La vulgaridad
Impera la vulgaridad. Es el signo inevitable de los actuales tiempos taurinos. Ganaderos y toreros, inmersos en la comodidad que les proporcionan la ausencia de aficionados y las plazas llenas de espectadores que ni saben ni contestan, han perdido la propia estima por criar toros bravos y lidiar con emoci¨®n, con arte y con valor.Hoy impera la vulgaridad. Los toros parecen cr¨ªas de primos hermanos, y los toreros, todos seg¨²n un ¨²nico patr¨®n, se afanan por ser pesados aut¨®matas. As¨ª las cosas, los festejos taurinos son insoportables. Al menos, as¨ª se puede calificar la novillada celebrada en La Maestranza. Y es una pena, porque sobre el papel todo es ilusi¨®n y esperanza. Despu¨¦s, salen toro y torero y el espect¨¢culo se torna en espejismo de lo que fue un d¨ªa lejano.
Villamarta / Guisasola, Cort¨¦s, Canito
Novillos de Villamarta, justos de presentaci¨®n, blandos y descastados; destac¨® el 2?.?lvaro Guisasola: pinchazo y estocada (silencio); pinchazo y estocada (silencio). Ant¨®n Cort¨¦s: estocada (vuelta); dos pinchazos y media (silencio). Gabriel Ruiz Canito: pinchazo y media estocada (silencio); dos pinchazos y estocada (palmas). Plaza de la Maestranza, 27 de agosto. Menos de media entrada.
Novillos de Villamarta, nombre postinero en la ganader¨ªa brava; novillos de pura sangre, de encastada nobleza, de poder¨ªo y acometividad. Eso se lo dir¨¢ usted a todos, pero la verdad es que son animales tan vulgares como los dem¨¢s.
Guisasola, Cort¨¦s y Canito, tres nombres en busca de la gloria; tres chavales que acuden a Sevilla para abrirse paso. Pero como la mayor¨ªa de sus compa?eros son novilleros con el valor corto y la ilusi¨®n muy medida.
Guisasola es muy inexperto; Cort¨¦s es moderno, derrocha voluntad pero no dice nada, y Canito, m¨¢s temperamental, destac¨® con el capote y dej¨® la miel en los labios con la muleta.
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