?PODREMOS VIVIR HASTA LOS 125 A?OS?
Si nosotros no podemos, quiz¨¢ puedan nuestros hijos, gracias a los cient¨ªficos que buscan el gen de la longevidad. Pero, ?qui¨¦n quiere vivir tanto tiempo?A mi madre le resulta cada d¨ªa m¨¢s dif¨ªcil hablar y caminar y, cuando la llam¨¦ para decirle cu¨¢l iba a ser el t¨ªtulo de este art¨ªculo, hubo una larga pausa hasta que dio con las palabras para afirmar: "No lo recomiendo".
A sus 75 a?os, mi madre lucha contra uno de los innumerables s¨ªndromes que hereda la gente mayor. Por razones que ning¨²n neur¨®logo es capaz de explicar, muchas de sus c¨¦lulas se est¨¢n llenando de desechos llamados cuerpos de Lewy. Los s¨ªntomas se parecen a los del Alzheimer y, al igual que el Alzheimer, su causa es a veces gen¨¦tica.
?Tenemos que envejecer de una forma tan triste? ?Tenemos que perder, antes de abandonar este mundo, la mayor¨ªa de los dones naturales que hacen que la vida valga la pena? Somos los primeros en la historia de la humanidad para quienes esta cuesti¨®n representa una preocupaci¨®n primordial. Para todas las generaciones anteriores a la nuestra, la principal preocupaci¨®n era: ?podremos llegar a viejos? ?Alcanzar¨¢ mi hijo la edad madura? ?Queremos envejecer, por favor! En la actualidad, la esperanza de vida en EE UU ha pasado de 47 a?os en 1900 a m¨¢s de 76 en 1999. Durante el pr¨®ximo siglo, los nuevos descubrimientos biol¨®gicos garantizar¨¢n que un n¨²mero todav¨ªa mayor de nosotros llegar¨¢ a la tercera edad y har¨¢n que so?emos, en momentos de locura o de tristeza, con la idea de que quiz¨¢ no tengamos que envejecer en absoluto.
Cuando quiero sentirme optimista, pienso en el trabajo que se est¨¢ realizando en el laboratorio de Seymour Benzer del Instituto de Tecnolog¨ªa de California. A Benzer se debe el primer mapa detallado del interior de un gen, y ¨¦l y su estudiante Ronald Konopka descubrieron el primer gen llamado gen del reloj, que corre dentro de pr¨¢cticamente todas nuestras c¨¦lulas vivas, ayudando a que nuestro cuerpo sepa en qu¨¦ momento del periodo que va del d¨ªa a la noche nos encontramos. Ahora, a sus 77 a?os, Benzer est¨¢ buscando en nuestros genes una especie de reloj de relojes que nos diga en qu¨¦ momento estamos del periodo que va del nacimiento hasta la muerte y que decide a qu¨¦ velocidad envejecemos. Hace poco descubri¨® una mosca de la fruta mutante que vive m¨¢s de 100 d¨ªas, o sea, cerca de un tercio m¨¢s que el resto de todo un enjambre de moscas enloquecidas dentro de una botella. La diferencia est¨¢ en un solo gen, al que Benzer llama Matusal¨¦n.
Si un solo gen puede hacer todo eso por una mosca (o por gusanos o ratones, ya que la ingenier¨ªa gen¨¦tica ha creado un zoo creciente de Matusalenes), ?qu¨¦ es lo que pueden hacer nuestros genes por nosotros? Quiz¨¢ haya realmente un reloj de relojes, y quiz¨¢, s¨®lo quiz¨¢, los bi¨®logos del siglo XXI descubran c¨®mo hacer girar las manecillas y ponerlas a cero. Puede que fabriquen p¨ªldoras de Matusal¨¦n o inyecten genes de Matusal¨¦n en huevos fecundados, enga?ando a nuestros cuerpos mortales y haci¨¦ndoles creer que somos j¨®venes para siempre. "Quiz¨¢", dice Benzer pensativo, "el proceso de envejecimiento pueda describirse mejor no como un reloj, sino como un gui¨®n, que podemos intentar corregir". Si en la tercera edad muri¨¦ramos en la misma proporci¨®n de lo que lo hacemos entre los 10 y los 15 a?os, la mayor¨ªa de nosotros podr¨ªa vivir 1.200 a?os. Podr¨ªamos sobrepasar al primer Matusal¨¦n, que vivi¨® 969.
Ya estamos haciendo progresos en medicina preventiva y a la hora de reparar los cuerpos viejos, tratando la grasa abdominal, la arteriosclerosis, la presi¨®n sangu¨ªnea, los niveles de az¨²car en la sangre, las cataratas, etc¨¦tera. Las empresas farmac¨¦uticas estadounidenses disponen en total de cerca de dos docenas de medicamentos contra el Alzheimer. El pr¨®ximo siglo es probable que los bi¨®logos moleculares manipulen cada vez m¨¢s nuestra maquinaria gen¨¦tica, dando lugar a la peor locura de la humanidad o a la actualizaci¨®n m¨¢s importante de programas inform¨¢ticos del siglo XXI.
