El equipo se suma a la fiesta con un arranque prometedor

Nuevos tiempos corren por el Camp Nou. Tal que el Bar?a fuera un club reci¨¦n nacido. Hay una renovada solidaridad, un empe?o colectivo en que el equipo funcione, sin atender a personalismos, como si el esfuerzo de cada uno resultara indispensable para el bien de todos. El mal tiempo ha escampado, Nostradamus y todos los demonios dejaron de aventurar el fin del mundo y se impone un expreso deseo de que el ma?ana ha de ser por fuerza mejor que el ayer. La sensaci¨®n es que las cosas ser¨¢n como ser¨¢n, no porque lo diga nadie, sino porque as¨ª es el f¨²tbol, de manera que se impone una cierta naturalidad frente a un p¨¢nico ya olvidado. La gent cul¨¦ se ha destensado y los jugadores no son ajenos a la flexibilizaci¨®n de la grada y a la magnanimidad del palco. El clima social abona la indulgencia para con un equipo que anda con ganas de agradar y que es tan nuevo como la junta. Hay que darle contenido.Rivaldo es en la cancha lo que Gaspart en el palco. El amo. El entrenador le ha dado campo y pelota, y Rivaldo se siente tan feliz como un cr¨ªo. Va y viene por donde quiere, le pega cuando le da la gana y contin¨²a lanzando los penaltis. El ¨ªdolo, sin embargo, ser¨¢ Gerard. La hinchada le ha tomado cari?o porque le siente suyo, y simboliza el futuro prometedor de la entidad como si estuviera escrito que el Bar?a llegar¨¢ hasta donde alcance Gerard, poderoso ante porter¨ªa como mostr¨® en el segundo gol. Y habr¨¢ que seguir contando, claro est¨¢, con el capit¨¢n, porque Guardiola es la esencia del equipo y del club, punto de encuentro de generaciones, de saber futbol¨ªstico.

Guardiola, Gerard y Rivaldo marcaron anoche la l¨ªnea de vida del grupo de Serra Ferrer, que prescindi¨® propiamente del segundo delantero (Dani) para acomodar al brasile?o, que se dej¨® caer con reiteraci¨®n hasta la l¨ªnea de medios para descargar a las bandas y conectar con Kluivert con un buen surtido de gestos t¨¦cnicos. Tuvo el Barcelona m¨¢s llegada que presencia ofensiva. Ha perdido juego de posici¨®n, rigor t¨¢ctico si se quiere, y a cambio gan¨® espontaneidad, libertad, humanidad. Parece un equipo menos atrevido y m¨¢s convencional sin haber perdido encanto, aunque habr¨¢ que probarlo frente a equipos m¨¢s trabajados y contundentes que el PSV Eindhoven.

Hoy en el Camp Nou est¨¢n en proceso de revisi¨®n conceptos que parec¨ªan ya institucionalizados como el de medio centro. Juega el Bar?a con un doble pivote, uno ofensivo (Guardiola) y otro defensivo (Cocu); ha retrasado los extremos (Sim?o y Overmars), que en lugar de alargar el campo lo ensanchan; defiende con una l¨ªnea de tres con Frank de Boer como cierre; mantiene a un punta fijo (Kluivert); Gerard est¨¢ para enganchar; y queda Rivaldo, que sumar¨¢ o descontar¨¢ en funci¨®n de la pizarra. Quiso actuar de 10, respondiendo a la zamarra que lleva desde ayer, la misma que en Brasil, y ofreci¨® un buen surtido de lanzamientos desde la l¨ªnea de tres cuartos; hubo un par de controles de Kluivert; una preciosa llegada de Gerard; alg¨²n que otro toque y una asistencia de Guardiola, y un notable inter¨¦s por parte de Sim?o en ofrecerse y centrar bien, cosa que hizo m¨¢s que Overmars y que, consecuentemente, habla del poco tono competitivo que tuvo la confrontaci¨®n.

El PSV aplaudi¨®, como invitado que era, el quehacer azulgrana, presidido por las buenas transiciones y un juego din¨¢mico. Llen¨® bien la cancha el Bar?a y lleg¨® mejor al campo contrario. Fue una primera impresi¨®n, benigna si se quiere ante el juego mec¨¢nico del curso pasado, pero que pareci¨® aceptable por pl¨¢stica m¨¢s que por consistente, pues falt¨® organizaci¨®n, continuidad y un plan de juego v¨¢lido para cualquier momento del choque. Estuvo el Bar?a, eso s¨ª, m¨¢s suelto hasta que le abandonaron las fuerzas y se entregr¨® al bochorno. Ya fuere por el calor, el cansancio o los cambios, el segundo tramo del choque fue tan tortuoso como pl¨¢cido result¨® el primero, as¨ª que el debut de Alfonso o la entrada en escena de Dutruel quedaron en un segundo plano. Hay futbolistas, pero ahora falta el f¨²tbol. Anoche, al fin y al cabo, nadie ped¨ªa la luna. ?nicamente se exig¨ªa una buena declaraci¨®n de intenciones, y el equipo estuvo en la l¨ªnea de la junta y de la afici¨®n.