Bajo la mirada de los guardaespaldas
Barbet Schr?der, el veterano director franc¨¦s, present¨® ayer La Virgen de los Sicarios, basada en la novela hom¨®nima de Fernando Vallejo. La pel¨ªcula llega precedida por una fama de filme duro y t¨¦cnicamente avanzado, porque est¨¢ rodado con una c¨¢mara digital. Adem¨¢s de eso, se sab¨ªa que el rodaje en las calles de Medell¨ªn (Colombia) se desarroll¨® bajo la mirada de los guardaespaldas, porque la ciudad -y queda constancia de ello en el filme- es un territorio particularmente violento, poblada por ni?os-sicarios que trabajan a sueldo de los distintos carteles de la coca. Pese a todo, "el rodaje no fue dif¨ªcil", dijo ayer Schr?der, "y prueba de ello es que lo terminamos. Por descontado que ten¨ªamos medidas de seguridad; todos llev¨¢bamos guardaespaldas".La pel¨ªcula cuenta el regreso a Medell¨ªn del escritor Fernando Vallejo y la desolaci¨®n que encuentra a su alrededor. Una ciudad que desborda lujo y miseria, donde el ruido pretende enterrar el horror. Vallejo, que asisti¨® al estreno del filme, del que ha escrito el gui¨®n, insisti¨® en que se trata de una historia de amor antes que nada. La de un hombre maduro y amargado que se enamora de un chico de 16 a?os que se prostituye por dinero. Un chaval que asesina por dinero y por razones triviales, porque, en la ciudad sin ley, todos los de su clase hacen lo mismo.
Provocador
El filme est¨¢ lleno de frases blasfemas que irritaron a m¨¢s de un periodista, pero que Vallejo, un provocador nato, defendi¨® hasta el final. "Yo no critico a Jesucristo, critico a Dios. Es Dios el que me enfada, porque lo ha hecho todo mal en el mundo". El escritor lanz¨® un tremendo alegato contra el Papa. "Vino a Colombia y gracias a sus pr¨¦dicas nacieron cinco millones m¨¢s de beb¨¦s. M¨¢s secuestradores, guerrilleros, atracadores; una maravilla. Yo me pregunto: ?por qu¨¦ no se hace cargo ¨¦l de alguno de estos ni?os?".La pel¨ªcula transpira un profundo anticlericalismo. Pero Vallejo sale malparado tambi¨¦n en La Virgen de los Sicarios. Su personaje, el del escritor desencantado que regresa a Colombia a morir, resulta m¨¢s literario que humano. Y el hecho incontrovertible es que vive en M¨¦xico, mientras sus amantes-sicarios pueblan los cementerios de Medell¨ªn.
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