EE UU mantiene la vigilancia de la flota rusa como en la guerra fr¨ªa
Prioridad estrat¨¦gica
El fin de la guerra fr¨ªa queda lejos, y la temible Marina rusa no es ni sombra de lo que fue. Sin embargo, en las g¨¦lidas aguas del ?rtico, las fuerzas submarinas rusas y las occidentales siguen jugando de forma peligrosa al gato y al rat¨®n, como ha sucedido durante casi medio siglo. Como en tiempos de la guerra fr¨ªa, la flota submarina rusa -hoy desproporcionalmente concentrada en una base cercana a Murmansk, en el mar de Barens- sigue entren¨¢ndose para rechazar una invasi¨®n naval de Occidente. Tras abandonar el puerto, los submarinos rusos suelen ser vigilados por sumergibles estadounidenses y aliados, y, ocasionalmente, se producen colisiones bajo el agua.
Aparentemente, este juego confidencial no fue la causa del accidente del submarino ruso Kursk, atrapado en el ?rtico norte ruso, a m¨¢s de cien metros de profundidad. Algunos oficiales estadounidenses han insistido en que ning¨²n nav¨ªo de su pa¨ªs tuvo nada que ver con la colisi¨®n que pudo haber causado el siniestro del Kursk, con m¨¢s de 100 tripulantes a bordo.
El Pent¨¢gono, por su parte, se ha negado a explicar c¨®mo siguen los estadounidenses el rastro de los submarinos rusos. La flota de EE UU sigue las actividades de su hom¨®loga rusa por diversas razones. Una es que EE UU quiere entrenar a su personal en la t¨¦cnica s¨®nar, y en otros medios, para seguir la pista de los submarinos enemigos sin que ¨¦stos le detecten. La flota estadounidense tampoco le quita ojo a los submarinos rusos para comprobar sus capacidades. Y con el tremendo poder de su equipo electr¨®nico, los sumergibles de EE UU pueden asimismo realizar escuchas de las comunicaciones terrestres rusas.
Algunos analistas creen que los oficiales de la Marina quieren saber constantemente d¨®nde est¨¢n los submarinos rusos, como ocurr¨ªa durante la guerra fr¨ªa, para que EE UU pueda destruirlos r¨¢pidamente en caso de un conflicto entre ambos pa¨ªses. A este respecto, los submarinos nucleares rusos son una prioridad estrat¨¦gica. A comienzos de los a?os noventa, se produjeron dos choques entre submarinos rusos y estadounidenses que se deslizaban silenciosamente bajo el agua. Los da?os fueron menores y no hubo v¨ªctimas en estos incidentes, pero hicieron que los civiles recordaran que las pr¨¢cticas de la guerra fr¨ªa segu¨ªan d¨¢ndose. A ra¨ªz de estos percances, EE UU y Rusia han intentado encontrar nuevas f¨®rmulas para reducir las posibilidades de colisi¨®n, pero los analistas creen que la vigilancia submarina contin¨²a.
Mientras, los Gobiernos escandinavos tambi¨¦n emplean submarinos y barcos para vigilar a la flota rusa. Noruega y Suecia padecen sistem¨¢ticas violaciones de sus aguas territoriales por parte de los submarinos rusos y les preocupa que el hundimiento de un sumergible nuclear en sus costas pueda ocasionar un desastre medioambiental.
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