LA SEDUCCI?N DE VIAJAR EN EL TIEMPO
Podemos viajar por las tres dimensiones del espacio a nuestro antojo -movi¨¦ndonos hacia delante o hacia atr¨¢s, izquierda o derecha, arriba o abajo- sin pensar siquiera en ello; sin embargo, cuando llegamos a la cuarta dimensi¨®n, parece que nos quedamos atascados. El tiempo fluye s¨®lo en una direcci¨®n, y nosotros fluimos con ¨¦l, como corchos flotando indefensos en un r¨ªo. Por eso, la idea de viajar en el tiempo, en vez de con el tiempo, es infinitamente seductora: ?qui¨¦n no querr¨ªa saber c¨®mo ser¨¢ la tecnolog¨ªa en el a?o 3000, o presenciar el asesinato de Julio C¨¦sar?Una cosa as¨ª no s¨®lo parece extremadamente dif¨ªcil, sino que podr¨ªa tambi¨¦n ser un poco arriesgada. ?Y si usted evitara el asesinato de C¨¦sar y cambiara la historia? ?Y si matara accidentalmente a alguien que resultaba ser un antepasado suyo? Entonces usted no habr¨ªa nacido, y no podr¨ªa haber matado a su antepasado; as¨ª que, despu¨¦s de todo, usted s¨ª que podr¨ªa haber nacido, para volver atr¨¢s en el tiempo y..., bueno, captan la idea.
Los f¨ªsicos somos conscientes de todas estas dificultades, por supuesto. Pero no podemos evitar explorar la noci¨®n del viaje en el tiempo, no necesariamente por razones pr¨¢cticas, sino para entender los l¨ªmites de nuestras teor¨ªas.
?Permiten las leyes de la f¨ªsica el viaje en el tiempo, aunque sea s¨®lo en teor¨ªa? Puede que s¨ª lo hagan en el mundo subat¨®mico. Un positr¨®n (la antipart¨ªcula asociada al electr¨®n) se podr¨ªa considerar como un electr¨®n que viaja hacia atr¨¢s en el tiempo. Por consiguiente, si cre¨¢semos una pareja electr¨®n/positr¨®n, y el positr¨®n m¨¢s tarde se aniquilara en una colisi¨®n con otro electr¨®n diferente, lo podr¨ªamos ver como un solo electr¨®n ejecutando un zigzag, un sendero en forma de N a trav¨¦s del tiempo: hacia delante en el tiempo como electr¨®n; despu¨¦s hacia atr¨¢s como positr¨®n, y luego otra vez hacia delante como electr¨®n.
La probabilidad de que un objeto macrosc¨®pico -como un humano- haga este truco es infinitesimal. Pero gracias a Albert Einstein sabemos que en el mundo macrosc¨®pico se produce otro tipo de viaje en el tiempo. Como demostr¨® ya en 1905 con su especial teor¨ªa de la relatividad, el tiempo reduce su velocidad para los objetos que se mueven a una velocidad cercana a la de la luz, al menos desde el punto de vista de un observador que permanece en el mismo sitio. ?Quiere visitar la tierra dentro de mil a?os? S¨®lo tiene que viajar a una estrella a 500 a?os luz y volver, yendo en ambas direcciones al 99,995% de la velocidad de la luz. Cuando vuelva, la Tierra ser¨¢ mil a?os m¨¢s vieja, pero usted habr¨¢ envejecido s¨®lo 10 a?os. Yo ya conozco a un viajante del tiempo: mi amigo, el astronauta Strory Musgrave, que ayud¨® a reparar el telescopio espacial Hubble y pas¨® 53,4 d¨ªas en ¨®rbita; por tanto, es m¨¢s de un milisegundo m¨¢s joven de lo que hubiera sido si se hubiera quedado en casa. El efecto es peque?o porque viaj¨® muy despacio con respecto a la velocidad de la luz, pero es real.
