Woody Allen inventa una ingeniosa idea c¨®mica que se agota prematuramente
Bell¨ªsima y arriesgada tragedia colombiana dirigida por el franc¨¦s Barbet Schr?der
ENVIADO ESPECIALEn Small time crooks, Woody Allen promete mucho en el comienzo y da poco en el final. La divertida e incendiaria comedia, que arranca de una idea deslumbrante, se apaga a mitad del metraje, lo que no impide que algunas chispas de gracia y humor salten de cuando en cuando de la pantalla. Lo contrario le ocurre al extraordinario filme colombiano La Virgen de los Sicarios, dirigido por Barbet Schr?der, pues empieza por todo lo alto, promete mucho y da m¨¢s de lo que ha ofrecido. Gran pel¨ªcula y violent¨ªsima tragedia de ahora mismo.
Infierno cotidiano
La idea de donde arranca Small time crooks es un hallazgo argumental de deslumbrador ingenio. Una pandilla de chorizos de poca monta, cuyo jefe es Woody Allen -esta vez fuera de su personaje habitual, sombra de s¨ª mismo-, alquila una tienda colindante con un banco para desde ella atracar a ¨¦ste a trav¨¦s de un t¨²nel que excavan. El robo les sale una absoluta chapuza, pero, en cambio, la tienda de pasteles que han puesto en marcha les funciona tan bien que les hace velozmente millonarios y de rebote due?os del banco que no han atracado por las malas, y que han terminado atracando por las buenas. Y entonces, cuando en la pantalla todo debe llevarnos a volar, la imaginaci¨®n de Allen se atasca y a su filme se le rompen las alas.La gracia inicial de Small time crooks se le atraganta a Allen, hasta el punto de que hacia la hora de pel¨ªcula comienza a hacer maniobras aceleradas de aterrizaje en una zona corta, sosa y mal resuelta del relato, pues dos o tres chistes verbales o gags visuales no bastan para sostener el exacto y complicado armaz¨®n de una comedia, cuando est¨¢ bien construida. Hace falta algo m¨¢s, alg¨²n invento argumental o situacional que est¨¦ como m¨ªnimo a la altura del ingenio desplegado en las primeras escenas de la pel¨ªcula. Pero Woody Allen no da con este invento, no hace crecer la l¨ªnea de inter¨¦s de la historia y ¨¦sta se nos desinfla como un globo pinchado entre los ojos en el momento m¨¢s inoportuno, cuando le era imprescindible remontar el vuelo en busca de un desenlace digno del arranque.
Si la comedia de Allen est¨¢ mal hecha, si es deficiente como construcci¨®n, pues va de m¨¢s a menos, a la arriesgad¨ªsima tragedia colombiana dirigida por el franc¨¦s Barbet Schr?der le ocurre exactamente lo contrario, va con total rectitud y firmeza de menos a m¨¢s, y nos arrastra con ella. Es formalmente mod¨¦lica, no tiene hilos sueltos y est¨¢ perfectamente cerrada sobre s¨ª misma. La Virgen de los Sicarios, basada en la novela de Fernando Vallejo, es gran cine y detr¨¢s de ¨¦l se adivina un terrible y fascinante relato, al mismo tiempo l¨ªrico y documental, que discurre con los ojos muy abiertos sobre la ci¨¦naga urbana de Medell¨ªn, o Medallo o Metrallo, como llaman a la ciudad los ni?os y adolescentes que se mueven y se mueren en los laberintos de sus m¨ªseras y dolorosas colinas, en busca de esquinas donde ejercer su oficio de portadores de mal sexo y mala muerte.
Una veintena de fr¨ªos, g¨¦lidos asesinatos ocurre ante nuestros ojos, y nada hay m¨¢s lejano a la secuencia de un thriller que este rosario de cr¨ªmenes despojados de cualquier calidad y cualquier emoci¨®n -el ¨²nico vuelco emocional lo crea la muerte de un perro, pues la muerte humana all¨ª es norma y carece de poder conmovedor- que no sea la puramente informativa.
Es literalmente un infierno cotidiano lo que poderosamente construye y registra la, seca y carente de matices, c¨¢mara de v¨ªdeo que Barbet Schr?der emplea a posta para filmar, sin tentaciones de hacer cosm¨¦tica de planos bonitos, este espantoso, pero enormemente tierno, relato de amor y de desesperanza.Es la historia del lento suicidio de un escritor -Fernando Vallejo da algunos indicios de que habla de s¨ª mismo- que desde su exilio en Europa vuelve a los lugares donde transcurri¨® su infancia en Medell¨ªn y all¨ª encuentra, y enlaza su destino con ¨¦l, a uno de los incontables ni?os adultos que ejercen de chaperos y de asesinos a sueldo en las calles de la ciudad. Un ni?o adolescente del que el escritor se enamora y del que se deja llevar al recorrido salvaje, desquiciado y perturbador de un itinerario que conduce al fondo de la m¨¢s absoluta miseria f¨ªsica y moral, all¨ª donde reina el embrutecimiento y el estacazo de la muerte violenta, cualquier d¨ªa en cualquier esquina, dentro de la encerrona del m¨¢s cruel lugar de Am¨¦rica.
Babelia
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