El clan Kennedy garantiza a Gore el apoyo del ala liberal en la convenci¨®n dem¨®crata
Cuatro Kennedy (Edward, Caroline, Kathleen y Robert, hermano, hija y sobrinos del presidente asesinado en Dallas) fueron los protagonistas de la segunda jornada de la convenci¨®n dem¨®crata de Los ?ngeles. El objetivo era vincular la candidatura de Al Gore con la de John F. Kennedy en 1960 y apaciguar la inquietud de los sectores progresistas del partido por la moderaci¨®n centrista de Gore y su candidato a la vicepresidencia, Joseph Lieberman. M¨¢s tarde, en un acto en Michigan, Clinton y Gore se esforzaron por mostrar una imagen de equipo bien avenido.
Marcada por la desgracia (su padre fue asesinado a tiros y su hermano, el atractivo editor de prensa John John, muri¨® en un accidente de avioneta), Caroline Kennedy Schlossberg, abogada y escritora, centr¨® su intervenci¨®n en pedir a sus compatriotas j¨®venes que no pasen de la pol¨ªtica. Su primo Robert Kennedy, hijo del pol¨ªtico del mismo nombre tambi¨¦n asesinado, habl¨® de su gran preocupaci¨®n: el medio ambiente. Su hermana mayor, Kathleen Kennedy Townsend, aport¨® su experiencia como vicegobernadora de Maryland. Y el t¨ªo de todos ellos, el senador Edward Kennedy, hizo el entronque entre la candidatura de Gore y el progresismo dem¨®crata de los sesenta y setenta. Gore necesita esa masiva ayuda para garantizarse el apoyo del electorado tradicional dem¨®crata. Seg¨²n una encuesta de Los Angeles Times difundida ayer, Bush, que le lleva nueve puntos de ventaja en la intenci¨®n general de voto, se ha garantizado el apoyo del 95% de los estadounidenses que se declaran republicanos. La mala noticia para el vicepresidente es que ¨¦l solo tiene la simpat¨ªa del 78% de los dem¨®cratas.
La elecci¨®n de Joseph Lieberman como candidato dem¨®crata a la vicepresidencia ha sido aplaudida por los medios de comunicaci¨®n y recibida con una subida en la popularidad de Gore, pero ha provocado desasosiego en dos sectores tradicionales del Partido Dem¨®crata: Hollywood, a causa del deseo del senador de establecer censuras al sexo y la violencia en el cine y la televisi¨®n, y los afroamericanos. La pasada semana, el presidente en Dallas de la legendaria Asociaci¨®n Nacional para el Progreso de la Gente de Color (NAACP) fue sancionado por recordar las suspicacias que existen entre los negros y los jud¨ªos de EE UU.
Esta semana, en plena convenci¨®n dem¨®crata, prominentes l¨ªderes negros hacen ejercicios de malabarismo para expresar sus cr¨ªticas pol¨ªticas a Lieberman de un modo que no sea acusado de antisemitismo. En un acto celebrado en Los ?ngeles por pol¨ªticos e intelectuales negros fue evidente ese sentimiento.
La convenci¨®n dem¨®crata todav¨ªa no se ha convertido en el ejercicio de unidad festiva en torno al candidato que fue la convenci¨®n republicana de Filadelfia. Gore sigue sin emerger de las sombras y hay desacuerdos entre los delegados dem¨®cratas.
Pero Clinton no dej¨® solo a su vicepresidente y posible sucesor. En una acto electoral en Monroe, Michigan, ambos insistieron en que la prosperidad de Estados Unidos se debe, entre otras causas, a su buena coordinaci¨®n en la Casa Blanca, desde donde trabajaron "poniendo siempre a la gente en primer lugar". Gore, al que se acusa de falta de carisma, se lleg¨® a quitar la chaqueta en un aire populista que espera traducir en votos. En Michigan residen, precisamente, miles de familias trabajadoras; el tipo de estadounidenses que tanto ha mejorado su calidad de vida gracias a la administraci¨®n dem¨®crata, seg¨²n Clinton y Gore.
A partir de hoy, Gore tendr¨¢ que dirigir sus pasos sin Clinton. Ma?ana, Gore viaja a Los ?ngeles para pronunciar el discurso oficial de aceptaci¨®n de su candidatura. Clinton viaja al este, para tomar unas vacaciones.
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