Frenes¨ª diplom¨¢tico

A medida que entra en ebullici¨®n la actividad internacional de los protagonistas del conflicto de Oriente Pr¨®ximo se multiplican los gui?os que ven en este fren¨¦tico deambular el preludio de una nueva cumbre, quiz¨¢ en septiembre, para atar lo que no pudo hacerse en Camp David. Arafat, por parte palestina; los ministros Sim¨®n Peres y Shlomo Ben Ami, por la israel¨ª, y el subsecretario de Estado Edward Walker, por EE UU, presionan urbi et orbi a los diferentes gobiernos que pueden influir en el proceso, a un mes de la fecha elegida por Arafat para proclamar el Estado palestino. Espa?a no ha escapado al fragor. En sus encuentros con los jefes diplom¨¢ticos palestino e israel¨ª, Josep Piqu¨¦ ha renovado el ofrecimiento hecho durante su visita a Washington para que Madrid albergue, diez a?os despu¨¦s, una nueva conferencia de pacificaci¨®n como la que abri¨® el camino a los acuerdos de Oslo de 1993. El titular de Exteriores anunciaba tambi¨¦n, precipitadamente, la aceptaci¨®n espa?ola de la eventual proclamaci¨®n unilateral, el 13 de septiembre, del Estado palestino. Mucho m¨¢s cauteloso ha sido el representante de la Uni¨®n Europea, Javier Solana. La UE -pese a sus esfuerzos, un convidado de piedra en un di¨¢logo arbitrado en ¨²ltima instancia por Washington- est¨¢ formalmente a favor de un Estado palestino, pero sin avalar fecha concreta. Los dirigentes europeos con los que Arafat se ha visto han coincidido en lo precipitado de un movimiento que podr¨ªa torpedear el clima negociador existente. El l¨ªder palestino est¨¢ recibiendo consejos similares en su propio campo. El presidente egipcio, Mubarak, mediador destacado, suger¨ªa ayer que aqu¨¦l podr¨ªa reconsiderar su decisi¨®n.

Camp David ha servido para que los dos enemigos hist¨®ricos convergieran en algunos aspectos fundamentales para la paz. Pero permanece Jerusal¨¦n, la roca contra la que se estrell¨® la cumbre patrocinada por Clinton y leit motiv b¨¢sico de esta escalada diplom¨¢tica. Hasta el punto de que el nuevo ministro de Exteriores israel¨ª, Ben Ami, que ha sido embajador en Espa?a durante cuatro a?os y est¨¢ profundamente implicado en el proceso negociador, ha solicitado la mediaci¨®n del rey Juan Carlos ante algunos dirigentes ¨¢rabes para facilitar la soluci¨®n del contencioso sobre la ciudad que ambos bandos consideran irrenunciable.

Cualquier contribuci¨®n espa?ola para zanjar un conflicto de medio siglo debe ser bienvenida. Pero el planteamiento de una conferencia de reconciliaci¨®n a un a?o vista parece prematuro en las circunstancias actuales. Es un tiempo extraordinariamente largo en el vol¨¢til escenario de Oriente Pr¨®ximo. Habr¨¢ un nuevo inquilino en la Casa Blanca -¨¢rbitro decisivo de cualquier compromiso- y quiz¨¢ un nuevo Gobierno en Israel en lugar del debilitado Barak, tal vez no tan predispuesto. Lo apropiado es aferrarse a la oportunidad inminente. Si cuaja y se puede solemnizar en Madrid, mejor.