"Con los Borbones, Espa?a entra en la reflexi¨®n emp¨ªrica"
Trescientos a?os han pasado desde que el primer Borb¨®n, Felipe V, le ganara la partida a los Austrias tras una terrible guerra de 13 a?os que modific¨® profundamente el paisaje espa?ol. Primer rey de la nueva dinast¨ªa, azotado por fuertes depresiones y con una gran conciencia escrupulosa, protagoniz¨® unos de los periodos m¨¢s interesantes de la reciente Historia espa?ola: fue el monarca que articul¨® el armaz¨®n del Estado tal y como hoy lo conocemos y que cambi¨® la mentalidad de la sociedad espa?ola. Import¨® de su pa¨ªs, Francia, el pensamiento de la Ilustraci¨®n, la ciencia, y las artes. "La idea de Espa?a progresa a partir de Felipe V, que a pesar de su mala prensa, introduce en el siglo XVIII un concepto de Estado m¨¢s moderno y m¨¢s acorde con el signo de los tiempos y es quien moderniza su estructura. Ofrece mayores servicios, lo que genera m¨¢s burocracia y por eso necesita centralizar la Administraci¨®n. Ese centralismo es la gran conquista de los derechos individuales y un elemento que trata de acabar con las grandes desigualdades sociales procedentes de las anteriores monarqu¨ªas absolutistas", explica el historiador Fernando Garc¨ªa de Cort¨¢zar, autor de una treintena de obras, entre otras, La breve Historia de Espa?a, un best seller a juzgar por las ventas: m¨¢s de 400.000 ejemplares. Este historiador, que define la personalidad de Felipe V como la de "un obseso sexual, v¨ªctima del confesionario", destaca que con este rey lleg¨® la renovaci¨®n de la ciencia y del pensamiento y se esmer¨® con el idioma al crear la Real Academia Espa?ola (RAE). "Se abandona el cielo teol¨®gico de los Austrias e introduce a la sociedad espa?ola en la reflexi¨®n emp¨ªrica. En las universidades se crean varios departamentos como el de econom¨ªa, biolog¨ªa y ciencias naturales". Pero la historiograf¨ªa catalana nunca le perdon¨® a Felipe V que proyectara su mirada hacia Am¨¦rica en lugar de hacia el Mediterr¨¢neo. Un juicio en cierto modo injusto, seg¨²n Garc¨ªa de Cort¨¢zar, quien lamenta que otros reyes anteriores no hubieran impulsado a Espa?a hacia Am¨¦rica, el gran fil¨®n: "Al contrario, el sue?o imperialista de Carlos V desangr¨® a Castilla a pesar de la inyecci¨®n econ¨®mica procedente de Am¨¦rica". El historiador contrarresta esta cr¨ªtica negativa con dos ventajas que, a su modo, obtuvo Catalu?a bajo el reinado de Felipe V: "Le permiti¨® iniciar a esa zona del Mediterr¨¢neo el comercio con Am¨¦rica -que era privativo de la Corona de Castilla-, del que obtuvo tantos beneficios, que m¨¢s adelante, en el siglo XIX, fueron la base econ¨®mica para afrontar con gran ¨¦xito la revoluci¨®n industrial".
El autor de Biograf¨ªa de Espa?a ha participado esta semana en el curso De Felipe V a Juan Carlos I: tres siglos en el camino hacia la modernidad, en la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo (UIMP) en Santander. Un recorrido hasta finales de este siglo, que ha sido especialmente convulso para la monarqu¨ªa espa?ola: desde 1923 a 1931 el poder estuvo en manos del dictador Miguel Primo de Rivera; en 1931 Alfonso XII sale hacia el exilio al proclamarse la Segunda Rep¨²blica; y, tras la dictadura franquista, no se restaura la monarqu¨ªa hasta 1978. Garc¨ªa de Cort¨¢zar no considera que Franco fuera especialmente mon¨¢rquico ni tampoco lo contrario. "Franco, como militar que era, no ten¨ªa ideolog¨ªa. En realidad ¨¦l era una especie de rey sin corona. En su cosmovisi¨®n una monarqu¨ªa, conservadora y cat¨®lica, tiene un cierto poso. Seguramente era m¨¢s mon¨¢rquico que republicano, porque acab¨® sublev¨¢ndose contra la Segunda Rep¨²blica. Franco lo que hizo fue jugar con todos: con Don Juan, padre de Juan Carlos I, asust¨¢ndole; y con los carlistas, a los que alent¨® sus aspiraciones de reinar, con Carlos Hugo. El problema de Franco es que la monarqu¨ªa le pod¨ªa interesar, pero su pragmatismo, su sentido acomodaticio al terreno y a las circunstancias, su querencia hacia el autoritarismo y el catolicismo, le llev¨® a apoyarse en la Falange, que era muy poco mon¨¢rquica y a la que exprimi¨® y manipul¨® para obtener siempre su aplauso".
A su juicio, la Monarqu¨ªa de Juan Carlos I no tiene un hilo conductor respecto a los reinados de sus antecesores. "Su reinado es original. Es admirable que Juan Carlos I, procediendo de la Dictadura, se despojase de los poderes que recibi¨® y del d¨¦ficit democr¨¢tico que tienen sus or¨ªgenes". El historiador opina que la sociedad espa?ola no es especialmente mon¨¢rquica, en parte, "porque no ha habido en la Historia de Espa?a monarcas que suscitaran grandes pasiones, y en general, sus reyes han sido bastante absentistas, pero tampoco ha existido en Espa?a un frente antimon¨¢rquico. Hay una teor¨ªa sobre el doble cuerpo del Rey: un cuerpo no perecedero y otro mortal, y esta teor¨ªa aqu¨ª se aplicar¨ªa a que s¨®lo tienen un cuerpo humano, perecedero. No existe la divinizaci¨®n de la Monarqu¨ªa, que se da en la inglesa. Esto lo podemos ver en los retratos. Goya pint¨® a un Carlos IV vulgar, algo impensable en otras monarqu¨ªas en las que cualquier rey hubiera ejecutado a su pintor".
El autor de La breve historia del siglo XX, retrata as¨ª al resto de los reyes de la dinast¨ªa borb¨®nica. Fernando VI: "Bastante anodino, inclinado m¨¢s hacia la ¨®pera y las representaciones teatrales que a las tareas de gobierno; pacifista, bajo cuyo reinado se renueva la industria". Carlos III: "Un rey con excesiva buena prensa, cazador como muchos, pero que supo rodearse de importantes ministros ilustrados". Carlos IV y Fernando VII: "El mejor retrato es el que hizo Goya de ellos. Sin embargo, Fernando VII fue generoso y gracias a que don¨® al estado sus colecciones de pintura privadas se cre¨® el Museo del Prado". Isabel II: "No supo estar a la altura de las circunstancias en un momento en el que se configura Espa?a como naci¨®n. Fue una pobre mujer mal preparada, que probablemente quiso mucho a Espa?a, pero bastante desastre; y con una vida privada extremadamente agitada, v¨ªctima de las cuestiones de Estado". Alfonso XII: "Un buen rey constitucional, que acept¨® hasta en su vida privada las disposiciones de sus jefes de Gobierno". Alfonso XIII: "Un rey m¨¢s bien del siglo XIX que del XX". Y Juan Carlos I: "Hizo un buen matrimonio y tiene el gran m¨¦rito de que, a pesar de haber convivido con un dictador, no le ha dejado huella".
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