Talento y rencor
Rato sabe m¨¢s que Judas, pero le falta el rencor de clase necesario para vender por 30 monedas a su maestro. ?l habr¨ªa pedido 4.000 millones, como Villalonga, poniendo en peligro todo el 'corpus' prof¨¦tico
Casi al mismo tiempo que Alierta renovaba la c¨²pula de Telef¨®nica, el Papa fichaba a Michel Camdessus, ex director del Fondo Monetario Internacional, para que le lleve las cuentas. Entiendo mejor los cambios de Alierta en Telef¨®nica que los de Juan Pablo II en el Vaticano. Alierta est¨¢ determinado por un n¨²cleo duro que, como su nombre indica, le obliga a rodearse de tiburones para sobrevivir. Pero el Vaticano, pese a la apariencia de parque tem¨¢tico, no cotiza en Bolsa y carece de la presi¨®n diaria de los inversores. No se comprende esta pasi¨®n de Wojtyla por los tiburones financieros (tiene m¨¢s: entre ellos, a S¨¢nchez Asia¨ªn), que ni creen en Dios ni falta que les hace.Si Jesucristo, en lugar de nombrar a Judas ministro de Econom¨ªa, hubiera fichado a Rato, la historia de la humanidad habr¨ªa sido otra. Y no es que Rato sepa menos que Judas. Al contrario, sabe m¨¢s, en todos los sentidos, pero le falta el rencor de clase necesario para vender por 30 monedas a su maestro. ?l habr¨ªa pedido 4.000 millones, como Villalonga, poniendo en peligro la operaci¨®n, y con ella, todo el corpus prof¨¦tico. A la hora de la verdad, la gente que funciona es la de extracci¨®n social baja. De no ser por un individuo marginal como Al¨ª Agca no se habr¨ªa cumplido el tercer secreto de F¨¢tima y muchos habr¨ªamos perdido la fe. No me imagino cumpliendo el tercer secreto de F¨¢tima a un director del FMI. Ni siquiera a un ex presidente de Telef¨®nica. Ni a Carlos Abella, el c¨®nsul de Espa?a que dej¨® sin protecci¨®n, por pobre, a un espa?ol condenado a muerte (ahora est¨¢ en el Vaticano, de embajador: se ve que Wojtyla tiene olfato). Para trabajos de esta naturaleza, en fin, hace falta gente curtida, como Judas, como Al¨ª Agca, o como yo mismo. Lo que pasa es que a m¨ª no me llaman.
S¨¦ de lo que hablo porque soy escritor, un oficio que requiere tambi¨¦n considerables dosis de resentimiento. A ning¨²n editor con dos dedos de frente se le ocurrir¨ªa buscar escritores en La Moraleja. No porque no los haya, desde luego, pero ser¨¢n felices y tendr¨¢n un pensamiento econ¨®mico previsible, como Camdessus, bajo cuyo mandato se han acentuado las diferencias mundiales entre pobres y ricos. Es tan incompatible cumplir el mandato evang¨¦lico de la mano de Camdessus como honrar la memoria del duque de Ahumada de la mano de Rold¨¢n.
Son cosas que pienso dentro de mis limitaciones. A veces se me acercan chicos j¨®venes que quieren escribir sin tener ninguna minusval¨ªa a la vista, y yo siempre les pregunto lo mismo.
-?T¨² odias?
-?El qu¨¦?
-Cualquier cosa: la gastronom¨ªa, el bricolaje, la autoayuda...
-Pues no, francamente.
-Pues t¨² eres como Camdessus. Puedes escribir un folleto correcto sobre la cancelaci¨®n de la deuda de los pa¨ªses pobres, pero no la cancelar¨¢s nunca. Para escribir bien hay que estar mal. Conviene ser desdichado, triste, pobre o, por lo menos, feo. F¨ªjate en Gala, en Carmen Mart¨ªnez Bordi¨², en Edgar Allan Poe...
Yo ten¨ªa en la facultad un amigo rico que tambi¨¦n quer¨ªa ser escritor. Entonces, todos cre¨ªamos que el talento estaba en Londres, en Nueva York, en India, pero no pod¨ªamos ir a por ¨¦l por falta de medios. Mi amigo se iba todos los veranos y todos los inviernos a estos lejanos pa¨ªses, pero en lugar de talento literario tra¨ªa pantalones vaqueros y barritas de incienso. Lleg¨® a ministro o a secretario de Estado en tiempos de Adolfo Su¨¢rez, o quiz¨¢ de Felipe Gonz¨¢lez, pero no logr¨® escribir una l¨ªnea. Y es que no ten¨ªa rencor el hombre. El rencor no se puede buscar en Nueva York, porque est¨¢ ah¨ª mismo, a la vuelta de la esquina, o dentro de ti, en el nacimiento mismo de la bilis.
El Papa se ha ido al Fondo Monetario Internacional en busca de un talento evang¨¦lico que, de existir, estar¨¢ pidiendo limosna en una esquina del Vaticano. Dios jam¨¢s habr¨ªa fichado a Camdessus, ni a Rato, ni a Alierta, ni a Carlos Abella. Fich¨® a Judas porque Judas ten¨ªa el talento del que no ha sido suficientemente querido. Y fue el que mejor lo hizo de los doce, el m¨¢s eficaz. As¨ª que, hablando de talento y de talentos, cuando Dios le recuerde al Papa los talentos que le dio, y los que le devuelve tras invertir en Camdessus, lo puede pasar mal. Que no diga que no se lo advertimos.Michel Camdessus
El Papa ha buscado en el Fondo Monetario Internacional un talento evang¨¦lico
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