M¨¢laga ol¨ªmpica
Ni tan siquiera en temas de Estado andaluz conseguimos ponernos de acuerdo. Llevamos en esta tierra el v¨ªa crucis de entendernos mal y si podemos poner la zancadilla a los vecinos, se celebra. Ya no es el enfrentamiento hist¨®rico en f¨²tbol y en otras materias competitivas, sino en asuntos que deber¨ªan servir para aunar esfuerzos y objetivos comunes.Que Sevilla haya dado la callada por respuesta al ofrecimiento de M¨¢laga como subsede ol¨ªmpica para el a?o 2012, no es m¨¢s que resucitar viejos resabios que en muchas ocasiones fueron freno a nuestro desarrollo. El provincialismo, tantas veces criticado, est¨¢ tan enraizado en nuestro quehacer diario que, cuando existe la posibilidad de aunar esfuerzos en objetivos comunes de toda Andaluc¨ªa, se abren frentes de batalla por todas partes, o lo que es peor, el silencio se convierte en el aliado de la indiferencia.
Desconozco si Sevilla volver¨¢ o no a optar por presentar su candidatura a los Juegos Ol¨ªmpicos de 2012. Cerrar las puertas a que M¨¢laga, con su poderosa infraestructura hotelera y excelentes condiciones para pruebas n¨¢uticas, es desconocer la realidad. Tampoco s¨¦ si Sevilla se expondr¨¢ a un nuevo rev¨¦s con influencia muy negativa en su imagen, pero si lo hiciera, M¨¢laga deber¨ªa incluirse en el proyecto. De entrada, Madrid cuenta con M¨¢laga. Y es de agradecer. Sobre todo si se tiene en cuenta que la Universidad malague?a tiene solicitado celebrar la Universiada de 2007, lo que significar¨ªa disponer de infraestructuras suficientes como para que M¨¢laga pasara con nota el examen.
Lo sucedido con la sede ol¨ªmpica puede que estalle en otros asuntos no menos balad¨ªes en un futuro no muy lejano, por ejemplo, la redistribuci¨®n del agua, cada vez m¨¢s un bien escaso.
Ya se barruntan movimientos, incluso gremiales, en los que la lucha por el agua se puede convertir en una guerra abierta. Dif¨ªcil lo tenemos si en asuntos solidarios, por el bien de nuestra tierra, seguimos arroj¨¢ndonos piedras.
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