'Orwell-sex'
Los anuncios de las casas de relax -?as¨ª las llaman, cuando el traj¨ªn que venden fatiga tanto!- suelen ofrecer una literatura que me divierte. Son muy buenas las gacetillas que anuncian pre?adas o parejas compuestas por madre e hija (todav¨ªa no han llegado a ofrecer tatarabuelas y tataranietas, pero todo se andar¨¢). No descarten, desde luego, aquellos en los que se pregona el nacionalismo a flor de paja: "Tenim noies catalanes aut¨¨ntiques" ("Tenemos chicas catalanas aut¨¦nticas"). Limpieza de sangre asegurada. ?Ser¨¢ una empresa de la Generalitat? En cualquier caso, s¨ª dir¨ªase el reclamo de cierto canal televisivo una casa de relax que obedece al cat¨®dico t¨ªtulo de Gran Hermana. Mayor celeridad, imposible.Ignoro si los mercaderes de la carne han le¨ªdo a Orwell, pero dudo de que tengan tiempo, pues la adaptaci¨®n del conocido personaje a las artes del relax es dudosa, si no alarmante. ?Sabr¨¢n que Gran Hermano es el ojo que todo lo ve y todo lo controla? Quiere decir, entonces, que el cliente se ve espiado en todos sus actos, luego manipulado. ?Gran Hermana! ?Es una madame demasiado cotilla? O, por el contrario, ?es una pupila tan afectuosa que se convierte en una Florence Nightingale del co?o para consuelo de clientes que necesitan afecto sumo, adem¨¢s de solaz? Tambi¨¦n pudiera ser una sutil adaptaci¨®n del complejo de Electra, ya que el cultivo del de Edipo lo aseguran ampliamente en revistas y televisiones las no profesionales, esas petardas anta?onas, de morros siliconados que exhiben novietes, preferentemente cubanos, cuya edad triplican. Sea lo que fuere la Gran Hermana, demuestra el formidable poder de la televisi¨®n como arma deformadora; es decir, los adeptos al relax no han ido al origen (Orwell), sino a su deformaci¨®n a trav¨¦s de un concurso y la abundante literatura period¨ªstica que ha generado.
En este punto, dir¨¦ que me resulta m¨¢s atractiva la literatura de las putas de siempre, desde la amateur capaz de arruinar a un hombre honrado ("Quien te puso Salvaora, qu¨¦ poco te conoc¨ªa"), a la abnegada que s¨®lo pide amor ("Yo te dije est¨¢s cumpl¨ªo, no me tienes que dar n¨¢"). Putas hubo tambi¨¦n en el cine, que generaron frases publicitarias sublimes, como la felliniana Las noches de Cabiria: "Viv¨ªa con los pies en el fango y los ojos puestos en el cielo". Quer¨ªa decir que Cabiria era santa de altar, luego tonti?a.
Putas ha habido, en resumen, que han ganado el cielo, siendo la primera de todas Mar¨ªa de Magdala, que no en vano dej¨® su negocio por Cristo (luego no volvi¨® a ingresar un duro, pero una cosa va por la otra). Y antes de llegar al concepto cursil¨®n de se?oritas de relax hubo putas egregias que inspiraron p¨¢ginas geniales a grandes escritores, tal Rafael Alberti, que escribi¨® un suntuoso cat¨¢logo del puter¨ªo barroco en su versi¨®n esc¨¦nica de La lozana andaluza. Por cierto, que Rafael se regocijaba citando una novela sical¨ªptica que hab¨ªa conocido gran fama en su juventud, La manceb¨ªa de Madame Orloff. Sin embargo, desconfi¨¦ yo siempre de su utilidad, pues la puta rusa siempre fue muy complicada. Acu¨¦rdense de la Nastasia Filipovna de Dostoievski. Para no hablar de la Liuva de Andreiev, que se met¨ªa a un anarquista en la habitaci¨®n y a poco acaba concienciada como Simone de Beauvoir.
Putas de ayer, putas vintage, aptas tambi¨¦n para el chiste. Nada m¨¢s f¨¢cil. En la ¨¦poca del cine mudo, el filme Variet¨¦ puso de moda a la actriz alemana Lya de Putti, cuyo nombre consideraban impronunciable las damas barcelonesas de buen tono, sin que en Alemania entendiesen por qu¨¦. En cuanto a la mujer de Puti-far no han de extra?arnos sus acosos al casto Jos¨¦, teniendo en cuenta el nombre de su marido.
De todo hemos tenido en la larga historia del relax, o del sacerdocio, como las llamaban en la ¨¦poca de la diosa Astart¨¦. Lamentablemente, incluso en las artes del puter¨ªo hemos ido a menos. Tambi¨¦n aqu¨ª han acabado imperando los mensajes de la televisi¨®n. ?Para cu¨¢ndo una casa de chulos potentes que se llame Telediario Boys?
lectores@terencimoix.com.
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