Rumania, otra puerta falsa para la inmigraci¨®n clandestina

"Cogi¨® un l¨¢piz y me dibuj¨® una oveja. ?Quiso decirme que s¨®lo comer¨ªa carne de cordero! Consegu¨ª sacarle que ven¨ªa de Afganist¨¢n, que era musulm¨¢n y quer¨ªa emigrar a Europa occidental", relata un coronel de la polic¨ªa aduanera de Iasi, entre Rumania y Moldavia, tras interrogar a un afgano sin papeles que se expresaba con gestos. Los afganos son interlocutores corrientes para los polic¨ªas de la frontera moldavo-rumana. Los cada vez m¨¢s numerosos candidatos a la inmigraci¨®n clandestina, procedentes de pa¨ªses asi¨¢ticos y de Oriente Pr¨®ximo, cruzan esta l¨ªnea antes de llamar a las puertas de Occidente. Bangladesh, Afganist¨¢n, India, China, Irak e Ir¨¢n son las principales reservas de inmigrantes clandestinos que anhelan la prosperidad europea. Precio medio de un viaje inc¨®gnito: alrededor de 1,8 millones de pesetas pagadas a las redes moldava, rumana y h¨²ngara.

La aventura comienza en Mosc¨², de f¨¢cil acceso, donde se puede conseguir la documentaci¨®n falsa. Despu¨¦s sigue por Kiev, en Ucrania, y luego por Chisinau, capital de la Moldavia ex sovi¨¦tica, que logr¨® la independencia en 1991. Dos tercios de los habitantes de Moldavia son de origen rumano, y Bucarest otorga a los ciudadanos de esta Rep¨²blica el derecho de libre circulaci¨®n con s¨®lo presentar el documento de identidad. En Rumania se gana cuatro veces m¨¢s y atrae a los moldavos, cuyo sueldo medio no sobrepasa las 1.740 pesetas mensuales.

Pero todo cambi¨® cuando empezaron, en febrero, las negociaciones de Bucarest para su adhesi¨®n a la Uni¨®n Europea. Con vistas a conseguir que Bruselas otorgue a los rumanos la libre circulaci¨®n por el espacio Schengen, Rumania tiene una nueva consigna: controlar la frontera del Este, futura frontera oriental de la UE.

?C¨®mo vigilar un espacio de 686 kil¨®metros con veh¨ªculos que se estropean continuamente y walkie-talkie improvisados? "Hace falta tener olfato", responde el jefe del departamento de lucha contra la delincuencia fronteriza de Iasi.

Existen varios trayectos de inmigraci¨®n clandestina. Uno parte de Chisinau y pasa por Iasi, a trav¨¦s del r¨ªo Prut, que separa Moldavia y Rumania. Otro va de Chisinau a Odessa, puerto ucranio del mar Negro, desde el cual los inmigrantes son transportados a Galati, en el este de Rumania. Una vez cruzada la frontera, viajan a Bucarest en autobuses o camiones, en direcci¨®n hacia Hungr¨ªa, para pisar suelo europeo.

La inmigraci¨®n clandestina no es s¨®lo un problema rumano, sino europeo, y en el que Bruselas invertir¨¢ cerca de 20 millones de euros para informatizar los servicios de la polic¨ªa rumana. Mientras, a falta de una log¨ªstica adecuada, el fen¨®meno extiende sus tent¨¢culos de Mosc¨² hasta Par¨ªs, Londres o Bruselas, v¨ªa Rumania.

? Le Monde / EL PA?S