Con m¨¢s dinero lo podr¨ªamos hacer mejor en el pr¨®ximo siglo, pero s¨®lo un poco. Si envi¨¢semos a un astronauta al planeta Mercurio y viviera all¨ª durante treinta a?os, cuando regresara ser¨ªa unos 22 segundos m¨¢s joven que si se hubiera quedado en la Tierra. Los relojes en Mercurio van m¨¢s despacio que en la Tierra, porque Mercurio gira alrededor del Sol a mayor velocidad (y tambi¨¦n porque Mercurio est¨¢ en un punto m¨¢s profundo del campo gravitacional del Sol; la gravedad afecta a los relojes tanto como la velocidad). Los astronautas que se alejasen de la Tierra a una distancia de 0,1 a?os luz y volvieran a una velocidad del 1% de la de la luz, al llegar ser¨ªan 8,8 horas m¨¢s j¨®venes que si no se hubieran ido.
El lado malo de viajar al futuro de esta manera es que podr¨ªas quedarte atascado all¨ª. ?Existe alguna manera de volver atr¨¢s en el tiempo? Una vez m¨¢s, Einstein puede haber proporcionado la respuesta. Su teor¨ªa de la relatividad general de 1915 demostraba que el espacio y el tiempo son curvos, y que la curvatura puede ser grande en las proximidades de objetos de enorme masa. Si un objeto es lo bastante denso, la curvatura se puede hacer casi infinita, y quiz¨¢ abra un t¨²nel que conecte regiones distantes de espacio-tiempo como si estuvieran la una al lado de la otra. Los f¨ªsicos llaman a este t¨²nel cavidad tubular o "agujero de gusano", en una analog¨ªa con el atajo que hace el gusano de un extremo a otro de una manzana curva.
En 1988, Kip Thorne, un f¨ªsico de Caltech, y algunos colegas sugirieron que se podr¨ªan utilizar esos agujeros de gusano para viajar al pasado. As¨ª es como puede hacerlo: mueva una boca del agujero a trav¨¦s del espacio a una velocidad pr¨®xima a la de la luz y deje fija la otra boca; despu¨¦s salte dentro del extremo que se mueve. Al igual que un astronauta cuando viaja, ese extremo envejece menos y, por tanto, se conecta con un tiempo anterior en el extremo fijo. Cuando usted sale un instante m¨¢s tarde a trav¨¦s del extremo fijo, se da cuenta de que ha aparecido en su propio pasado.
El problema de los agujeros de gusano es que las aberturas son microsc¨®picas y tienden a cerrarse de golpe una fracci¨®n de segundo despu¨¦s de haber sido creadas. Que nosotros sepamos, la ¨²nica manera de mantenerlas abiertas es con una materia que tenga una densidad negativa. Para que lo entiendan los legos, una cosa que pesa menos que nada. Esto puede sonar imposible, pero el f¨ªsico holand¨¦s Hendrik Casimir propuso en 1948 la teor¨ªa de que, manteniendo dos placas de un material conductor de la electricidad muy cerca la una de la otra en un vac¨ªo, se crea realmente una regi¨®n de densidad negativa que ejerce una presi¨®n hacia dentro en las placas. Esta fuerza que predijo Casimir ha sido verificada en el laboratorio.
Utilizando esta idea, Thorne y sus colegas propusieron construir un t¨²nel de agujero de gusano de 965 millones de kil¨®metros de circunferencia, con placas de Casimir separadas s¨®lo por 400 di¨¢metros de prot¨®n en el punto medio. Los viajeros del tiempo tendr¨ªan que abrir puertas de alguna manera en estas placas para pasar a trav¨¦s del agujero de gusano. ?La masa requerida para esta construcci¨®n?: doscientos millones de veces la masa del Sol. ?stos son proyectos que s¨®lo una supercivilizaci¨®n podr¨ªa acometer; no es algo para los ingenieros del siglo XXI. En 1991 descubr¨ª otro posible mecanismo para viajar en el tiempo por medio de las cuerdas c¨®smicas, finas fibras de energ¨ªa de millones de a?os luz de longitud, que son una conjetura de algunas teor¨ªas de f¨ªsica de part¨ªculas (pero que a¨²n no han sido observadas en el universo). Usted podr¨ªa intentar construir una m¨¢quina del tiempo de cuerdas c¨®smicas encontrando un bucle de cuerda c¨®smica, y manipul¨¢ndolo de alguna manera para que se contrajera r¨¢pidamente bajo su propia tensi¨®n, como una goma el¨¢stica. La extraordinaria densidad de la energ¨ªa de la cuerda curva el espacio-tiempo de repente y, volando con una nave a una velocidad cercana a la de la luz alrededor de los dos extremos del bucle cuando se adelantan el uno al otro, podr¨ªa viajar hacia el pasado.
