?D¨®nde est¨¢ mi casco?
Lo que se esperaba. La etapa ha cumplido las previsiones, con una fuga que ha llegado. Se esperaban muchos ataques, s¨ª, pero no tantos ni tan tard¨ªos. A estas alturas todos -los que est¨¢n con fuerzas- esperan entrar en la fuga buena. Nosotros hemos estado tranquilos, porque hemos colocado a Vidal y Cabello, pero hab¨ªa un problema: Santi Blanco. Anda bien en la general, y por eso nos ha tocado tirar por detr¨¢s. Por suerte o por desgracia se ha quedado atr¨¢s y en el pelot¨®n hemos parado.
Ha habido otro problema: el calor de Alisas. Conoc¨ªa el puerto de mi etapa de aficionado. Lo ten¨ªa catalogado como normal. Uno de tantos. Pero hac¨ªan unos 35 grados y con la humedad de Cantabria ten¨ªa una sensaci¨®n alt¨ªsima de calor. Con la agon¨ªa que me produc¨ªa, necesitaba deshacerme del casco, as¨ª que baj¨¦ a dejarlo. Lo met¨ª en el primer coche que vi. No era el de mi equipo. Deb¨ªa ser de la organizaci¨®n, o de invitados m¨¢s bien, porque ten¨ªa la capota abierta y los que asomaban miraban con cara de sorpresa. No s¨¦ si ma?ana recuperar¨¦ el casco. Los de la organizaci¨®n son honrados, as¨ª que espero recuperarlo.
No es un problema mayor. Adem¨¢s, casi estoy en casa. Hoy ya he encontrado a muchos conocidos y a la familia. Esto es otra cosa. Los Lagos... Me acuerdo cuando iba de cr¨ªo all¨ª arriba a ver la Vuelta. Y cuando no pod¨ªa porque ten¨ªa que ir al colegio, escuch¨¢bamos la etapa por los auriculares en mitad de la clase. O¨ªas nombres como Pino, Lejarreta... Gente con la que luego he coincidido.
Estamos en el norte, pero hac¨ªa calor, mucho bochorno y mucho sudor. Se agradec¨ªan las botellas de aficionados para ech¨¢rnoslas por encima y las zonas sombr¨ªas de ¨¢rboles. Pero hab¨ªa pocas. Piccoli ni lo habr¨¢ notado. Fue muy listo. ?l sabe y tiene olfato. No s¨®lo fuerza. En estos casos, influye tanto el olfato como la suerte. Porque hasta la fuga buena igual hemos contado 50 intentos. Hace falta visi¨®n. No se puede hablar de casualidad cuando a Piccoli le toca la loter¨ªa con tanta frecuencia. Est¨¢ muy acostumbrado a ganar etapas en las grandes. Entrar con ¨¦l en una escapada es inquietante.
A m¨ª me ha costado enlazar con el pelot¨®n en la subida de Alisas. Pero en estas ocasiones dir¨ªa que casi es mejor descolgarse que ir a rueda dentro del grupo. Te da m¨¢s brisa. En el pelot¨®n, con el calor corporal y la barrera que supone, aumenta la temperatura de tu cuerpo. Se nota un grado menos. En la bajada he podido entrar con los dem¨¢s, aunque pensaba que se cortar¨ªa. Virenque ha querido hacernos otro alarde de descenso, pero al final no ha pasado nada. S¨®lo que he perdido el casco.
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