Rajaba Rajoy
Un pa¨ªs que, durante tres d¨¦cadas, ha permitido a Georgie Dann vivir aqu¨ª y cantar, no tiene autoridad moral ni penal para expulsar a los trabajadores extranjeros que vienen a buscarse la vida
Rajaba Rajoy acerca del nuevo proyecto de ley de Extranjer¨ªa, y me trazaba yo cruces de lo que nos obligan a hacer los extranjeros, no s¨®lo los inmigrantes, sino los del mundo entero en general, que como disponen de leyes, al parecer, mucho peores que la que nosotros hemos tenido durante cinco minutos o as¨ª, nos obligan a enmendalla, a empeoralla y a jodella, para no hacerles quedar mal como socios que son del orbe orbital al que pertenecemos. Reprimamos nuestra tendencia ancestral a la generosidad, por otra parte tan cristiana y vieja, tan espa?ola.Y ya puesta a discurrir sobre lo distintos que somos, di en reparar en c¨®mo nos distanciamos de los anglosajones, y cu¨¢nto mejor nos va a nosotros. Sin ir m¨¢s lejos, a Kim Novak le arras¨® la casa un pavoroso incendio mientras escrib¨ªa sus memorias y, viendo la actriz en las llamas una se?al, par¨® en seco para siempre, con lo cual a buen seguro habr¨¢ tenido que devolver el sustancioso adelanto a la editorial. M¨¢s h¨¦te aqu¨ª que, a muchas millas del lugar extranjero y casi al mismo tiempo, otro pavoroso azote incendiario casi alcanz¨® las pistas do padelea el presidente, en Les Platjetes, y ¨¦l no s¨®lo no vio en ello se?al, sino que sigui¨® tan campante, cualquiera que fuera la cosa que estuviera perpetrando en aquel momento. La Providencia, que es ¨¦l, se le autoapareci¨® en forma de Diputaci¨®n de Castell¨®n, y premi¨® su animoso esp¨ªritu con una subvenci¨®n para el campeonato de padeleo que tiene lugar cada a?o en las pistas no arrasadas, por pavoroso milagro.
Recio car¨¢cter, el espa?ol, y m¨¢s a¨²n el de su cat¨®lica clase media, lo que me recuerda el orden inverso en que se han desarrollado las venganzas de Botella contra dos hombres que abandonaron a sus santas por otras mozas. Caso a), ?lvarez Cascos matrimoni¨® con Gema y A. B. hizo ver que bendec¨ªa, asisti¨® al bodorrio civil vestida como si fuera religioso, y hoy el se?or Cascos juega al mecano todos los viernes en un rinc¨®n de la sala donde se re¨²ne el Consejo de Ministros. Caso b), Juan Villalonga decidi¨® unirse a Adriana Abascal, pas¨® lo que pas¨®, y A. B. se dio el gustazo de ir al funeral de la madre de Villalonga vestida con un ajustado y escotado traje sin mangas que era como de ir a por canap¨¦s al Ritz, y de dirigirle, adem¨¢s, reclinatorio de por medio, la sonrisa est¨¢ndar que Lady Macbeth inaugur¨® para despedir a los hu¨¦spedes. La foto, publicada por Semana en su edici¨®n del ¨²ltimo jueves, acredita que Villalonga tambi¨¦n sonri¨®. Pura histeria.
Volviendo a Rajoy, en su parlamento, vino a echar las culpas (de todo, en general) a la demagogia de los demagogos por haberse opuesto al proyecto de ley del PP antes de las elecciones a causa de "unos votos". Lo cual es tremenda falacia de las que pueden practicarse sin hincar la rodilla en tierra, porque lo que de verdad da votos, y ah¨ª est¨¢ el Gobierno para confirmarlo, es prometer expulsi¨®n y tentetieso. Otra falacia ser¨ªa que para que los inmigrantes legales vivan bien hay que perseguir a los que no pueden serlo. Mas ojo al parche. Al contrario que el inquietante delegado gubernamental de la cosa, Enrique Fern¨¢ndez-Miranda, que amenaz¨® con echarlos a pu?aos, Rajoy raj¨® que se les ir¨¢ largando conforme se les encuentre, en un impl¨ªcito mensaje tranquilizante a los empresarios que se enriquecen explot¨¢ndoles porque no se les ha legalizado previamente. Dilema, en el caso de que hubieran o hubiesen comisiones o propinas a regalar por el favor, ?habr¨ªa que mandarlas a la vicepresidencia primera o a Interior? Si por m¨ª fuera, eligir¨ªa Interior. No pueden imaginarse c¨®mo me hubiera gustado que Mayor Oreja hubiese declarado realmente a Le Monde mondiel que ya est¨¢ bien de buenos sentimientos. Porque servidora tambi¨¦n est¨¢ hasta las narices de tener que mostrar tanta educaci¨®n con los votados y sus votantes.
A unos y otros no tengo m¨¢s remedio que decirles que un pa¨ªs, es decir, ¨¦ste, que le ha permitido a Georgie Dann vivir en su territorio durante tres interminables d¨¦cadas con sus correspondientes veranos y canciones, un pa¨ªs as¨ª, se?ores, carece de autoridad moral y penal no ya para expulsar, sino para decidir qui¨¦n es legal o qui¨¦n no puede serlo de entre los trabajadores que vienen a buscarse la vida y que ni cantan ni tararean siquiera, ni motivos tienen.?lvarez Cascos
Ahora juega al mecano todos los viernes en un rinc¨®n
de la sala donde se re¨²ne el Consejo de Ministros
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