Salvar al sapo partero

Su nombre de pila es Alytes obstetricans, y por los esfuerzos que est¨¢n llevando a cabo los responsables de la Consejer¨ªa de Medio Ambiente, que dirige Pedro Calvo Poch, debe ser la joya de la corona del parque de Pe?alara. Su apellido demuestra que es un ser familiar y que m¨¢s de una mujer quisiera tenerlo a su lado para compartir las tareas maternas.En el lenguaje com¨²n se le conoce como sapo partero y su virtud, en el seno familar, consiste en cargar sobre sus espaldas, durante una mes, con los huevos que ¨¦l mismo fecunda, hasta que son eclosionados por los renacuajos. Llevan sobre el planeta 80 millones de a?os, pero ahora est¨¢n desapareciendo. Hace 15 a?os la poblaci¨®n de sapos parteros, en el entorno del parque de Pe?alara, era de 12.000 ejemplares. Ahora s¨®lo quedan seis parejas. La causa de este descenso es el ataque de un hongo, el Quitidriomiseto. Esta especie, que se desarrolla en las charcas, se introduce en el organismo de los renacuajos y les impide respirar; despu¨¦s mueren. Los t¨¦cnicos del Consejo Superior de Investigaciones Cientificas (CSIC) comunicaron esta situaci¨®n a la Consejer¨ªa de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, y desde hace a?o y medio ambos organismos luchan contra el hongo como si del propio diablo se tratara.

En el CSIC, que ayuda a la Comunidad en la cruzada contra la infecci¨®n, desconocen qu¨¦ ha pasado con esta especie en cuesti¨®n, porque, de pasar inadvertida, pues nadie le hac¨ªa caso, en solo a?o y medio han desaparecido las colonias de sapos parteros de Australia, Panam¨¢, Estados Unidos, Costa Rica y Ecuador, de tal manera que, si desaparecen los de Pe?alara, los sapos parteros ser¨¢n historia en el planeta.

Adem¨¢s, hay otra cuesti¨®n, seg¨²n los t¨¦cnicos: el sapo partero, junto con el Discoglosus galganoi (sapillo pintojo ib¨¦rico) y el Bufo calamita (sapo corredor), son indicadores del calentamiento del planeta.

En los 16 meses de investigaci¨®n impulsada por la Comunidad, los t¨¦cnicos de Medio Ambiente y del CSIC han podido constatar que estos anfibios han variado la altitud de su h¨¢bitat. Los sapos suelen habitar en zonas de baja o media altitud, pero nunca en alta monta?a. El hecho de que todas las familias de sapos que se encuentran en Pe?alara est¨¦n ubicadas en el puerto de Cotos -a los pies de la antigua estaci¨®n invernal de Valcotos-, hace pensar a los bi¨®logos del CSIC que eso del cambio clim¨¢tico va en serio, porque los sapos necesitan humedad para vivir y si no la encuentran en su h¨¢bitat la buscan en zonas m¨¢s altas.

Para evitar la desaparici¨®n de este tipo de sapos, la Comunidad de Madrid ha creado tres ¨¢reas de reserva de anfibios en el parque de Pe?alara. El programa para regenerar la poblaci¨®n de los anfibios se prolongar¨¢ durante 10 a?os.