Freire espa?oliza los 'sprints'
El campe¨®n del mundo vence a los grandes especialistas italianos en una etapa relajada
La locura de Bermejo
Se mantienen las constantes de la Vuelta. Los favoritos se desentienden y los ganadores salen de entre el grupo de los ilustres escondidos. En M¨¢laga fue Z¨¹lle. En C¨®rdoba, ?scar Freire, el campe¨®n del mundo. Un chaval de 24 a?os que, siempre que la salud le ha acompa?ado, ha dado lustre al maillot arco iris como nadie en los ¨²ltimos a?os. Hab¨ªa pasado varios meses aparcado por una complicada lesi¨®n de espalda. Pero vuelve con br¨ªo.Todo el pelot¨®n apuntaba a Mario Cipollini. Algo equiparable a la v¨ªspera con Ullrich. Pero al italiano le persigue un gafe en la Vuelta (nunca ha ganado y todo lo que se ha llevado de Espa?a fue un tremendo porrazo en Salamanca). Todav¨ªa no se lo quita de encima y no parece preparado para acabar con ¨¦l. Le falta entrar en ambiente, sentirse fresco cuando empieza a oler la l¨ªnea de llegada, ordenar a los suyos esa espectacular formaci¨®n que tiraniza al pelot¨®n en los ¨²ltimos kil¨®metros, a 50 por hora. Y soltar su l¨¢tigo en la ¨²ltima recta.
As¨ª que mientras Cipollini se reconcilia consigo mismo, hay un hueco para el resto. ?Y qui¨¦nes son ellos? Italianos en su mayor¨ªa. De hecho cada uno de los ocho equipos llegados de aquel pa¨ªs traen a su sprinter propio (en varios casos m¨¢s de uno). Hasta el mism¨ªsimo Ull- rich se ha rodeado de Lombardi y sus escuderos. La velocidad es siempre un asunto azzurro. Hasta ahora.
?scar Freire no tiene la altura ni los m¨²sculos de los velocistas puros. Pero es listo, y adem¨¢s est¨¢ en la n¨®mina de un equipo italiano, que siempre ayuda. Vio que el Saeco no se adue?¨® de la carrera en los ¨²ltimos kil¨®metros. Algo le deb¨ªa ocurrir a Cipollini, pens¨®. Mir¨® en la cabeza del pelot¨®n y no encontr¨® al Bello. S¨®lo vio maillots ros¨¢ceos del Telekom. Hasta el ¨²ltimo kil¨®metro sus compa?eros le hab¨ªan escoltado durante los momentos dif¨ªciles, cuando el grupo marchaba en fila india, y lleg¨® fresco a C¨®rdoba. O al menos con toda la frescura que pueden permitir los 40 grados que atizaban en la carretera.
Freire, avispado ¨¦l, aguant¨® a rueda de los Telekom y esper¨® hasta los ¨²ltimos cien metros para apretar los dientes. Nadie le supo parar. Es su s¨¦ptima victoria esta temporada. O m¨¢s bien en media temporada. La otra mitad se la rob¨® la lesi¨®n. Los sprints por fin hablan espa?ol. Despu¨¦s de mucho tiempo. ?l ha dado el salto que no han alcanzado los hombres r¨¢pidos que ha dado el ciclismo espa?ol. Y, con todo, ¨¦l mismo no se siente velocista. O no s¨®lo velocista.
Era lo que le faltaba a Freire. Ganar en una grande. Ya no hay quien dude de ¨¦l. Gana incluso en fase de rehabilitaci¨®n, y entre especialistas. Si uno tiene alma de ganador, los problemas se convierten en ayudas. Adem¨¢s, el escenario era el ideal, porque no tuvo que arriesgar demasiado. La etapa hab¨ªa resultado relajada, impropia de una primera jornada en l¨ªnea, cuando todos quieren probarse y ense?ar su maillot.
La carrera sigui¨® las pautas m¨¢s ortodoxas de una etapa llana, como si estuviera teledirigida desde fuera. Primer paso: permitir una escapada de un chico impetuoso y temerario. Segundo: tenerlo controlado durante casi toda la carrera y cazarlo a falta de poco m¨¢s 15 kil¨®metros para la meta. Tercero: rifarse el sprint. Los c¨¢nones se cumplieron a rajatabla. El temerario fue Andr¨¦s Bermejo, del Relax Fuenlabrada, un equipo que vive de la escapada descabellada. Aunque suponga recorrer en solitario 140 kil¨®metros entre un calor abrasador, y sin esperanzas de triunfar. Hab¨ªa demasiados italianos y con muy pocas etapas llanas por delante. Como para permitir regalos.Pero a Maximino P¨¦rez, su director, y al mismo corredor les tra¨ªa sin cuidado. A ellos les supone una alegr¨ªa casi completa un protagonismo tan alargado, con un liderato en las metas volantes de obsequio. No importan los efectos secundarios: el ¨²ltimo puesto (Bermejo lleg¨® quemado, colista, a m¨¢s de ocho minutos del pelot¨®n) y una quemaz¨®n interior de la que tardar¨¢ d¨ªas en recuperarse. El pelot¨®n fue generoso con ¨¦l. Le dej¨® lucirse durante casi todo el d¨ªa. A cambio, todos gozaron de una jornada tranquila y un sprint colorido. Y diferente. Ya no ganan s¨®lo los italianos. Las llegadas en masa se han espa?olizado.
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