Los familiares rinden en alta mar su ¨²ltimo tributo a la dotaci¨®n del submarino 'Kursk'
Falta la recuperaci¨®n de los cad¨¢veres y del propio sumergible, pero la tragedia del Kursk, que se precipit¨® el 12 de agosto al fondo del mar de Barents con 118 tripulantes a bordo, vio ayer c¨®mo ca¨ªa el tel¨®n de su primero y m¨¢s estremecedor acto. Unos 150 familiares efectuaron una traves¨ªa en el barco Klavdia Yelansk¨¢ya, puesto a su disposici¨®n por la flota rusa del Norte, y lanzaron flores al agua en el mar de Barents donde, a 108 metros de profundidad, est¨¢ varado el submarino nuclear siniestrado, convertido ya en un inmenso ata¨²d de acero y completamente inundado.
Parece el gui¨®n de una superproducci¨®n cinematogr¨¢fica, y seguramente no pasar¨¢ mucho tiempo sin que se filme alguna. Tiene todos los ingredientes de los ¨¦xitos de venta de Frederick Forsyth: intriga, suspense, alto secreto, inter¨¦s humano y trasfondo pol¨ªtico. Hay quien la compara a la pel¨ªcula del verano, esa Tormenta Perfecta en la que los hombres luchan contra los elementos, y pierden. En Rusia se evoca m¨¢s bien una c¨¦lebre canci¨®n del m¨ªtico cantautor desaparecido hace 20 a?os Vlad¨ªmir Visotski, El horror parte nuestras almas, que trataba precisamente de otro submarino v¨ªctima de un destino tr¨¢gico.Pero no es una novela, ni una pel¨ªcula, ni siquiera una canci¨®n, sino una de esas historias m¨¢s reales que la vida misma cuyo desarrollo s¨®lo parece posible en esta Rusia degradada hasta convertirse en una sombra fantasmal de la superpotencia con pies de barro que fue la URSS.
Ha sido una tragedia con m¨²ltiples escenarios: el Kursk en el fondo del mar, los mandos de la Flota dirigiendo el rescate desde el crucero Pedro el Grande, el equipo de buceadores noruegos abri¨¦ndose paso hacia el sumergible, el presidente Vlad¨ªmir Putin de vacaciones en el mar Negro y centenares de madres, padres, hermanos, hijos y esposas de los marineros dirigi¨¦ndose, entre la esperanza y la desesperaci¨®n, y desde diversos puntos de Rusia y Ucrania, hacia la base de submarinos y ciudad dormitorio de Vidi¨¢yevo, donde viven 71 familias de los tripulantes.
La mayor¨ªa de los familiares no quiso sumarse ayer a la expedici¨®n a alta mar porque habr¨ªa sido como reconocer que ya no hay ninguna esperanza y, contra toda l¨®gica, muchos no quieren renunciar a ¨¦sta porque es el combustible que les permite seguir adelante. Tampoco quieren que nadie saque partido de su dolor. Por eso boicotearon la ceremonia oficial de duelo a la que pretend¨ªa asistir Putin en Vidi¨¢yevo, e incluso pidieron al l¨ªder del Kremlin que renunciase a efectuar su ofrenda floral.
Putin, tras una tormentosa reuni¨®n celebrada el martes en Vidi¨¢yevo, en que tuvo que soportar un chaparr¨®n de reproches, se volvi¨® a Mosc¨². Ante las c¨¢maras de la televisi¨®n oficial, reconoci¨® que esta crisis ha demostrado que las Fuerzas Armadas, y el Estado mismo, se hallan en situaci¨®n calamitosa, y culp¨® a quienes saquearon el pa¨ªs en los ¨²ltimos 10 a?os. El oligarca Bor¨ªs Berezvoski, que se dio por aludido, le pidi¨® ayer que intente consolidar al pa¨ªs, y no dividirlo. Pese a una gesti¨®n de la crisis que muchos analistas consideran que se acerca m¨¢s a la de un bur¨®crata que a la de un l¨ªder y un comandante jefe, las encuestas de opini¨®n reflejan que Putin s¨®lo ha sufrido un leve quebranto en su popularidad, que ahora ronda el 65%.
Centenares de familiares asistieron ayer a la ceremonia de colocaci¨®n en Vidi¨¢yevo de una l¨¢pida sobre la que se contruir¨¢ un monumento a las v¨ªctimas del Kursk. Hubo desmayos y muchas l¨¢grimas. Luego, 150 de ellos, acompa?ados de varios psic¨®logos, embarcaron en el Klavdia Yelansk¨¢ya rumbo al escenario de las cat¨¢strofe, cuyas causas siguen sin determinarse y oscilan entre la explosi¨®n de un torpedo y el choque con un submarino de la OTAN. No llegaron al lugar exacto del siniestro, como estaba previsto, pues el estado de estas familias imped¨ªa una larga traves¨ªa. Pero lanzaron flores al agua en el lugar en el que suelen iniciar su inmersi¨®n los submarinos, y un alto jefe de la Marina hizo lo propio en nombre de Putin. Hubo una ceremonia cristiana ortodoxa y otra musulmana. Cada familia recibir¨¢ una botella de agua del mar de Barents. [Adem¨¢s, la ayuda prometida por Putin va a concretarse en 720.000 rublos (4,7 millones de pesetas) y un piso, informa France Presse. Curiosamente, el Kremlin anunci¨® tambi¨¦n ayer un aumento del 20% en los sueldos de militares y polic¨ªas a partir del 1 de diciembre.]
La fiscal¨ªa general ha abierto lo que en Rusia se llama "un caso criminal", un procedimiento rutinario que no implica presunci¨®n de delito y que, en todo caso, no depurar¨ªa responsabilidades pol¨ªticas. El l¨ªder del Kremlin dice que no es hora de buscar culpables, pero, dado que el Kursk, una joya ¨²ltimo modelo de la flota nuclear rusa, no se pudo hundir solo, no ser¨ªa raro que termine haciendo rodar cabezas para proteger la suya.
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