El Atl¨¦tico se desquicia
Un gol en propia meta de Juan G¨®mez permite al Recreativo dar la sorpresa en el Calder¨®n
Vaya por delante que el Atl¨¦tico, a d¨ªa de hoy, adem¨¢s de ser el colista, es un equipo menor, muy poquita cosa. Y no por la calidad de sus jugadores, que se supone -aunque cada vez se suponga menos-, sino porque es un conjunto desquiciado. Al que le pueden el p¨¢nico y la anisedad. Que se maneja de pena en la angustia. Podr¨¢ echarle agallas, como hizo ayer. Podr¨¢ sudar la gota gorda y emplearse con denuedo. Podr¨¢ incluso sentirse volar empujado por un p¨²blico que no se cree lo que ve. Pero all¨ª lo ¨²nico que vuela es la pelota, que sufre un serio maltrato en pies de un equipo que dibuja un ejercicio est¨¦ril, que no ofrece otro argumento que la b¨²squeda incansable de Kiko, a ver si hay suerte y alguno de los cientos de balones que caen en sus cercan¨ªas sale de las botas del jerezano con un trayecto m¨¢s o menos decente. M¨¢s all¨¢ de t¨®picos, de infiernos y similares, el Atl¨¦tico es un conjunto de medio pelo, que malvive paralizado por la angustia. Un equipo que no dice nada digno de menci¨®n.Se midi¨® ayer el cuadro rojiblanco al Recreativo de Huelva, un rival cuyo destino era la Segunda B de no ser porque las deudas enterraron al M¨¦rida y permitieron que los onubenses ocuparan su plaza en Segunda. Vamos, que se enfrentaba al, sobre el papel, equipo m¨¢s d¨¦bil de la categor¨ªa. Como si no. El Atl¨¦tico no est¨¢ para enfrentarse a nadie. Sobre todo si los minutos pasan, como ocurri¨® ayer, y su t¨ªmido dominio no le conduce a nada. Porque su discurso empieza y acaba en esa b¨²squeda de un Kiko que, de vez en cuando, cada vez con m¨¢s dificultades, puede darle salida al bal¨®n, incluso de tac¨®n, para que Salva lo remate de mala manera, como hizo ayer en un par de ocasiones. El joven Carcedo se puso al mando y ser¨ªa injusto negar que su talante fue magn¨ªfico. Y m¨¢s magn¨ªfico hubiera sido si alguno de sus env¨ªos no acaba en las botas del rival, de un Recreativo que esper¨® sin agobios atr¨¢s y aguard¨® a que le llegara alguna oportunidad.
AT
MADRID 0- RECREATIVO 1Atl¨¦tico: Toni Jim¨¦nez; Gaspar (Juan Carlos, m. 46), Santi, Hibic; Aguilera, Juan G¨®mez, Carcedo (Luque, m. 57), Llorens; Hugo Leal, Kiko (Correa, m. 75); y Salva. Recreativo: C¨¦sar; Mariano (Juanito, m. 23), Gal¨¢n, Juanmi, Ignacio; Barajas, Soto, ?scar, Esp¨ªnola; Xisco (Bodipo, m. 63) y David (Abel, m. 82). Goles: 0-1. M. 37. Juan G¨®mez, en propia meta. ?rbitro: Renales Galindo. Expuls¨® a Salva (m. 85) por doble amonestaci¨®n. Mostr¨® tarjeta amarilla a Kiko, Hugo Leal, Llorens, Soto, David y Juanito. Unos 40.000 espectadores en el Calder¨®n. En otro partido, el Getafe venci¨® en casa del Universidad (0-1).
Le lleg¨®. Juan G¨®mez se encarg¨® de ello. Ca¨ªa aquella pelota en el ¨¢rea, remitida desde la esquina, y el argentino coloc¨® mal el cuerpo, am¨¦n de olvidarse de que el bal¨®n, si no han canbiado las cosas, tambi¨¦n acepta que se le pegue con la pierna izquierda. Su magn¨ªfico derechazo se fue dentro ante la incr¨¦dula mirada de todos los presentes. Para justificar lo ocurrido siempre es socorrido referirse a la mala suerte, al infortunio que no cesa, al destino cruel que se empe?a en golpear con sa?a a este equipo. Pero tambi¨¦n podr¨ªa hablarse impotencia, la palabra que mejor define el estado actual del Atl¨¦tico.
No funcion¨® el cuadro rojiblanco con Carcedo al mando y durante unos minutos parec¨ªa que podr¨ªa hacerlo con Hugo Leal, que retras¨® su posici¨®n y dej¨® a Juan Carlos junto a Kiko en la media punta. Pero transcurridos unos minutos, pocos, diez m¨¢s o menos, en los que el Atl¨¦tico se sinti¨® crecer, todo lo dem¨¢s no fue sino un desprop¨®sito, por mucho que la defensa mostrara cierta solidez, a lo que sin duda ayud¨® que el Recreativo, con su golito en el zurr¨®n, tampoco estaba por la tarea de hacer sangre.
Cincuenta y ocho minutos tard¨® el Atl¨¦tico en chutar con cierta destreza a porter¨ªa. Lo hizo Hugo Leal, tras la dejada n¨²mero ni se sabe de Kiko. Eran aquellos los minutos m¨¢s decentes del Atl¨¦tico, cuyas ¨ªnfulas se fueron gastando a medida que avanzaba el reloj y la derrota se asomaba al rostro de unos futbolistas derretidos por el miedo. Las bandas, que las hay en el Calder¨®n, eran territorio enemigo. El Atl¨¦tico se esforzaba, lanzaba el bal¨®n arriba una y otra vez, una manera ¨¦sta de perderlo como otra cualquiera. Pero el equipo acab¨® hist¨¦rico, hundi¨¦ndose a cada minuto, incapaz como era de emitir se?al alguna de esperanza. Cinco minutos quedaban y en vista de que de otra forma era imposible, Salva intent¨® marcar con la mano, por lo que vio la segunda tarjeta y abandon¨® la nave antes de tiempo, en lo que fue el l¨®gico y triste colof¨®n a un equipo cuyo f¨²tbol es una pura agon¨ªa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.