V¨ªctimas de una guerra de tizas PABLO LEY
Empezamos el curso, pero no olvidemos asignaturas pendientes. Por ejemplo, que a finales del curso pasado Joan Oll¨¦ y Dom¨¨nec Reixach andaban a la gre?a. Y es que en esa guerra de tizas (el profe vuelto de espaldas) los impactos, hasta ahora, los han recibido los autores. Las hostilidades las desat¨® Oll¨¦, quien, desde estas p¨¢ginas, descarg¨® su pu?o sobre el Teatre Nacional de Catalunya (TNC) acus¨¢ndolo de incumplir sus principios program¨¢ticos y arrinconar a buena parte de la profesi¨®n. Reixach, desde el TNC, repeli¨® el ataque y sugiri¨® que lo que animaba a Oll¨¦ tal vez fuera, as¨ª titul¨® su art¨ªculo, ?secretas ambiciones? Luego vino Sitges Teatre Internacional (STI) y Oll¨¦ solt¨®, como director, m¨¢s pullas y dijo, por ejemplo, que tal vez lo propio del TNC fuera producir el teatro carca que Catalu?a precisa. Oll¨¦ se reservaba, as¨ª, el papel salvador de la nueva dramaturgia. Reixach, sibilino, call¨®: de hecho, tard¨® casi un mes en descargar un golpe indirecto mediante la carta, fechada el 27 de junio y dirigida por el Consell d'Assessorament Art¨ªstic del TNC a los autores (vivos, se entiende) de este pa¨ªs. Pero antes de la carta, algo de historia.Tras a?os de navegar sin br¨²jula, por fin hab¨ªa dado Oll¨¦ con una justificaci¨®n para el STI. Sitges como festival de autor tiene su lugar en el ecosistema teatral. Y eso incluso pese a las cr¨ªticas que alg¨²n medio lanz¨® al finalizar Sitges proponiendo, dada la escasa afluencia de p¨²blico y la similitud entre su programa y el de las salas alternativas, que los 120 millones de pesetas del festival fueran a parar a ¨¦stas. Argumentos peligrosos. Como lo es la cuesti¨®n de fondo que hace del STI una coartada pol¨ªtica: todos sabemos que s¨ª, que Sitges, y el TNC, y el Grec, y el Lliure, y la Ciutat del Teatre... son coartadas de una lucha pol¨ªtica que usa la cultura como arma de partido, la desposee de su irrevocable universalidad y rebaja las aspiraciones culturales de los ciudadanos. Luchas abiertas o larvadas de todos contra todos ya diagnosticadas en El pr¨ªncipe de Maquiavelo. Pero lo absurdo es reclamar el fin del STI ahora que ha hallado una f¨®rmula que podr¨ªa dar sus frutos.
En este pa¨ªs, el autor lleva demasiado tiempo siendo ese pobre infeliz al que se le dan unas palmaditas en la espalda cuando se le hace el favor, y el honor, de estrenarle alguna obra. Pero la convicci¨®n inconfesa es que los verdaderos autores son los que otros han descubierto en Francia, Alemania, Inglaterra, Estados Unidos... Esa actitud, correctamente analizada, no es otra cosa que provincianismo. Y esconde algo peor: la incompetencia de unos gestores que no han sido capaces de desarrollar un programa efectivo que haga de nuestros dramaturgos piezas indispensables en la reelaboraci¨®n de la cultura.
El STI, festival de teatro de autor, podr¨ªa ser campo de pruebas en este terreno, del que, por una vez, saldr¨ªan beneficiadas las salas alternativas. Primer paso para cubrir ese vac¨ªo inmenso que supone la inexistencia de un espacio institucional dedicado en exclusiva al teatro de autor. ?sa es, de entre las muchas cosas desafortunadas que ha dicho Oll¨¦, una pura verdad. Y aqu¨ª llegamos a la carta.
El 27 de junio fue expedida desde el TNC una carta en la que se informaba a los autores de que, tras consultar "el parecer de diversos dramaturgos en relaci¨®n con la situaci¨®n de la dramaturgia catalana actual (teatro de texto)", variar¨ªa el planteamiento de la Sala Tallers, que ser¨ªa un espacio dedicado "a la dramaturgia y a los creadores contempor¨¢neos, un centro din¨¢mico que genere ideas y debate y que abra el TNC a un nuevo tipo de montajes: a nuevos creadores, a propuestas de riesgo, a formatos no convencionales". Ante el autor se desplomaba la parra con todas sus uvas y es que el TNC, dec¨ªa la carta, "asegura la explotaci¨®n en gira de espect¨¢culos de formato peque?o y mediano". Finalmente, se anunciaba que "se har¨¢ un replanteamiento del funcionamiento de las bolsas de ayuda a la creaci¨®n de textos teatrales", y, m¨¢s importante, "se ampliar¨¢ el n¨²mero de ayudas que se conceder¨¢n".
Habr¨ªa sido casi un sue?o si todo esto se hubiera abordadohace uno, dos, diez a?os, y no en el contexto de la guerra entre Oll¨¦ y Reixach y aprovechando el eclipse inform¨¢tico del Grec. Porque, analiz¨¢ndolo, lo que parece la carta, aunque se negara desde el TNC, es que Reixach, con tajo maestro, quiera segarle la hierba bajo los pies a Oll¨¦. Demasiadas coincidencias con Sitges y, sobre todo, el espejismo del TNC: trabajar dignamente es algo que los autores llevan a?os reclamando y el STI no puede cumplir.
Ser¨ªa cre¨ªble la buena fe del TNC si la carta anunciara, adem¨¢s, la colaboraci¨®n con Sitges (con o sin Oll¨¦), ambos bajo la ense?a de la Generalitat. Y anunciara tambi¨¦n un compromiso formal con las salas alternativas, puntal de la nueva dramaturgia. Y ser¨ªa cre¨ªble si la carta no terminara con ese ingenuo: "Te pedimos que nos env¨ªes tus obras al Comit¨¦ de Lectura del TNC". ?Cambian la l¨ªnea y s¨®lo entonces empiezan a buscar a los autores y sus obras? ?A¨²n no los conocen?
Pero ser¨ªa a¨²n m¨¢s cre¨ªble si en la temporada 2000-2001, ya a punto de empezar, se recogiera algo de ese esp¨ªritu propicio al autor. Es casi inmoral que una carta de estas caracter¨ªsticas llegara a los autores al mismo tiempo que se anunciaban, para el pr¨®ximo a?o, s¨®lo tres dramaturgos catalanes: ?ngel Guimer¨¤, Jaume Cabr¨¦ y Toni Cabr¨¦, a los que cabr¨ªa a?adir Roger Bernat / General El¨¦ctrica, cuyas obras son de autor¨ªa colectiva.
Queda un curso para que el TNC y Sitges presenten sus nuevas programaciones. Un tiempo m¨¢s que suficiente para que el TNC, Sitges y las salas alternativas, a los que deber¨ªan sumarse otras salas de financiaci¨®n p¨²blica y privada, as¨ª como los festivales, acordaran un pacto para potenciar una asignatura no ya pendiente, sino suspendida con formidables calabazas.
Mientras eso no ocurra, los autores seguir¨¢n dilapidando su talento en la marginaci¨®n teatral.
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