Lo viejo y lo nuevo
Igual que se afirma que un pueblo que ignora su propia historia est¨¢ condenado a repetir los mismos errores, puede afirmarse que un partido que ignora su propio pasado, corre el riesgo de cerrar en falso sus procesos de renovaci¨®n.El llamamiento colectivo a la renovaci¨®n andalucista ha abierto sin duda una espita de democratizaci¨®n que va a permitir al Partido Andalucista sacudirse, por fin, un marasmo pol¨ªtico que ha durado excesivo tiempo; y de este modo, estaremos en condiciones de encarar el siglo XXI con la perspectiva de un crecimiento electoral, que nos permita ser la fuerza motora de la modernizaci¨®n de Andaluc¨ªa en clave de progreso.
Sin embargo, es el momento de recordar que la renovaci¨®n no es en absoluto un proyecto nuevo, sino m¨¢s bien la nueva manifestaci¨®n de una tensi¨®n ideol¨®gica y pol¨ªtica que ha existido en el Partido Andalucista pr¨¢cticamente desde el comienzo. Es el reflejo actualizado una constante tensi¨®n entre dos formas de entender el sentido y la misi¨®n pol¨ªtica que debe desempe?ar el andalucismo en nuestra tierra.
Ser¨ªa probablemente una simplificaci¨®n darle un tinte exclusivamente ideol¨®gico a esa dualidad, y hablar de una tensi¨®n entre el sector conservador y el sector progresista, aunque probablemente aqu¨ª reside sin duda una de las claves pol¨ªticas de este conflicto. Pero me atrever¨ªa a proponer que se trata tambi¨¦n de algo distinto, de la existencia de dos filosof¨ªas, o de dos diferentes concepciones a la hora de entender el papel y el sentido hist¨®rico-pol¨ªtico del Partido Andalucista.
Por una parte, estar¨ªan quienes consideran al Partido Andalucista como un fin en s¨ª mismo, como una realidad que se autojustifica por su propia existencia, y que en consecuencia no necesita ning¨²n tipo de contenidos m¨¢s all¨¢ de la mera reivindicaci¨®n del "ser" andaluz. La propia experiencia pol¨ªtica andaluza nos est¨¢ demostrando los riesgos que conlleva la concepci¨®n de un determinado partido como un fin en s¨ª mismo, porque es algo que ya le est¨¢ pasando al propio partido socialista: significa la ausencia de proyectos, la falta de capacidad transformadora y la concepci¨®n del aparato del partido como un instrumento al servicio de las ambiciones personales de sus clientelas y de sus circuitos dirigentes.
Por otra parte, estamos quienes consideramos al Partido Andalucista no como un fin en s¨ª mismo, sino como un instrumento o como un medio para alcanzar unos objetivos pol¨ªticos concretos: unos objetivos que exigen clarificaciones program¨¢ticas, orientaciones estrat¨¦gicas y propuestas de gobierno al servicio del gran proyecto de la vertebraci¨®n de Andaluc¨ªa y de modernizaci¨®n competitiva del tejido social andaluz. Entendemos que estos proyectos no est¨¢n muy alejados de lo que era el aut¨¦ntico esp¨ªritu regeneracionista de Blas Infante: s¨®lo hay que tratar de situarlos en las coordenadas de la sociedad andaluza de nuestros d¨ªas.
Ese proyecto renovador no es "nuevo" sino m¨¢s bien la otra cara, din¨¢mica y progresista, del andalucismo. Por eso, recordar la propia historia es la mejor garant¨ªa para no volver a cometer los mismos errores.
Pedro Pacheco Herrera es vicepresidente del PA y alcalde de Jerez.
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