La noche m¨¢s larga
Cientos de personas evacuadas por el fuego pernoctaron en polideportivos o en las playas
Las noches intensas suelen dejar resaca. Y mal sabor de boca. La del domingo, en el Alt Empord¨¤, no fue una excepci¨®n. El olor a tierra quemada, las cenizas y el ruido de los hidroaviones despertaron con el alba a las cerca de 150.000 personas, en su mayor¨ªa turistas, que en pleno agosto se alojan en la zona afectada por el incendio del Cabo de Creus.El despertar fue un suplicio. Sobre todo para los habitantes de las urbanizaciones desalojadas y los turistas que hasta ayer dorm¨ªan en el c¨¢mping L' Ombra de Llan?¨¤. En este complejo, nueve caravanas y varias tiendas de campa?a desaparecieron engullidas por las llamas. S¨®lo quedaron hierros. "?Ve esta ceniza? Era la caravana de unos clientes de toda la vida". Quien as¨ª lo dec¨ªa es Marc, hijo del propietario.
Desde primera hora de la ma?ana el chaval paseaba por el c¨¢mping hablando con los turistas, los periodistas y los curiosos que se acercaban hasta all¨ª para ver c¨®mo hab¨ªa quedado la zona despu¨¦s del incendio. Su padre estaba consternado. "F¨ªjese en esta ventana. Se ha doblado" mostraba un hombre que, afortunadamente, salv¨® casi todas sus pertenencias. "He tenido m¨¢s suerte que mis vecinos. Ellos lo han perdido todo. Hasta la ropa".
A media ma?ana, la vida en el c¨¢mping se normaliz¨®. Los ni?os volv¨ªan a montar en bici, la gente esperaba para ducharse y algunos se fueron a la playa a relajarse. Hab¨ªa prisa para olvidar. En el camino de acceso, varios charcos testimoniaban que, unos metros m¨¢s arriba, dos camiones de bomberos remojaban la zona. "No queda nada por quemar, pero el fuego a¨²n est¨¢ cerca" alertaba un bombero.
Los desalojados de las urbanizaciones tampoco tuvieron un buen despertar. Unas 300 personas pasaron la noche durmiendo, o intent¨¢ndolo, en el polideportivo de Roses. El ayuntamiento se encarg¨® de organizar la acogida. Muchos de los vecinos acudieron all¨ª hasta dos veces. "A mediod¨ªa ya nos desalojaron. Nos trajeron aqu¨ª y m¨¢s tarde volvimos a casa. Por la noche nos volvieron a evacuar". Las idas y venidas fueron una constante.
En la pista del polideportivo se dispusieron varias decenas de colchones. No hab¨ªa para todos, pero nadie se quej¨®. "No estamos acostumbrados a estas situaciones, pero lo hemos hecho tan bien como hemos sabido" aseguraba Silvia Ferrer, concejal de Bienestar Social.
Dos kil¨®metros m¨¢s al norte, el fuego ard¨ªa sin control. Las carreteras estuvieron cerradas casi toda la noche. Los Mossos d'Esquadra escoltaron a aquellos que ten¨ªan que circular por ellas, pero con cuentagotas.
Otros optaron por pernoctar en la playa. En Llan?¨¤ y Port de la Selva la noche se vivi¨® al lado del mar. El humo lo invad¨ªa todo y s¨®lo el agua proporcionaba cierta tranquilidad. El resto del n¨²cleo urbano permanec¨ªa desierto y sin luz. Con el amanecer, el humo empez¨® a ascender con m¨¢s verticalidad. La tramontana dejaba de soplar y los bomberos se mostraban m¨¢s optimistas. "El viento est¨¢ aflojando. Esto se acaba".
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