'MASTER' DE REALIDAD ENTRE LOS INTOCABLES
Cinco meses en India le han asomado al horizonte ilimitado que tiene una economista en el mundo pobre. Se fue idealista y vuelve realista, dispuesta a que lo aprendido sirva.
Mar¨ªa tiene 23 a?os, un t¨ªtulo en Ciencias Econ¨®micas y un sue?o cumplido: pisar una tierra pobre, ponerse a prueba, aprender que nunca se deja de aprender. "Desde los 15 a?os he trabajado en diversas ONG, pero todos mis viajes hab¨ªan sido a pa¨ªses desarrollados. Y adem¨¢s, ten¨ªa claro que no quer¨ªa trabajar en un banco", dice. "As¨ª que cuando un amigo jesuita me habl¨® de la posibilidad de trabajar en Gujarat con BSC [Behavioural Science Centre] no lo dud¨¦".La sede de esa ONG india est¨¢ dentro del recinto de la Universidad de Saint Xavier, llevada por jesuitas en Ahmedabad, una ciudad de cuatro millones de habitantes.
A los cuatro d¨ªas Mar¨ªa fue ingresada en un hospital: gastroenteritis aguda, deshidrataci¨®n. "Me pusieron 13 bolsas de suero, lo pas¨¦ fatal, pero a partir de ah¨ª vi que peor ya no pod¨ªa ser", recuerda con una sonrisa. "Me tuve que ir haciendo una composici¨®n de lugar: la gente no hablaba ingl¨¦s, as¨ª que me tocaba aprender gujarati b¨¢sico; la ropa europea la empapaba de sudor, porque adem¨¢s ha sido una temporada premonz¨®nica tremendamente dura, as¨ª que me vest¨ª a la india; como no hab¨ªa m¨¢s blancos, todos te miran, as¨ª que aprend¨ª a vivir con ello".
A medida que iba enter¨¢ndose de la realidad, descubr¨ªa en propia piel pros y contras. "Basta alejarte dos horas y media de Ahmedabad para entrar en otro mundo, la India rural. Gujarat, sobre todo en la regi¨®n de Bhal, produce esmeraldas, diamantes, rub¨ªes; pero aunque no hay hambre la situaci¨®n es dura. Y tensa. Las presiones del Gobierno indio, nacionalista hinduista, son grandes sobre los cristianos y musulmanes. Pero yo quer¨ªa ver en la pr¨¢ctica para qu¨¦ puede servir una asignatura como Econom¨ªa del Desarrollo, y he visto que hay mucho donde trabajar".
Con las comunidades abor¨ªgenes no pudo colaborar con BSC, ante el rechazo a los blancos en esas aldeas. Pero con las cooperativas de mujeres todo march¨® sobre rueda: "Las mujeres est¨¢n consideradas poco menos que como animales, pero est¨¢ empezando a funcionar el sistema de darles microcr¨¦ditos, y los hombres comienzan a ver que tienen que recurrir a ellas, porque ellas hacen funcionar proyectos de educaci¨®n y salud, de adquisici¨®n de productos, de mejoras en la vivienda".
El otro gran reto fue trabajar con los dalits (parias, intocables, los que Gandhi, por cierto nacido en Gujarat, llamaba harijan, hijos de Dios, el escal¨®n inferior en el sistema de castas). "Tengo ya un estudio sobre ellos que creo puede servir a alguna ONG. En Gujarat la mayor¨ªa trabaja en muy duras condiciones como campesinos o ganaderos. Nuestra labor era fomentar que ellos se unieran en proyectos de cooperativas lecheras, de salud animal, de irrigaci¨®n de arrozales...".
A cada paso se top¨® con el sistema de castas. "Est¨¢ presente en todas las vidas y en cada momento. Es pr¨¢cticamente imposible un casamiento entre miembros de dos castas. Y la amistad, hasta un cierto punto: he visto a dalits que iban por la calle charlando con alguien de casta, por tanto alguien superior, y parec¨ªa una conversaci¨®n normal: pero de pronto, si el otro les ofrece un t¨¦ en casa, se entiende que el dalit se lo toma a la puerta".
Mar¨ªa no traga con el asunto: "La divisi¨®n por castas se mantiene en funcionamiento en cada cerebro. El problema en la India ahora mismo no es el hambre, que no hay, ni el dinero, que sobre todo en las ciudades empieza a circular, sino la mentalidad. Incluso los que son cristianos siguen llevando dentro esa ideolog¨ªa que proviene del hinduismo y que achaca a los intocables una culpa que est¨¢n expiando en esta vida. La religi¨®n te adjudica tu irremediable lugar, y eso hace que la inercia y la par¨¢lisis se impongan a los cambios. Es un peso muerto muy dif¨ªcil de levantar. Te hace sentirte desanimada".
Lleva unos d¨ªas entre Madrid y Colmenar Viejo, con la familia, y le entra risa cuando alguien le comenta que un mueble tiene polvo. "Mucha gastroenteritis, pero ahora hasta me he tra¨ªdo varios tipos de picante", comenta. "La India ha sido una experiencia impagable para m¨ª, porque aprendes a la fuerza y ves que lo que aprendes sirve. Me volver¨ªa ma?ana. S¨ª, me parece m¨¢s ¨²til que trabajar en un banco".
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