Para retroceder un a?o en el tiempo, desgraciadamente, necesitar¨ªa un bucle que contuviera aproximadamente la mitad de la masa-energ¨ªa de una galaxia entera. Peor a¨²n, al contraerse el bucle de cuerda c¨®smica, probablemente desencadenar¨ªa la formaci¨®n de un agujero negro rotatorio, que atrapar¨ªa cualquier regi¨®n de viaje en el tiempo que tuviera dentro. Es casi seguro que se encontrar¨ªa partido en dos por la casi infinita curvatura del espacio antes de que pudiera viajar a ninguna parte.
Incluso si pudiera superar esas dificultades, la f¨ªsica de ambos tipos de m¨¢quina del tiempo impone que usted no podr¨ªa retroceder en el tiempo hasta una ¨¦poca anterior a aquella en la que fue creada la m¨¢quina. As¨ª que no podr¨ªa encontrar y quiz¨¢ matar a su propio antepasado. Pero si se construyera hoy una m¨¢quina as¨ª, sus descendientes quiz¨¢ podr¨ªan venir y matarle, cambiando su propio pasado.
Algunos m¨¢s conservadores alegan que los viajeros del tiempo no cambian el pasado, que siempre fueron parte de ¨¦l. Por otra parte, aunque parezca parad¨®jico, una versi¨®n de la teor¨ªa de los muchos mundos de la mec¨¢nica cu¨¢ntica, creada por el f¨ªsico de Oxford David Deutsch, podr¨ªa permitir estas visitas que cambian la historia. En esta versi¨®n hay muchas historias del mundo entrelazadas, as¨ª que si usted volviera atr¨¢s en el tiempo y matase a su abuela cuando era ni?a, esto simplemente har¨ªa que el espacio-tiempo se bifurcara a un nuevo universo paralelo, que no interfiere con el que nos es familiar.
Stephen Hawking ha abordado el problema de forma distinta, proponiendo lo que ¨¦l llama la conjetura de protecci¨®n cronol¨®gica. Afirma que las leyes de la f¨ªsica conspirar¨¢n siempre para impedir el viaje al pasado. Cree que los efectos cu¨¢nticos, unidos a otras limitaciones, siempre intervendr¨¢n para evitar las m¨¢quinas del tiempo. El jurado a¨²n delibera sobre esta cuesti¨®n. Puede que tengamos que desarrollar una teor¨ªa de la gravedad cu¨¢ntica para saber si Hawking tiene raz¨®n.
As¨ª que ?podremos viajar en el tiempo en el pr¨®ximo siglo? Viajar hacia el futuro, s¨ª, pero s¨®lo a saltos cortos, me temo; al pasado, lo m¨¢s probable es que no. Ese viaje es caro, peligroso, y est¨¢ sujeto a los efectos cu¨¢nticos, que pueden o no echar a perder las posibilidades de volver vivo. Los que trabajamos en este campo no nos precipitamos a las oficinas de patentes con anteproyectos de m¨¢quinas del tiempo, pero s¨ª estamos interesados en saber si las m¨¢quinas del tiempo son posibles, aunque s¨®lo sea en teor¨ªa, porque la respuesta a esta pregunta nos dir¨¢ d¨®nde est¨¢n las fronteras de la f¨ªsica y nos proporcionar¨¢ claves de c¨®mo funciona el universo.
? Time.
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