Los sue?os se cumplen
Nos invitaron, para despedir el verano, a una comida con intelectuales y artistas. A mi izquierda hab¨ªa una estrella de la televisi¨®n que me inform¨® de que ten¨ªa dos hijos adoptados, un chinito y una chinita. Le di la enhorabuena e intent¨¦ que habl¨¢ramos de otra cosa, pero entonces me pregunt¨® cu¨¢ntos hijos adoptados ten¨ªamos mi mujer y yo. Al decirle que ninguno perdi¨® completamente el inter¨¦s por m¨ª.A mi derecha hab¨ªa un famoso guionista de cine que me dijo, sin que yo le hubiera dado pie, que acababa de adoptar a una ni?a boliviana. Le di la enhorabuena y le pregunt¨¦ si hab¨ªa visto la pel¨ªcula de Verhoeven sobre el hombre invisible. Pero ¨¦l no ten¨ªa inter¨¦s en hablar de cine, sino de la adopci¨®n. Quiso saber cu¨¢ntos hijos adoptados ten¨ªa yo y le dije que ninguno.
-Pero estar¨¢s en tr¨¢mites -insisti¨®.
-Pues no, no estoy en tr¨¢mites -manifest¨¦ un poco avergonzado.
El guionista de cine perdi¨® todo el inter¨¦s por m¨ª y se puso a hablar de ni?os adoptados con su vecino de la derecha. Alcanc¨¦ a o¨ªrle que el problema de los ni?os polacos es que son iguales que nosotros y al final parecen hijos biol¨®gicos. La pareja que hab¨ªa frente a m¨ª hablaba de la burocracia de la adopci¨®n y se intercambiaban consejos para actuar de un modo u otro seg¨²n los pa¨ªses. Mi mujer se encontraba al otro extremo de la mesa y me pareci¨®, por la mirada que intercambiamos, que se encontraba tambi¨¦n un poco aislada. Como todav¨ªa est¨¢bamos en el segundo plato y comprend¨ª que el tema dominante eran los hijos, intent¨¦ contar a la estrella de la televisi¨®n algunas cosas de los m¨ªos.
-?Pero no me hab¨ªas dicho que no ten¨ªas ning¨²n hijo adoptado? -pregunt¨®.
-Es que son biol¨®gicos.
-Ah, eso -dijo con una mueca de asco.
Sal¨ª de la comida hecho polvo y cuando me reun¨ª con mi mujer me cont¨® que a ella le hab¨ªa sucedido lo mismo.
-?Pero en qu¨¦ mundo vivimos t¨² y yo -dijo- que ni nos hab¨ªamos enterado de que ya no se adoptan posturas, sino ni?os?
-Chica, yo leo todos los d¨ªas varios peri¨®dicos y no hab¨ªa ca¨ªdo -respond¨ª abochornado.
-No los leer¨¢s bien- asegur¨®.
En efecto, al llegar a casa ech¨® un vistazo al primer peri¨®dico que vio sobre la mesa y me dijo que Woody Allen y Soon Yi acababan de adoptar otra hija, la segunda, creo, o la tercera.
-Pero Woody Allen se casa luego con ellas -dije yo-. M¨¢s que la adopci¨®n, practica una suerte de incesto atenuado.
Mi mujer dijo que eso no ten¨ªa gracia y estuve de acuerdo. Entonces entr¨® llorando nuestro hijo peque?o.
-?Pero qu¨¦ te pasa?
-Unos ni?os me han dicho que soy hijo biol¨®gico.
Mi mujer y yo nos miramos con l¨®gica preocupaci¨®n, pero yo actu¨¦ con unos reflejos incre¨ªbles. Le dije que no se lo creyera. Que le hab¨ªamos tra¨ªdo de Pakist¨¢n: el primer pa¨ªs que se me ocurri¨®, vete a saber por qu¨¦. El ni?o se qued¨® m¨¢s tranquilo y se march¨® otra vez a jugar con sus amigos adoptados.
-?Crees que has hecho bien enga?¨¢ndole? -pregunt¨® mi mujer.
-Ya tendr¨¢ tiempo de enterarse de la verdad -respond¨ª yo-. Acu¨¦rdate de que le dijimos demasiado pronto que los Reyes Magos eran los padres y lo pas¨® fatal. Cuanto m¨¢s tarde se entere de que es biol¨®gico, mejor.
-Pero los ni?os son muy crueles y se lo dir¨¢n.
-Pues nosotros le diremos lo contrario y lo juraremos sobre la Biblia si es preciso.
Esa noche rele¨ª un ensayo de Freud, con perd¨®n, en el que dice que todos hemos tenido de ni?os la fantas¨ªa de que ¨¦ramos adoptados. De ese modo, soportamos las carencias de nuestros mayores y so?amos con un futuro en el que nuestros verdaderos padres vendr¨¢n a rescatarnos de la menesterosa condici¨®n en que hemos ca¨ªdo. Lo curioso de los sue?os es que se cumplen. Quiz¨¢ ahora se est¨¢ cumpliendo masivamente ese viejo sue?o de la humanidad, lo que me parece muy bien. Pero alguien deber¨ªa explicarnos c¨®mo ayudar a los hijos biol¨®gicos a sobrevivir con el peso de no ser m¨¢s que lo que parecen. Despu¨¦s de todo, ellos son inocentes de las inclinaciones de sus padres.Woody Allen y Soon Yi
El director de cine practica, m¨¢s que la adopci¨®n, una suerte de incesto atenuado, pues luego se casa con sus hijas
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