Los ortodoxos rusos canonizan al ¨²ltimo zar y su familia por su "resignaci¨®n" en la muerte
Los comunistas recuerdan que Nicol¨¢s II orden¨® una matanza indiscriminada de trabajadores
Ya es oficial: el zar Nicol¨¢s II es un santo, y tambi¨¦n su esposa, su hijo y sus cuatro hijas. El Concilio Episcopal de la Iglesia ortodoxa rusa, inaugurado en Mosc¨² el domingo pasado, vot¨® ayer un¨¢nimemente por canonizar a la familia imperial por su "resignaci¨®n" ante la ejecuci¨®n. Los jerarcas tomaron esta decisi¨®n pese a la ardiente pol¨¦mica suscitada por la recomendaci¨®n hecha por el Santo S¨ªnodo de canonizar a Nicol¨¢s, personaje cuya vida no fue ejemplar. La Iglesia subray¨® que no le canoniza por su vida, sino por la muerte que asumi¨®.
Los 153 obispos de la Iglesia ortodoxa de Rusia se reunieron en la nueva catedral de Cristo Salvador, en una lujosa sala adornada con pinturas de santos y escenas b¨ªblicas. En una ya se pod¨ªa ver al candidato a santo, Nicol¨¢s II, que se diferenciaba del resto en que no ten¨ªa aureola. Ahora le pintar¨¢n este detalle que lo convierte definitivamente en san Nicol¨¢s. "Los sufrimientos de la familia imperial en el cautiverio, la humildad y resignaci¨®n cristiana con que aceptaron su martirio, son una victoria de la fe de Cristo sobre el mal", dijeron ayer los obispos.La decisi¨®n es un paso que mejorar¨¢ las relaciones con la Iglesia rusa en el extranjero -creada tras la revoluci¨®n bolchevique de 1917-, que ya hab¨ªa canonizado a Nicol¨¢s y su familia en 1982. Precisamente para no enemistarse con esa rama ortodoxa, ning¨²n jerarca eclesi¨¢stico asisti¨® a los funerales solemnes de los supuestos restos de la familia imperial. Porque muchos obispos no creen los resultados de las pruebas cient¨ªficas y la Iglesia rusa en el extranjero afirma que los restos de Nicol¨¢s est¨¢n en B¨¦lgica, donde son adorados como reliquias.
La canonizaci¨®n enfurecer¨¢ a muchos rusos, principalmente al tercio de la poblaci¨®n que vota comunista. Para ellos, Nicol¨¢s II es un asesino, que permiti¨® la matanza del domingo sangriento del 9 de enero de 1905, cuando los soldados dispararon contra m¨¢s de 100.000 trabajadores que marchaban pac¨ªficamente con una petici¨®n para el zar. Tambi¨¦n muchos historiadores han criticado los planes de convertir al ¨²ltimo de los Rom¨¢nov en santo, que ven como gobernante inepto, d¨¦bil, responsable de las derrotas en dos guerras. Adem¨¢s, con Nicol¨¢s II hizo y deshizo el monje libertino Rasput¨ªn, que gan¨® una influencia sin l¨ªmites en la corte porque su presencia actuaba favorablemente sobre el zar¨¦vich Alex¨¦i, que padec¨ªa de hemofilia.
Para mitigar la pol¨¦mica, el Concilio Episcopal no canoniz¨® a Nicol¨¢s en ceremonia aparte, sino que al mismo tiempo se produjo la canonizaci¨®n de 860 m¨¢rtires, ca¨ªdos defendiendo la fe cristiana en tiempos comunistas.
Nicol¨¢s II renunci¨® al trono antes de la revoluci¨®n, pero no logr¨® abandonar el pa¨ªs. El Reino Unido, con cuya familia real estaba emparentado, se neg¨® a acogerles. Adem¨¢s, en el fondo ¨¦l no cre¨ªa correr peligro. Tras el triunfo comunista, Nicol¨¢s y su familia fueron evacuados de San Petersburgo. Su ¨²ltima residencia, en Yekaterimburgo, fue la casa de un comerciante. El 17 de julio de 1918, los bolcheviques les ejecutaron.
El zar, de 50 a?os; el zar¨¦vich, de 14, y la emperatriz, de 46, murieron en el acto. Pero sus hijas hab¨ªan ocultado bajo el cors¨¦ sus joyas, que se convirtieron en escudo que hizo rebotar las balas. El pelot¨®n, de 11 bolcheviques, remat¨® a las grandes duquesas a punta de bayoneta.
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