Demasiadas orejas
Esta simp¨¢tica plaza, aleda?a de los madriles, a la que llaman por eso La Tercera, es el para¨ªso de los orejistas. Basta con que el torero d¨¦ muchos pases y que mate el toro de una estocada para que, sin parar mientes en la calidad de aquellos y de ¨¦sta, se exija la concesi¨®n de la segunda oreja.Muy pocos de esos orejistas saben que el segundo trofeo es de exclusiva competencia del presidente y que, para otorgarlo, el Reglamento Taurino exige que tenga en cuenta las condiciones de la res, la direcci¨®n de la lidia, la faena con capote y muleta y la estocada. Los que s¨ª lo saben son los presidentes, pero no se atreven a negar una segunda oreja, porque temen que los orejistas, llevados por esa "c¨®lera del espa?ol sentado", que dijo el cl¨¢sico, asalten el palco para lincharlos. Por eso, seguramente, en esta plaza se dan tantas segundas orejas y, a veces, hasta un rabo fantasma.
R¨ªo / Espl¨¢, Joselito, Bautista
Toros de Victoriano del R¨ªo, de presencia desigual, alguno sospechoso de pitones, justos de fuerza, mansotes en general. 2?, anovillado. 6?, boyante.Luis Francisco Espl¨¢: pinchazo y estocada desprendida (aplausos y saludos); cuatro pinchazos y cuatro descabellos (silencio). Joselito: bajonazo (algunas palmas); estocada (dos orejas). Juan Bautista: estocada ladeada, rueda de peones y dobla el toro (aplausos y saludos); estocada corta (dos orejas). Joselito y Juan Bautista salieron a hombros por la puerta grande. Plaza de San Sebasti¨¢n de los Reyes, 31 de agosto. 6? y ¨²ltima corrida de feria. Lleno.
Dos segundas orejas se llevaron ayer Joselito y Juan Bautista y, ambas, si cogemos la lupa del rigor, que es la que debe coger siempre un buen aficionado, sea o no sea presidente, deber¨ªan haberse quedado en su sitio, all¨ª, junto a la ra¨ªz del pit¨®n.
Si vamos a la primera exigencia, la de las condiciones de la res, digamos que el quinto toro no fue tan bueno como crey¨® el p¨²blico. Se quit¨® el palo en la primera vara que tom¨® y sali¨® suelto. Busc¨® despu¨¦s al otro picador, colocado cerca de toriles y no fue hacia ¨¦l por bravura sino porque le tapaba el camino de la fuga. A pesar de la brega de Pirri, que se esforz¨® en evitar el encuentro, el toro tom¨® all¨ª otra vara, con la salida tapada.
En la muleta, tarde¨® y busc¨® tablas. No se confi¨® Joselito, al principio. Cuando lo hizo, le meti¨® el piquito y se dej¨® arrebatar el terreno. Un espectador le pidi¨® el empleo de la mano izquierda y Jos¨¦ dio algunos naturales, muy pocos limpios y todos sin ligar. El toro se le iba y el torero lo persigui¨® por todos los terrenos, mal colocado siempre. Lo mat¨® de un gran volapi¨¦, entrando muy despacio. Aunque la estocada fue perfecta, ni hubo direcci¨®n de lidia, ni la faena fue redonda. No a la segunda oreja.
El toro que desorej¨® Juan Bautista fue excelente. El mejor de la corrida.La faena del diestro franc¨¦s fue rutinaria y pegapasista. Le ech¨® variedad al asunto, con una capetillina, molinetes de pie y de rodillas y un abaniqueo. Pero siempre con la muleta retrasada, para aprovechar los viajes. Direcci¨®n de lidia, cero. Y con el capote se hizo un l¨ªo al intentar, en un quite, emular las fantas¨ªas de El Juli.
El primer toro de Joselito fue soso, se quedaba corto y se par¨® en seguida. Lo tore¨® sin ligar y con carreritas. El de Juan Bautista, un inv¨¢lido gazap¨®n.
Espl¨¢, que supli¨® al ausente Jos¨¦ Tom¨¢s, no vino a cortar orejas. Dio muchos derechazos, todos cortitos y algunos sin rematar, a su primer toro. A la faena le falt¨® hondura, a fuerza de buscar lo superficial. Cuando, agotado el burel y, ante la insistencia del p¨²blico, se ech¨® la muleta a la izquierda, le peg¨® tres naturales con enganchones.
El cuarto fue un toro mansote, que se quedaba corto, hasta el punto de que se le par¨® una vez bajo el sobaco y le atiz¨® un derrote. Espl¨¢ anduvo con ¨¦l m¨¢s animoso y sabiendo resolver los problemas que la res le iba planteando.
Estuvo f¨¢cil en banderillas y m¨¢s lidiador que artista con el capote, sobre todo en el modo de sujetar, de salida, a su segundo toro. Daba gusto ver la manera de salirse con ¨¦l a los medios a la vez que iba corrigiendo con el percal la tendencia escapatoria de aquel morlaco.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.