La Iglesia argentina pide perd¨®n por sus "pecados" durante la Junta Militar
Un documento asume la participaci¨®n en la persecuci¨®n pol¨ªtica y el atropello a la libertad
Un cuarto de siglo despu¨¦s del golpe de Estado que dio comienzo a la dictadura, y ante cien mil fieles de todo el pa¨ªs, la Iglesia argentina pidi¨® el viernes perd¨®n a Dios "por los silencios responsables y por la participaci¨®n efectiva de muchos de sus hijos en el atropello a las libertades, en la tortura y la delaci¨®n, en la persecuci¨®n pol¨ªtica y la intransigencia ideol¨®gica, en las luchas y las guerras y la muerte absurda que ensangrentaron el pa¨ªs".
Injusticias
La noche previa al golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, el ex general Jorge Rafael Videla y los miembros de la Junta Militar que encabezar¨ªa la dictadura se reunieron con la m¨¢xima jerarqu¨ªa de la Iglesia cat¨®lica de la ¨¦poca antes de iniciar, con su bendici¨®n, la guerra sucia de la represi¨®n ilegal, que provoc¨® el secuestro, la tortura, el asesinato y la desaparici¨®n de unos treinta mil ciudadanos, entre ellos 200 beb¨¦s nacidos en cautiverio.El presidente del episcopado argentino, monse?or Estanislao Karlic, ley¨® el viernes por la tarde, a las afueras de la ciudad de C¨®rdoba, el hist¨®rico documento en el que la Iglesia reconoce culpas, pecados, errores y omisiones por haber sido "indulgente" con los totalitarismos que "lesionaron libertades democr¨¢ticas". Entre los asistentes al acto se encontraban el ministro de Defensa, Ricardo L¨®pez Murphy, y el jefe del Ej¨¦rcito de Tierra, general Ricardo Brinzoni, que hace dos meses propuso reuniones de conciliaci¨®n con familiares de las v¨ªctimas para encontrar "un pa?o donde llorar todos juntos".
Sesenta de los 104 obispos que integran actualmente la Conferencia Episcopal no hab¨ªan sido consagrados cuando Argentina recuper¨® la democracia en diciembre de 1983, y la mayor¨ªa de los responsables de las di¨®cesis en esos a?os est¨¢n retirados. Los sacerdotes acusados de asistir a sesiones de torturas o de complicidad en los secuestros nunca fueron juzgados. El nuncio papal durante la dictadura, monse?or Calabresi, que amenaz¨® en 1984 a los fiscales del juicio a los comandantes para que no citaran a declarar a ning¨²n obispo ante los tribunales, regres¨® a Roma. La autocr¨ªtica de la Iglesia argentina se inscribe en la recomendaci¨®n de hacer examen de conciencia y arrepentimiento por parte del papa Juan Pablo II en el a?o del Jubileo.
La Iglesia argentina pidi¨® "ayuda divina" para "refundar los v¨ªnculos sociales y sanar las heridas todav¨ªa abiertas". "[Solicit¨® el perd¨®n] por no haber rechazado adecuadamente el antisemitismo" y "porque muchas veces los cristianos, en nombre de los mismos derechos del hombre, hemos provocado el crimen del aborto y de la eutanasia y el de la manipulaci¨®n gen¨¦tica". El documento tambi¨¦n reconoce " la responsabilidad de tantos cristianos en graves formas de injusticia y marginaci¨®n social".Asimismo, el texto alude a problemas actuales: "Perdona, Dios, las mentiras demag¨®gicas, el lavado de dinero, el narcotr¨¢fico y los inaceptables enriquecimientos il¨ªcitos de algunos a costa de la marginaci¨®n y exclusi¨®n de muchos". El esc¨¢ndalo de los sobornos a senadores que sacude por estos d¨ªas a la pol¨ªtica argentina no qued¨® al margen: "Tenemos que reclamar muy especialmente a los legisladores la conciencia de que tienen que servir al bien com¨²n, el Senado tendr¨ªa que saber que su gloria es la gloria de su pueblo".
Al mismo tiempo, en Buenos Aires, se hac¨ªan p¨²blicas al fin las declaraciones juradas patrimoniales de 47 de los 69 senadores que integran la C¨¢mara alta. Entre ellos, siete de los once a los que investiga el juez federal Carlos Liporaci. La mayor¨ªa de los senadores, que ganan hasta 10.000 d¨®lares (casi dos millones de pesetas) mensuales por su funci¨®n p¨²blica, admiten la propiedad de bienes muebles e inmuebles por valores que oscilan entre medio mill¨®n y m¨¢s de dos millones de d¨®lares, y algunos de ellos reconocen ingresos de empresas privadas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.