Lencer¨ªa para machos
En alguna revista de la patacada -que es como en Catalu?a llamamos a lo m¨¢s bajo- el renombrado trovador Alejandro Sanz comunica que nunca se ha acostado con ning¨²n hombre. Buena noticia para las quincea?eras, que a lo peor se crucificar¨ªan vivas si uno de los ¨ªdolos les saliese lagartona, y mala noticia para muchos hombres que desvirgar¨ªan gustosos al Alejandro de marras porque el zagal -se vio ayer en el color¨ªn de EL PA?S- tiene un polvo que se lo pisa. Que al no probar a los hombres desaproveche a la mitad de la raza humana es su problema, pero el m¨ªo verdadero es que me importa un pito con qui¨¦n se acuesta Alejandro Sanz y lo mismo debiera ocurrirles a los periodistas, que igual se han inventado tal jeremiada. Tambi¨¦n pudiera ser para acallar a una opini¨®n p¨²blica que cada vez se muestra m¨¢s reaccionaria, lo cual equivale a decir idiota. Porque, let's face it, Alejandro Sanz ser¨ªa igual de buen cantante si se acostase cada noche con un camionero distinto -hay efebos a quienes les molan sudados y con olor a gasolina- o podr¨ªa ser un p¨¦simo cantante siendo Tenorio, por lo cl¨¢sico, o putero por lo ansioso. ?l, lo que tiene que procurar es que los corazones le salgan part¨ªos con grand classe, y quien se lo parta es cosa suya. Y las fans que se fastidien, por borregas. ?Ay, esos Tadzios modernos, que no acaban de asumir su importancia en el mundo!A m¨ª me pareci¨® escandaloso que Ricky Martin se querellase porque una revista le hab¨ªa tratado de homosexual, lo cual equivale a considerar la homosexualidad como un delito. Y es que estamos hablando de Ricky, el sabros¨®n, ese odalisco cuyos meneos no los igualar¨ªa Nin¨®n Sevilla ni Merche Barba ni Mar¨ªa Antonieta Pons y otras rumberas de empaque. Las rumberas de los a?os cincuenta ten¨ªan m¨¢s cojones, pues si es cierto que la impar Nin¨®n -in¨¦dita en Espa?a- rod¨® Aventurera, no lo es menos que protagoniz¨® No niego mi pasado. Y de ella debieran aprender todos esos mocitos que, con m¨¢s plumas de Mistinguette, quieren convencernos de que son m¨¢s machos que John Wayne.
Lo cierto es que no es macho todo lo que reluce. En sus memorias, Esther Williams, la sirena de nuestra infancia, ha contado sus amores con Jeff Chandler, que se hizo famoso como el indio Cochise. Este s¨ªmbolo del machismo yanqui escond¨ªa dos cosas: que era jud¨ªo, de nombre Ira, y que en la soledad de su alcoba le gustaba vestirse de mannequin de Balenciaga, talle sirena, escote ba?era y sostenes, bragas y medias incluidas. Jeff tiene p¨¢gina en la Red -vis¨ªtenla, las fotos son magnificas-, a cargo de una admiradora que contin¨²a present¨¢ndole como el all american male, del mismo modo que Esther Williams era el prototipo de la americana deportiva, sana e ¨ªntegra. S¨®lo que cuando vio al s¨ªmbolo macho con el miembro viril escondido bajo bragas de sat¨¦n, se le cay¨® el indio al suelo.
Ni a m¨ª ni a cualquier persona sensata le caer¨ªa nada al suelo de averiguar con qui¨¦n se acuestan Ricky Martin y Alejandro Sanz. De hecho, a las personas sensatas y a m¨ª nos importa un pito el tema. S¨®lo que en su alarmante juventud esos divos parecen ignorar que los vericuetos de la sexualidad son m¨²ltiples y variopintos. Y como le dijo la Virgen de Lourdes a Bernardette Soubirious: "Cada uno en su sexo y Dios en el de todos, tontita".
lectores@terencimoix.com
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