Salvado por los papeles del perro
Tras el proceso extraordinario de regularizaci¨®n, miles de inmigrantes han recuperado el aliento y la dignidad. Tener los documentos en regla no equivale, sin embargo, a la integraci¨®n
Falta de seguridad
"Estaba dispuesto a llevar al perro a la Subdelegaci¨®n del Gobierno", recuerda, divertido, el vicepresidente de ATIME. Kamal Rahmouni evoca el caso de un ciudadano marroqu¨ª, residente en Almer¨ªa, que present¨® los papapeles de su perro, la cartilla de vacunaci¨®n correspondiente a 1997-98, para demostrar que hab¨ªa estado en Espa?a antes del 1 de junio de 1999 y obtener as¨ª el permiso de residencia. "No ten¨ªa muchas esperanzas. Pero, al final, parece que el perro le salv¨®", resume. Otros inmigrantes, en cambio, no lo han tenido tan f¨¢cil. Muchos se han deshecho de facturas o, simplemente, carecen de cualquier documento que pueda acreditar su presencia en el pa¨ªs antes de la fecha requerida por el Gobierno para beneficiarse de la amnist¨ªa. Precisamente por tener que vivir en la clandestinidad, los extranjeros sin papeles tratan de borrar cualquier huella de su existencia.
Rahmouni se muestra m¨¢s esperanzado respecto al porvenir de los inmigrantes que en relaci¨®n con su presente. "La primera inmigraci¨®n es la que m¨¢s ha sufrido, dice; "el futuro est¨¢ en la segunda generaci¨®n". Para ellos no habr¨¢ tantas restricciones como para sus padres y tendr¨¢n acceso a mejores condiciones de vida y trabajo, destaca el vicepresidente de ATIME.
"Mientras no se vea a un inmigrante guardia civil, bombero, conductor de autob¨²s o funcionario, lo que s¨ª ocurre en otros pa¨ªses", recalca Rahmouni, "no se podr¨¢ hablar de plena integraci¨®n". Con el tiempo, "la inmigraci¨®n se est¨¢ convirtiendo en una realidad tangible, que se va a ir asumiendo por la sociedad como algo normalizado".
Pasaporte a la ciudadan¨ªa
La continuidad laboral y la seguridad legal son los dos principales factores que facilitan la inserci¨®n de los inmigrantes, de acuerdo con su propio testimonio. No obstante, los continuos cambios en la ley, sujeta al vaiv¨¦n del juego pol¨ªtico, tal y como se?ala Rosario Zanabria, la presidenta de la Asociaci¨®n de Refugiados e Inmigrantes Peruanos (ARI-PER?), provocan "una absoluta precariedad jur¨ªdica" y aumentan la zozobra de los inmigrantes. "Todav¨ªa estamos aplicando el reglamento de la ley de 1985", denuncia. Una norma que, en algunos aspectos, "contraviene la ley actual y resulta inaplicable". Tras el proceso extraordinario de regularizaci¨®n, el censo de la poblaci¨®n inmigrante en Espa?a podr¨ªa rondar, seg¨²n fuentes del Ministerio del Interior, el mill¨®n de personas, casi un 3% de la poblaci¨®n total. De acuerdo con las ¨²ltimas cifras oficiales, a finales de 1999 se hab¨ªan contabilizado como residentes en Espa?a 801.329 extranjeros. A este n¨²mero habr¨ªa que sumarle ahora las 225.000 solicitudes de residencia presentadas del 21 de marzo al 31 de julio de este a?o.
Izquierdo Escribano muestra su preocupaci¨®n por el hecho de que m¨¢s de la mitad de los permisos de residencia concedidos hasta la fecha, el 58%, ¨²nicamente se hayan otorgado por un a?o. "Ser¨ªa interesante", declara, "saber cu¨¢ntos vuelven a concederse dentro de un a?o". Para este soci¨®logo, "tan importante como la regularizaci¨®n es que se renueven los permisos". No es infrecuente el caso de los irregulares "sobrevenidos", precisa.
Las asociaciones de inmigrantes han reclamado al Gobierno que regularice a esos 50.000 inmigrantes que, seg¨²n sus propias previsiones, van a quedar en situaci¨®n irregular. "Si se dejan muchos inmigrantes en la irregularidad", advierte Izquierdo Escribano, "¨¦stos van a quitar el puesto a los regulares". Prueba de ello, manifiesta, es "el escaso n¨²mero de peticiones de regularizaci¨®n en la agricultura, s¨®lo el 2%". Esto se debe a que en el sector agr¨ªcola "no hay oferta solvente" porque los empresarios "prefieren a los irregulares". Por otra parte, a?ade, "los trabajadores extranjeros experimentan un claro proceso de descualificaci¨®n". La mayor¨ªa cuenta con estudios, pero desempe?a muy a menudo tareas manuales que no requieren ninguna cualificaci¨®n.
Rahmouni tiene amigos que son "licenciados en filolog¨ªa hisp¨¢nica o en qu¨ªmica y est¨¢n trabajando en la recogida del tomate". Seg¨²n datos de la ¨²ltima macroencuesta elaborada por el Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS), en 1996, el 58% de las mujeres inmigrantes y el 43% de los hombres hab¨ªa completado estudios de grado medio o pose¨ªa un t¨ªtulo universitario.
Cuando en diciembre de 1998 Daniel Bucana, de 41 a?os, lleg¨® a Madrid desde Rumania, el espa?ol s¨®lo lo hablaba "un poquito". Lo aprendi¨® en casa, sin profesor, a trav¨¦s de un curso intensivo. Adem¨¢s de su lengua materna, el rumano, se maneja en franc¨¦s, ingl¨¦s, b¨²lgaro y alem¨¢n. En su pa¨ªs de origen, ense?aba franc¨¦s en un instituto. En Espa?a, sin embargo, se ha empleado sobre todo como alba?il. "La mayor¨ªa de los rumanos trabaja en la construcci¨®n", explica. Un profesor de secundaria gana en Rumania en torno a las 15.000 pesetas mensuales. "Una bombona de butano y un litro de gasolina, en cambio, cuestan lo mismo que aqu¨ª", aclara.
Lipan ha sufrido los mismos sueldos raqu¨ªticos que Bucana. Es electricista y un veterano de la inmigraci¨®n. Antes de recalar en Espa?a, estuvo trabajando durante varios a?os en Alemania. Detr¨¢s de su frente tatuada por una cicatriz, atesora un argumento infalible contra los que rechazan la inmigraci¨®n. "Yo siempre he tenido la idea muy fija de que, si en mi pa¨ªs no pod¨ªa ganar lo que deseaba," expone, "deb¨ªa tratar de buscarme la vida en otra parte. Si me defiendo bien en mi trabajo y aqu¨ª hay alguien a quien le hacen falta mis servicios, ?por qu¨¦ no voy a quedarme?".
Para el final Lipan se reserva la mejor de las tesis, que arroja con todo el peso de la l¨®gica sobre su interlocutor: "Vamos a ver:los futbolistas pueden venir. ?Por qu¨¦ no los electricistas?".
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