JACOBS TRIUNFA EN INNSBRUCK
Ren¨¦ Jacobs y Stephen Lawless han presentado con rotundo ¨¦xito, en la 24? edici¨®n del Festival de M¨²sica Antigua de Innsbruck, un espect¨¢culo lleno de sugerencias, La Griselda, ¨²ltima ¨®pera de Alessandro Scarlatti, con libreto de Apostolo Zeno basado en historias extra¨ªdas de Bocaccio y Petrarca.El Festival de M¨²sica Antigua de Innsbruck estrena directora, la joven inglesa Sarah Wilson. Sus primeras manifestaciones han sido una inyecci¨®n de vitalidad. "Arte significa encuentro, discusi¨®n, provocaci¨®n, confrontaci¨®n", ha dicho. Y ha defendido la frescura, novedad y hasta modernidad de la m¨²sica antigua, que sirve en los turbulentos tiempos pol¨ªticos actuales para mirarnos en ella como en un espejo.
Este a?o, el Festival de Innsbruck se desarrolla alrededor de la idea Caos y luz. No es casual que sea La Creaci¨®n, de Haydn, la obra con la que el festival acude invitado a la Expo 2000 de Hannover, unos d¨ªas despu¨¦s del concierto en Innsbruck. La Creaci¨®n es el n¨²cleo alrededor del que pivota esta edici¨®n del festival, que tiene en ¨®peras de Scarlatti y Giovanni Legrenzi sus puntos de primera referencia. Pero desde La Griselda, que se present¨® anteayer, hasta La divisione del mondo, de Legrenzi, con la batuta de fuste de Thomas Hengelbrock, con la que se cierra el pr¨®ximo 27, hay un pu?ado de conciertos intermedios en los que no faltan est¨ªmulos.
Hasta llegar a la parte central del festival se han ido calentando motores con un ciclo Bach y con una serie de conciertos en la Sala Espa?ola del Castillo de Ambras. El marco de Ambras tiene un encanto muy especial y, despu¨¦s de los conciertos de aperitivo, ayer actu¨® el formidable conjunto Mala Punica, dirigido por Pedro Memelsdorff, en un programa dedicado a madrigales de don Paolo da Firenze.
Otros programas de gran atractivo en Ambras son: el recital con la soprano Maria Cristina Kiehr, sobre textos de Petrarca; el dedicado a El nacimiento de la ¨®pera, con una selecci¨®n de arias de las ¨®peras de Jacobo Peri y Giulio Caccini, ambas de 1600, sobre el texto Euridice, de Rinuccini, y el recital al clave de Gustav Leonhardt, en un recorrido de Froberger a Bach. Paralelamente con el festival se celebran las Academias Internacionales de Verano de M¨²sica Antigua.
El tir¨®n principal se produce, en cualquier caso, con las ¨®peras, una actividad que se remonta a 1980 y que a partir de 1991 no ha bajado de dos t¨ªtulos por a?o. Con ello se han representado ya unas 30 obras (a las que habr¨ªa que a?adir 20 m¨¢s en versi¨®n de concierto) de autores como Monteverdi, Cesti, Cavalli, Landi, Hasse, Scarlatti, Mazzocchi, Haendel, Caldara, Biber, Blow o Purcell, sin que los l¨ªmites de fechas sobrepasen el tiempo de Mozart y de todos modos, casi como una excepci¨®n: una Finta semplice hace una d¨¦cada y una versi¨®n en concierto de Cos¨ª fan tutte el a?o pasado. La recuperaci¨®n y el descubrimiento de ¨®peras del periodo barroco son unas de las constantes de un festival que sabe buscar imaginativas variaciones sin necesidad de salirse del gui¨®n.
En esa l¨ªnea se inscribe La Griselda, mostrada anteriormente este mismo a?o en la ?pera de Berl¨ªn (Unter den Linden). Jacobs no ha dudado en calificarla como una de las ¨®peras m¨¢s irresistibles de la abundante producci¨®n de Scarlatti. La direcci¨®n musical ha estado en consonancia. Jacobs es, adem¨¢s, un magn¨ªfico director de voces y, as¨ª, ha sabido sacar todo el partido imaginable a cantantes como Veronica Cangemi, Miah Persson, Malena Ernman, Lawrence Zazzo y Artur Stefanowicz, que redondearon una de esas actuaciones quiz¨¢ no particularmente brillantes, pero llenas de musicalidad, de encanto mel¨®dico, de entrega ilusionada.
La puesta en escena de S. Lawless no se anduvo por las ramas. Subray¨® el car¨¢cter aleg¨®rico, ceremonioso y hasta legendario de la obra con elementos muy precisos utilizados con sencillez y ritmo esc¨¦nico. Los libros, los trajes, los dos niveles de representaci¨®n, los muros o las telas blancas, se pon¨ªan al servicio del desarrollo psicol¨®gico de unos cantantes-actores que iban construyendo sus personajes con esmero, logrando una conexi¨®n emocional con el p¨²blico cada vez m¨¢s cercana.
En cualquier caso, lo fundamental fue el equilibrio colectivo entre voces, orquesta y teatro, pero habr¨ªa que destacar el nervio, la precisi¨®n y la visi¨®n global que, en todo momento, despleg¨® Ren¨¦ Jacobs. El ¨¦xito fue enorme.
Una atm¨®sfera relajada
En Innsbruck no hay un aluvi¨®n de conciertos diarios al estilo de otros festivales de m¨²sica antigua, ni tampoco es imprescindible el desfile permanente de estrellas como en Beaune, en la Borgo?a francesa. Treinta son los actos musicales a lo largo de los dos meses de verano en Innsbruck, de los cuales 21 se centran en el periodo que va desde el 11 al 27 de agosto. Raro es el d¨ªa en que hay dos conciertos, exceptuando las matinales de ¨®rgano. Y uno de los dos ¨®rganos que se utiliza, el de la Corte Imperial, admite ¨²nicamente 88 espectadores por sesi¨®n. Es gracias a estas cosas, y tambi¨¦n a la belleza de los marcos hist¨®ricos y a la de la propia ciudad, por lo que el Festival de Innsbruck goza de una atm¨®sfera relajada, casi confidencial.
La Sala Espa?ola del castillo de Ambras tiene capacidad para 382 espectadores; el Teatro de la ?pera, para 831, y El Palacio de Congresos, para 1.380 (¨²nicamente se toca este a?o all¨ª La Creaci¨®n). La asistencia total se sit¨²a entre 15.000 y 18.000 espectadores; algunos de ellos son espa?oles. Un grupo de bilba¨ªnos se desplaz¨® desde Salzburgo, donde asist¨ªan al festival, al estreno de La Griselda, y ya han reservado sus localidades para volver a Innsbruck la pr¨®xima semana con motivo de La divisione del mondo y de La creaci¨®n.
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