ANTONIO ORTIZ O LA FUERZA SERENA EN LA ARQUITECTURA
El arquitecto sevillano ha defendido en la UIMP de Santander la revitalizaci¨®n de las ciudades y ha reivindicado los edificios emblem¨¢ticos como el Guggenheim de Bilbao y el Kursaal de San Sebasti¨¢n.
MAR?A JOS? D?AZ DE TUESTAUn arquitecto no llega a ser bueno por aquello que le aporta la Universidad, sino por su capacidad de entender y estar en el mundo; y no hablo de llegar a ser como Antonio Ortiz, "que es muy bueno", sino simplemente de ser un buen arquitecto. Utilizaba esta referencia ante numerosos colegas y alumnos el tambi¨¦n reconocido ingeniero Juan Jos¨¦ Arenas en un curso-homenaje a Eduardo Torroja que se ha celebrado en la Universidad Men¨¦ndez Pelayo, de Santander.
Antonio Ortiz (Sevilla, 1947), que lleva en el oficio m¨¢s de 30 a?os, lleg¨® para explicar algunas de sus creaciones, que, junto a su socio Antonio Cruz, forman parte de las antolog¨ªas de arquitectura contempor¨¢nea. Llevan su firma (Cruz y Ortiz) el pabell¨®n espa?ol de la Exposici¨®n Universal de Hannover 2000; la estaci¨®n de ferrocarril de Santa Justa y el estadio Ol¨ªmpico en Sevilla; el estadio La Peineta (Madrid), o la remodelaci¨®n y ampliaci¨®n de la estaci¨®n de ferrocarriles de Basilea, entre otros proyectos.
Se dice tambi¨¦n que su arquitectura es la fuerza serena. "Me gusta eso, pero me gusta m¨¢s pensar en cierta imperturbabilidad y en cierta tranquilidad. Pero tambi¨¦n me interesa que la arquitectura siga teniendo misterio, que haya expectaci¨®n ante lo que va a ocurrir y que entrar por una puerta lleve tiempo". Ese uso de la puerta como si fuera un paseo lo aplic¨® en el pabell¨®n de Espa?a de Hannover, una obra que, por su car¨¢cter ef¨ªmero, se distingue de otros trabajos.
"Un pabell¨®n as¨ª tiene que representar al pa¨ªs. Pero todos los pa¨ªses mienten cuando dan esa imagen, todo el mundo intenta mostrarse como no es. Un ejemplo de esa contradicci¨®n fue el pabell¨®n espa?ol en la Exposici¨®n de Par¨ªs de 1937; era elegante, mediterr¨¢neo, templado, mientras el pa¨ªs entero se estaba crucificando. Y nosotros mostramos a trav¨¦s de una plaza muy silenciosa un pa¨ªs silencioso, cuando Espa?a es ruidosa. Es como completar la cara que le falta".
Este arquitecto, cuya obra est¨¢ alejada de cualquier preciosismo, aprecia sin embargo en ese af¨¢n de hoy por construir edificios espectaculares un intento de revitalizar ciertas ciudades. Inevitablemente surge el ejemplo del Guggenheim, de Frank Gehry, en Bilbao, y el Kursaal, de Rafael Moneo, en San Sebasti¨¢n. "Son aut¨¦nticos motores de atracci¨®n. La espectacularidad es un elemento m¨¢s de la arquitectura y se puede conseguir con buena y mala arquitectura. Que luego aparezcan r¨¦plicas absurdas es inevitable. Adem¨¢s de cumplir una funci¨®n social, la arquitectura puede mostrar lo que no se ha visto nunca, hacer un edificio que la sociedad no hab¨ªa visto antes y que luego aprecia".
Acostumbrado a trabajar en medio mundo, Ortiz critica el estado de la profesi¨®n en Espa?a: "Es el pa¨ªs de la improvisaci¨®n", y lanza otra cr¨ªtica al hablar de viviendas sociales, un tipo de construcci¨®n con la que inici¨® su andadura profesional hace 30 a?os junto a Cruz. "En las viviendas sociales, la estandarizaci¨®n ha llegado demasiado lejos", se?ala Ortiz, que exige a este tipo de viviendas dos requisitos: aislamiento t¨¦rmico y ac¨²stico. "Una persona que ha hecho la inversi¨®n de su vida no puede estar escuchando el ruido de un ascensor. Y el arquitecto tambi¨¦n se pregunta otra cosa: " ?por qu¨¦ hacen tan peque?os los ascensores".
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