El cazador de frases SERGI P?MIES
Un jurado formado por sesudas y respetables personalidades de nuestro mundillo cultural decidi¨® conceder el primer Premi Narratives 0 convocado por la Editorial Eumo a la obra (sic) All¨° que escolto a l'atzar d'aquella gent que llan?a frases. Su autor se llama D¨ªdac P. Lagarriga, tiene 24 a?os, naci¨® en Brasil pero se vino a vivir aqu¨ª a los tres a?os y cuando se le pregunta a qu¨¦ se dedica no sabe qu¨¦ responder. No estudia, eso seguro, ya que confiesa que hace mucho tiempo que abandon¨® los estudios "precisamente para poder estudiar". ?Trabajo? "Bueno, cosillas", es una de las respuestas posibles, aunque, si uno insiste, conseguir¨¢ saber que D¨ªdac hace cosas. "Hago cosas", dice, y si uno sigue insistiendo descubrir¨¢ que esas "cosas" tienen mucho que ver con la creaci¨®n llam¨¦mosle art¨ªstica o experimental. M¨²sica, radio, activismo, organizaci¨®n de conciertos o performances, todo vale para vehicular una vocaci¨®n heterog¨¦nea en la que los est¨ªmulos proceden de lugares muy diversos. Componer y publicar discos de escasa difusi¨®n bajo el po¨¦tico nombre de Un caddie renvers¨¦ dans l'herbe (traducci¨®n aproximada: Un carro de supermercado tumbado en la hierba) o intentar montar un sello discogr¨¢fico propio son algunas de las cosas a las que se dedica.En cuanto a sus antecedentes literarios, su curr¨ªculo presenta varios intentos en editoriales ajenas a los circuitos convencionales y, ahora, la publicaci¨®n de este libro (Eumo Editorial) que tiene la peculiaridad de que D¨ªdac no ha escrito ni una sola de sus frases. Se ha limitado a recoger frases escuchadas al azar, por la calle, a agruparlas y, tal cual, a darles formato de libro. Detr¨¢s de esta aparente pocasoltada hay, sin embargo, un sutil andamiaje ideol¨®gico. A D¨ªdac siempre le ha gustado pasear. Tanto que, de peque?o, sus amigos le miraban c¨®mo a un bicho raro y le dec¨ªan: "?Pero c¨®mo demonios se puede pasear solo?" En el transcurso de estos largos paseos, aprendi¨® a observar y tambi¨¦n a cazar, al vuelo, frases aparentemente banales (o no) pronunciadas por los transe¨²ntes con los que se cruzaba y que enriquec¨ªan, sin saberlo, su paseo. En los a?os 1996 y 1997, D¨ªdac sistematiz¨® su hobby y fue anotando las frases que, por motivos tan diversos como dif¨ªciles de definir, le impactaban. "No ten¨ªa la m¨¢s remota idea de por qu¨¦ lo hac¨ªa pero intu¨ªa que se trataba precisamente de eso: de no saber por qu¨¦ anotaba aquellas frases", dice. Una vez acumuladas, pens¨® que quiz¨¢ ser¨ªa bueno hacer algo con ellas y surgi¨® la idea de presentarlas al premio. Total: 63 frases que, teniendo en cuenta las 1.000 pesetas que cuesta el libro, le sale el lector a casi 16 pesetas la frase. Ejemplos de frases: "S¨®c dona i sempre ho ser¨¦" o "No lo vas a conseguir, Javi". Como podr¨¢n observar, no se trata de frases que vayan a cambiar la historia de la humanidad, sino de cosas que se oyen al azar y que, fuera de contexto, permiten a quien las escucha especular sobre su origen y elaborar m¨²ltiples y entretenidas hip¨®tesis.
Recuerdo que Enrique Vila-Matas sol¨ªa practicar este deporte y creo que tiene reunidas algunas frases memorables. Las preferidas de Lagarriga, en cambio, son las que, aparentemente, tienen menos chicha. "Me gustan las que informan sobre obviedades. Como por ejemplo: 'Est¨¤ plovent', una frase que se dice cuando ya est¨¢ perfectamente claro que est¨¢ lloviendo. Y mi preferida es una que dice: 'Vambes blanques', as¨ª, sin m¨¢s. Me parece la m¨¢s abierta de todas".
Abiertas o cerradas, las frases se suceden y, al acumularse, crean su propio ritmo. Y aunque insiste en que no hay premeditaci¨®n en la idea, y en que todo surge precisamente de no saber por qu¨¦ surge, ¨¦l mismo se refiere a experimentos que, de un modo u otro, lejano o cercano, podr¨ªan emparentarse con este. El Je me souviens que George Perec hizo adaptando el I remember de Joe Brainard. Y, quiz¨¢ para confirmar que no se trata de una locura, me ense?a unos libros de la misma e hipn¨®tica especie: Under Hempel's sofa, de Virgil Tracy, en el que figuran todas las cosas que hay en casa del susodicho Virgil, y 6799, de Kenneth Goldsmith, el listado de los 6.799 discos del bueno de Kenneth. "Me encanta crear ficci¨®n a partir de cosas que no lo son, de cosas reales y tangibles", confiesa. En cuanto a las primeras reacciones que est¨¢ produciendo su libro, D¨ªdac se muestra sorprendido. "Mucha gente me comenta que ellos tambi¨¦n se dedican a recopilar frases. Hay incluso unos locos del retazo de conversaci¨®n y de las frases sueltas que circulan por Internet". Para Lagarriga, en cambio, la caza de frases no es un fin en s¨ª mismo sino un medio, un instrumento para darle sentido a proyectos dif¨ªciles de verbalizar. ?El futuro? "Estoy d¨¢ndole vueltas a una historia. Durante a?os, cen¨¦ con mi padre, siempre lo mismo. Los lunes una cosa, los martes otra, y as¨ª siempre. Cada d¨ªa, ten¨ªa que comprar lo que mi padre me hab¨ªa dejado anotado en una lista. Pues bien: he conservado todas aquellas listas de la compra y se van repitiendo semana tras semana, obsesivamente, id¨¦nticas o con alg¨²n retoque causado por un viaje o por cualquier imprevisto. Resultan fascinantes y, agrupadas, creo que podr¨ªan formar un experimento interesante. Lo que m¨¢s me gusta es que, al final de todas las listas, siempre pon¨ªa lo mismo: 'Dos manzanas'".
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