El honor

Hay palabras que rara vez aparecen en los titulares de los peri¨®dicos. Por eso no es extra?o que el otro d¨ªa me detuviera ante una de ellas mientras tomaba el primer caf¨¦ del d¨ªa. Subrayada por un entrecomillado aparec¨ªa la palabra "honor", un vocablo que tiene, a la vez, connotaciones calderonianas y mafiosas.El honor del que hablaba el peri¨®dico era el del alcalde de Marbella, Jes¨²s Gil, y el de todo su Ayuntamiento, que, aparentemente, podr¨ªa peligrar si se difundiera el informe del Tribunal de Cuentas que les anima a justificar unos 40.000 millones de pesetas.

Ten¨ªa curiosidad por leer este informe, que pod¨ªa aclarar cu¨¢l es el modelo de gesti¨®n de Gil, un modelo que prima la eficacia sobre los procedimientos, seg¨²n vino a decir su abogado, Horacio Oliva, en el alegato final del juicio de las camisetas.

Es una pena. El informe del Tribunal de Cuentas podr¨ªa dar a conocer las verdaderas causas del milagro econ¨®mico del GIL, un milagro a la inversa que ha conseguido que, a pesar de la favorable situaci¨®n econ¨®mica, a pesar de que se han vendido hasta las zonas verdes a trav¨¦s de opacos convenios urban¨ªsticos y a pesar de que se han permitido ins¨®litos aumentos en los vol¨²menes de edificaci¨®n, el Ayuntamiento de Marbella -que ten¨ªa super¨¢vit cuando lleg¨® Gil- arrastre ahora un d¨¦ficit cuyo montante se ignora pero que, seg¨²n diversos c¨¢lculos, oscila entre los 50.000 y los 100.000 millones de pesetas.

A falta de informe, me refugio en el diccionario de Mar¨ªa Moliner para tratar de superar algunas de mis dudas. Busco la palabra "honor" y encuentro que es la "cualidad de la persona que, por su conducta, es merecedora de la consideraci¨®n y respeto de la gente".

Es probable que Gil tenga derecho preservar su honor, aunque sea dudoso que merezca "la consideraci¨®n y el respeto de la gente" alguien que comenz¨® a ser conocido despu¨¦s de que, en una urbanizaci¨®n construida por ¨¦l, 58 personas murieran aplastadas gracias a su "avidez de lucro inmoderado", seg¨²n rezaba la sentencia condenatoria.

En Marbella la palabra "honor" est¨¢ de moda. El propietario de la empresa inmobiliaria ?vila Rojas considera que las denuncias hechas por la diputada de Los Verdes, Inmaculada G¨¢lvez, ponen en peligro su honor. Por cumplir con su obligaci¨®n ciudadana, la diputada tiene que encarar ahora una querella por injurias.

Hay otros que tienen m¨¢s suerte, como el delegado de Obras P¨²blicas en M¨¢laga, que no ha puesto en peligro el honor de nadie. Nunca la Junta ha denunciado ninguna obra ilegal en Marbella. Pero ah¨ª sigue el delegado, cuya fuerza est¨¢ en que goza de la "confianza pol¨ªtica" del consejero que le nombr¨®, lo que no es sino un eufemismo para evitar decir que los dos son del mismo pueblo.

Quiz¨¢ sea tambi¨¦n para preservar el honor de algunos alcaldes y constructores por lo que la Junta sigue sin cumplir la promesa que hizo hace m¨¢s de un a?o: abrir oficinas que investiguen las irregularidades urban¨ªsticas del litoral de C¨¢diz y M¨¢laga. Pero siempre hay esperanzas: seguro que se volver¨¢ a repetir esta promesa en la pr¨®xima campa?a electoral. Mientras existan votantes incautos seguir¨¢n valiendo m¨¢s las promesas que los hechos.