?xito sobre el escenario equivocado
Saint Etienne deber¨ªan actuar todos los a?os en Benic¨¤ssim". El comentario lo hizo un joven entusiasta y con todo su cuerpo empapado en sudor mientras se escabull¨ªa de la carpa Urbe.es al finalizar el concierto ofrecido por la banda de la divina Sarah Cracknell, Bob Stanley y Pete Wiggs. Cierto. Aunque, a estas alturas, resulta poco probable que los brit¨¢nicos vayan a dar el golpe y convertirse en un popular grupo de masas, tampoco son, precisamente, unos reci¨¦n llegados o un grupo de minor¨ªas. A Saint Etienne no les faltan seguidores y degradarles a la carpa de baile tras su triunfo en el escenario principal hace s¨®lo un par de a?os ¨²nicamente puede ser catalogado como un inconcebible acto de venganza o como un error cegato y garrafal. Descartada la primera opci¨®n, el p¨²blico no ces¨® de preguntarse a qu¨¦ mente privilegiada se le pudo ocurrir semejante idea y hubo quien, incluso, propuso otorgarle un premio a la escasez de olfato en la elaboraci¨®n de carteles festivaleros. La propuesta seguramente debi¨® partir de alguno de los muchos espectadores que tuvo que conformarse con seguir el concierto a trav¨¦s de las pantallas de v¨ªdeo situadas en el exterior de la carpa. A ver si toma nota quien le corresponda, vaya.
A nivel musical, Saint Etienne bordaron su actuaci¨®n. Y todo gracias a un repertorio seleccionado con evidente astucia y dise?ado para agradar a todo tipo de p¨²blicos: cl¨¢sicos instant¨¢neos como He's on the phone, Sylvie o su deliciosa lectura de el Only love can break your heart de Neil Young. Aunque tampoco faltaron piezas de m¨¢s reciente cosecha como Boy is crying o la largu¨ªsima How we used to live; es decir, luminosos coqueteos con la electr¨®nica de baile concebidos desde la nostalgia y con exquisito gusto. El a?o que viene que repitan.
Antes Laika ofrecieron una lecci¨®n de trip-hop hipn¨®tico y sideral y, despu¨¦s, el canadiense Gonzales abri¨® las puertas de par en par a los ritmos dise?ados para las pistas de baile m¨¢s o menos (sobre todo esto ¨²ltimo) convencionales. Lo de Gonzales es puro alcohol de garrafa, un espect¨¢culo grotesco, desproporcionado y, sin embargo, divertid¨ªsimo, que apuesta por la provocaci¨®n (tres canciones, como mucho, le dur¨® el vestido a su acompa?ante femenina antes de quedarse s¨®lo con un ce?id¨ªsimo y muy, muy fresquito atuendo color fucsia) y el hip-hop, funk y break beat m¨¢s t¨®rrido y pele¨®n. Algo as¨ª como el Jon Spencer de la electr¨®nica.
Le sigui¨® el combo Faze Action cuando la mayor parte del p¨²blico presenciaba el pase de Primal Scream en el escenario principal. Poca afici¨®n, pero entretenida. Y es que el funk supervitaminado de pelo a lo afro y pata de elefante que se gasta la banda no tiene desperdicio. A partir de ah¨ª, con Le Hammond Inferno o The Micronauts, el ritmo ya no perdi¨® fuelle.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.