La tiran¨ªa de estar siempre bella
Responsabilidades
Lo dijo recientemente en estas p¨¢ginas Germaine Green: hay un mercado que se enriquece de d¨ªa en d¨ªa a costa de hacer creer a las mujeres que una de sus primeras obligaciones es la de estar bella y deseable a todas horas. Dicha idea parece planear sobre millones de mujeres occidentales, sea cual sea su estrato cultural, dejando tras de s¨ª una estela de f¨¦minas insatisfechas, cuando no deprimidas, en esa b¨²squeda infructuosa de la perfecci¨®n. La paradoja es que esta suerte de tiran¨ªa ha alcanzado su punto m¨¢s ¨¢lgido en una ¨¦poca que se caracteriza por las muchas conquistas sociales de la mujer.Si a comienzos de los noventa se consider¨® trasnochada a Naomi Wolf por afirmar "estamos en medio de una violenta reacci¨®n contra el feminismo, que utiliza im¨¢genes de belleza femenina como arma pol¨ªtica para frenar el progreso de la mujer", la escritora Lourdes Fern¨¢ndez Ventura recuerda en La tiran¨ªa de la belleza (Plaza & Jan¨¦s) c¨®mo ese ideal de perfecci¨®n se fue apoderando de la conciencia hasta alcanzar proporciones desorbitadas: "Para algunas mujeres que en los ochenta hab¨ªan accedido al mundo laboral y disfrutaban de la euforia de un consumismo l¨²dico (...), la sociedad posmoderna ofrec¨ªa la posibilidad de doblegar la naturaleza y abolir el paso del tiempo. El cuerpo se hab¨ªa convertido en objeto de culto. La preocupaci¨®n por la salud, por los adelgazantes, los cuidados cosm¨¦ticos, los deportes, las transformaciones mediante cirug¨ªa y otras manipulaciones corporales respond¨ªan a un hedonismo generalizado".
?C¨®mo se transform¨® el hedonismo en tiran¨ªa? Cuando el dios mercado descubri¨® la mina inagotable y se lanz¨®, v¨ªa moda y publicidad, a la conquista de la televisi¨®n, las revistas femeninas y los suplementos de los diarios de informaci¨®n general. A juzgar por las cifras, el objetivo est¨¢ cumplido: Seg¨²n Infoadex, en 1998 el sector de la belleza invirti¨® s¨®lo en publicidad 58.584 millones de pesetas, lo cual significa un incremento del 21,9 % respecto al a?o anterior. La cifra se queda peque?a si se la compara con el gasto anual espa?ol en productos de belleza e higiene que, seg¨²n cita Fern¨¢ndez Ventura, en el mismo a?o ascendi¨® a 700.000 millones.
Pero no es esa la ¨²nica causa. Como recuerda el soci¨®logo Enrique Gil Calvo, la mujer ha ca¨ªdo en la tiran¨ªa de la belleza "porque le da mucho poder a corto plazo. La belleza es una trampa para la que se dedica s¨®lo a eso, pero la que es un poco astuta trata de jugar con todas las barajas que puede: cultivar la imagen y la capacidad t¨¦cnica a la vez".
Joana Bonet, directora de Marie Claire, destaca la contradicci¨®n que hay en la mujer que, a la vez que detesta la servidumbre del aspecto f¨ªsico, siente c¨®mo ¨¦ste le proporciona un enorme placer, "el placer de encontrarse guapa, sentirse atractiva, joven y seductora; una forma nada desde?able de experimentar el poder y la ¨²nica consentida tradicionalmente a las mujeres", afirma.
El problema viene cuando, en aras de ese poder inalcanzable para la mayor¨ªa y siempre ef¨ªmero (juventud obliga) hacen acto de presencia trastornos como la anorexia y la bulimia. Seg¨²n Jaume Pag¨¨s, presidente de la Asociaci¨®n contra la Anorexia y la Bulimia de Barcelona, ¨¦ste es un problema que afecta a entre un 0,5% y un 1% de los j¨®venes espa?oles (entre 30.000 y 90.000), una cifra que crece a un ritmo del 20% anual, y a la que hay que a?adir otro dato que ha salido ahora a la luz: la anorexia tambi¨¦n afecta a las adultas. Lo ha dicho Gonzalo Morand¨¦, del Hospital Ni?o Jes¨²s de Madrid, quien ha realizado un estudio con otros especialistas. Y es que la m¨¢xima delgadez es igual a belleza y a ¨¦xito y est¨¢ peligrosamente interiorizada entre la poblaci¨®n.
Pero algo parece estar cambiando. Hace apenas un mes, la ministra de Sanidad, Celia Villalobos, present¨® en Madrid unas gu¨ªas para tratar estas dolencias en consultas y hospitales, y all¨ª declar¨® cu¨¢l era uno de los objetivos de su ministerio: "Tenemos que conseguir que desaparezca la cultura del cuerpo 10, que impone unos c¨¢nones de belleza que no coinciden en absoluto con los c¨¢nones de la salud".
En muchas ocasiones, las revistas de moda tienen que o¨ªr que ellas son las culpables de haber extendido el culto a la belleza, pero las cosas no son tan simples. La publicidad est¨¢ en todas partes, y sus mensajes no son sino reflejo de lo que palpita en la sociedad; es decir, hay una retroalimentaci¨®n entre ambas. S¨®lo as¨ª se explica que Marie Claire halla probado cambios, como poner en portada a la ex ministra Carmen Alborch y a la modelo Sophie Dahl (talla 44), que no fueron bien acogidos por las lectoras. Margarita Rivi¨¨re, autora de El mundo seg¨²n las mujeres (Aguilar) tiene una opini¨®n muy clara al respecto: "En mi generaci¨®n, la primera vez que o¨ªmos hablar del orgasmo fue en las revistas femeninas francesas (las espa?olas tardaron un poquito m¨¢s), pero si en los ochenta ayudaron a la liberaci¨®n de la mujer, ahora la est¨¢n castrando con un modelo de belleza imposible".
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