaron en andas rompiendo la cinta de llegada todos a la vez.
Puede que sea intimidatorio darse cuenta de todo lo que tenemos que aprender, pero hay tambi¨¦n algunas noticias alentadoras; por suerte, tenemos de qui¨¦n aprender.
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