Hace s¨®lo un mes, los bi¨®logos anunciaron el descubrimiento de mutaciones que se acumulan en unas mitocondrias cada vez m¨¢s desgastadas, que son las pilas de nuestras c¨¦lulas. Quiz¨¢ alg¨²n d¨ªa se descubra c¨®mo evitar que nuestras pilas se gasten, y quiz¨¢ tambi¨¦n los cient¨ªficos aprendan a reparar nuestros telomeros, esos peque?os lazos situados en el extremo de cada cromosoma que ayudan a mantener unido nuestro manojo de genes, pero que se deshilachan con el paso del tiempo. Puede que los investigadores lleguen incluso a obtener corazones o h¨ªgados totalmente nuevos a partir de c¨¦lulas madre, algo que encuentro ligeramente deprimente. ?Abandonaremos, por fin, el escenario cuidadosamente disfrazados, como una pr¨®tesis viviente con dientes, ojos y papilas del gusto falsos, con todo de mentira?
Por supuesto, en esta cuesti¨®n del envejecimiento, la ciencia todav¨ªa est¨¢ en pa?ales. Hay muchos bi¨®logos que creen que envejecer y morir es tan inevitable como pagar impuestos. Nadie sabe de verdad si la longevidad humana tropezar¨¢ contra una barrera fija en alg¨²n momento o si, al igual que la barrera del sonido, s¨®lo est¨¢ ah¨ª para traspasarla. Algunos geront¨®logos afirman que el l¨ªmite de la duraci¨®n media de vida est¨¢ en los 85 a?os. Otros lo sit¨²an en los 95, 100, 150 y m¨¢s all¨¢. Nadie comprende tampoco las barreras econ¨®micas. Ronald Lee, un dem¨®grafo de la Universidad de California, ha calculado que por cada a?o m¨¢s de vida que sum¨¢ramos a esa media, la econom¨ªa tendr¨ªa que crecer un 1% para sufragar nuestras necesidades.
Despu¨¦s de haber trabajado 50 a?os en un laboratorio, Benzer siente demasiado respeto por las complejidades de la vida como para creer en curas milagrosas o fuentes de la eterna juventud. Suele trabajar toda la noche en su Matusal¨¦n mutante. Piensa que el proceso de envejecimiento deber¨ªa estudiarse ahora como si de una enfermedad se tratara y le gustar¨ªa dedicar su pr¨®xima carrera profesional a "desenmara?ar los hechos".
Pero no soporta ver c¨®mo la prensa exagera sobre el tema. "Espero que todo este bombo no nos lleve a la misma decepci¨®n que sufrimos con la guerra de Nixon contra el c¨¢ncer". Aun suponiendo que haya un reloj central, ser¨¢ mucho m¨¢s dif¨ªcil de controlar que el c¨¢ncer.
Hay muchas probabilidades de que toda una generaci¨®n consuma todo tipo de f¨¢rmacos y panaceas contra el envejecimiento, como antioxidantes, hormonas del crecimiento, vitamina D, ajo, vino tinto, melatonina, ar¨¢ndanos, etc¨¦tera, y que al final s¨®lo vivamos un poquito m¨¢s que nuestros padres. Hoy d¨ªa, en Jap¨®n, una empresa de ropa est¨¢ forr¨¢ndose vendiendo ropa interior "antiolores" para hombres de mediana edad, quienes (seg¨²n la empresa) empiezan a emitir olores desagradables. Pero para cuando muramos, o poco despu¨¦s, el alargamiento de la juventud y la postergaci¨®n del envejecimiento pueden llegar a convertirse en una de las grandes empresas del siglo XXI. "Lo veo como algo inevitable", declara el bi¨®logo evolucionista Michael Rose, que cr¨ªa cepas de moscas longevas en su laboratorio de la Universidad de California en Irvine. "Estoy seguro de que alg¨²n d¨ªa una panda de grandes empresas avariciosas que ganar¨¢n miles de millones de d¨®lares como Microsoft se aprovechar¨¢n del trabajo de Benzer, y quiz¨¢ del m¨ªo, para darle al mundo lo que siempre ha querido".
No me gustar¨ªa vivir tanto como Matusal¨¦n, pero s¨ª me gustar¨ªa llegar a viejo vivito y coleando. Conf¨ªo en que la ciencia de la vida progrese lo suficientemente r¨¢pido para que, de aqu¨ª a 30 a?os, cuando mis hijos empiecen a hacer las eternas preguntas sobre el hecho de envejecer, pueda mirarles y decirles: "Os lo recomiendo".
Jonathan Weiner ha sido ganador del Premio Pulitzer con The beak of the Finch (El pico del pinz¨®n). Su libro m¨¢s reciente es Time, love, memory (Tiempo, amor, memoria).
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