"Las vanguardias musicales est¨¢n en proceso de extinci¨®n"
A pesar de llevar casi 25 a?os viviendo en Estados Unidos, el compositor Leonardo Balada (Barcelona, 1933) no ha perdido nunca el contacto con Espa?a. Las visitas a su familia en Catalu?a y la interpretaci¨®n de sus obras, programadas con frecuencia por las orquestas espa?olas, le sirven de excusa para volver, pero no reprime su deseo de convertir estos espor¨¢dicos retornos en un regreso definitivo cuando se retire. "Me fui a Estados Unidos en 1956 porque Espa?a, en m¨²sica, era un desierto. Las cosas han cambiado, pero lo malo de este pa¨ªs siguen siendo las batallas y rencillas en las que se enfrentan los propios artistas", dice.Balada, actualmente catedr¨¢tico de composici¨®n de la Universidad Carnegie Mellon de Pittsburgh (Pensilvania), ejerce desde el pasado lunes y hasta el pr¨®ximo 16 de agosto su magisterio en Torroella de Montgr¨ª, en el curso de composici¨®n que en 1995 cre¨® el festival de m¨²sica de la poblaci¨®n gerundense. ?ste es el cuarto curso que dirige en Torroella y en esta edici¨®n tiene nueve alumnos espa?oles y cuatro estadounidenses.
"Ser vanguardista significa ser nuevo, pero en m¨²sica las vanguardias remiten a los a?os sesenta y actualmente est¨¢n en proceso de extinci¨®n", dice Balada. "Francia es uno de los pocos pa¨ªses en que las vanguardias no han desaparecido, problamente por la fuerte personalidad de Pierre Boulez, que ha ejercido una gran influencia entre los compositores de su pa¨ªs. En Espa?a, la influencia tambi¨¦n es fuerte, y lo noto en los alumnos del curso, que en su mayor¨ªa han estudiado con maestros seguidores de los vanguardistas de los sesenta".
El compositor barcelon¨¦s asegura que lo realmente importante no es ser vanguardista, sino tener una personalidad propia. "Es tan malo un compositor vanguardista que imita el estilo de Stravinski como un cl¨¢sico que imite a Mozart. Lo importante en un creador es la personalidad", sentencia, y a?ade: "Actualmente los ismos ya son historia. Menos matar a la madre, socialmente hoy todo est¨¢ permitido en el mundo de la m¨²sica. Parece como si la democracia nos hubiera llevado a un desenfreno. Lo ¨²ltimo en Estados Unidos es jugar con la banalidad, la simplicidad extrema a la hora componer una partitura. Todav¨ªa no he podido saber con qu¨¦ finalidad".
Balada reconoce que, a diferencia de los compositores de la generaci¨®n anterior, los j¨®venes desean que la m¨²sica que hacen conecte con el p¨²blico, pero considera que no existe ninguna ¨¦poca que haya sido mala para la m¨²sica. Ni siquiera la situaci¨®n en la que en la d¨¦cada de los sesenta y setenta crearon los compositores, alej¨¢ndose de una forma abismal del p¨²blico. "No digo que fuera necesario romper el lazo que un¨ªa al compositor con el p¨²blico, pero el resultado ha sido bueno. Ha permitido una pausa, una especie de purga que ha facilitado la reflexi¨®n y la ruptura con un pasado que ejerc¨ªa una influencia muy fuerte. Claro que ha sido una purga parcial, porque no todo el p¨²blico se la ha tomado acudiendo a las salas de conciertos para escuchar m¨²sica vanguardista". El Festival de Torroella, con la colaboraci¨®n de la Sociedad General de Autores, estrenar¨¢ en concierto en la edici¨®n del pr¨®ximo a?o una selecci¨®n de las mejores obras compuestas por los alumnos del curso. "Es un aliciente para los estudiantes, que en ediciones anteriores ten¨ªan garantizada la lectura o interpretaci¨®n de sus obras en Pittsburgh por un conjunto de m¨²sica contempor¨¢nea que fund¨¦ hace a?os", explica Balada.
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