V¨ªctor Puerto da un repaso

Lleg¨® V¨ªctor Puerto, que no estaba anunciado ni nada, y les dio un repaso a sus colegas. Por el mismo precio, tambi¨¦n al empresario y a la Junta Administrativa organizadora que no le trajeron a la feria.Un repaso con todas las de la ley, s¨ª se?or.

Tampoco es que fuera como para lanzar cohetes pero le bast¨® a V¨ªctor Puerto con torear templado e interpretar las suertes desde la torer¨ªa. Ah¨ª queda eso, pudo decir. Y si no lo dijo, prudente que es el chico.

V¨ªctor Puerto sustitu¨ªa a Espartano. El cartel se encontraba entre los m¨¢s atractivos del abono: en alternancia con el veterano Espartano anunciaba al fen¨®meno de la tauromaquia Enrique Ponce y a Moraste de la Puebla, paradigma de arte. De manera que V¨ªctor Puerto, metido entre tanta fama, podr¨ªa tener la consideraci¨®n de ciudadano de tercera.

La fiesta de los toros, sin embargo, acoge con j¨²bilo a quien lo hace y, si lo hace, es que lo es. Suelen decirlo los aficionados madrile?os castizos si se les pregunta por su torero favorito: "Yo no soy de nadie; s¨®lo del que lo hace". Y si se les pide que nombren a una figura: "El que lo hace, lo es".

La claridad ante todo.

Fieles a la regla, de estar en Bilbao (veraneando, por ejemplo) seguramente habr¨ªan calificado figura a V¨ªctor Puerto porque lo hizo. Toros nobles que tuvo delante, los tore¨® de capa y les aplic¨® sendas faenas de muleta con oficio y parsimonia. Una de ellas la inici¨® en la boca de riego con dos pases cambiados por la espalda; la otra con buenos ayudados ganando terreno. Y sigui¨® por derechazos y naturales de impecable templanza y discreta reuni¨®n. Cierto que ambas duraron demasiado. V¨ªctor Puerto no les ve¨ªa el fin y segu¨ªa endilgando derechazos, naturales y de propina alguno de esos muletazos de espaldas que inventaron Llapisera y el Bombero Torero (cada cual a su estilo) y ahora les sirven a las figuras para triunfar y ganar patente de fen¨®menos. Tampoco ser¨ªa justo reprocharle tales cosas a V¨ªctor Puerto pues las figuras que se aluden ten¨ªan cumplida representaci¨®n en la terna e interpretaban sin parar y con todo el ajetreo que conlleva, la m¨¢s espesa versi¨®n de la tauromaquia trotapases que ellos mismos y otros incompetentes han puesto de moda.

Enrique Ponce abrevi¨® con un toro absolutamente inv¨¢lido que le soltaron y tuvo otro de encastada nobleza, ideal para realizarle las m¨¢s excelsas suertes. Pero no estaba por esa labor y le peg¨® un mont¨®n de pases despegados, corriendo al rematarlos, en el transcurso de una pl¨²mbea faena concebida para la galer¨ªa.

Morante de la Puebla va de artista exquisito y en el fondo es lo mismo. O peor. Porque Ponce posee t¨¦cnica mientras a Morante le falta. Y sus modos p¨¬ntureros para la trincherilla o el adorno ni disimulan la vaciedad de su toreo ni ocultan la presteza con que pone pies en polvorosa cada vez que remata un pase.

Con semejantes actitudes en sus colegas, V¨ªctor Puerto no necesit¨® esforzarse para darles un repaso. Claro que si se contemplara de distinto modo el estado de la cuesti¨®n, lo propio habr¨ªa sido que se echara la muleta a la izquierda y ligara los naturales cargando la suerte, pues no le faltan condiciones para ello. Y esa habr¨ªa sido una muestra arrebatadora del toreo puro, una explosiva denuncia del aburrido suced¨¢neo que unos cuantos han impuesto en la fiesta. Y habr¨ªa acabado con el cuadro.

Como en un sue?o...