Los caminos del agua
Los trasvases previstos en el Plan Hidrol¨®gico Nacional (PHN) tratan de remediar los caprichos de la naturaleza, que se muestra generosa en el norte peninsular y cicatera en amplias zonas del levante y el sur. Transferir agua de una cuenca bien dotada a otra en la que escasea parece, a primera vista, una idea acertada. Sin embargo, es una opci¨®n que puede acarrear importantes alteraciones sociales y ambientales, algo que ya han advertido cient¨ªficos y ecologistas.Si el Gobierno ha propuesto ceder agua desde la cuenca del Ebro hasta las cuatro comunidades del litoral mediterr¨¢neo es porque la considera excedentaria, pero, como explica Leandro del Moral, profesor de Ordenaci¨®n del Territorio y Demandas Sociales de la Universidad de Sevilla, "nadie va a poder convencer a un observador cualificado y neutral, y mucho menos a un aragon¨¦s de a pie, de que al Ebro le sobra una determinada cantidad de miles de millones de metros c¨²bicos de agua al a?o". Ser¨ªa como si alguien pretendiera convencer a un andaluz, enfatiza, "de que al Parque Natural de los Alcornocales le sobran unos cuantos millones de ¨¢rboles".
Las compensaciones econ¨®micas previstas, sostiene este especialista, dif¨ªcilmente van a poder relajar las crispaciones y equilibrar los costes ecol¨®gicos, sociales y emocionales que se van a producir en la cuenca cedente. Resulta complicado esgrimir los argumentos de "solidaridad" y "equilibrio territorial" cuando es evidente que en las zonas a las que se piensan dirigir los recursos muy poco se ha hecho para controlar el crecimiento de las demandas. A juicio de Greenpeace, que ya mostrado su rechazo al PHN, ofrecer m¨¢s agua al mejor postor, mientras que m¨¢s de la mitad de los regad¨ªos recurren a sistemas de distribuci¨®n ineficaces, "es como dejar el grifo abierto y el desag¨¹e destapado".
Aumentar la oferta de agua puede agravar el problema que trata de resolverse. Cuando se plantea un trasvase se generan unas expectativas que provocan un aumento descontrolado y desmesurado de la demanda, de tal manera que cuando el agua finalmente llega a la zona elegida el d¨¦ficit que trataba de cubrirse se ha multiplicado. As¨ª ocurri¨® con el trasvase Tajo-Segura, cuyo anuncio provoc¨® el crecimiento de los regad¨ªos murcianos en m¨¢s de 53.000 hect¨¢reas suponiendo que a esta zona iban a transferirse 1.000 hect¨®metros c¨²bicos al a?o. Sin embargo, la media trasvasada nunca ha superado los 400 hect¨®metros c¨²bicos. "Por incre¨ªble que parezca", se?ala Jos¨¦ Luis Benito, bi¨®logo del Instituto Pirenaico de Ecolog¨ªa, "la llegada del trasvase convirti¨® una sequ¨ªa eventual y epis¨®dica en estructural y permanente".
El trasvase del Ebro supondr¨¢ la construcci¨®n de 529 kil¨®metros de nuevas canalizaciones y un coste de casi 700.000 millones de pesetas. Algunas de estas obras, dependiendo de su envergadura y trazado, podr¨ªan generar un impacto ambiental similar al que produce la construcci¨®n de una autov¨ªa o una l¨ªnea ferroviaria de alta velocidad. Desde el punto de vista biol¨®gico y f¨ªsico-qu¨ªmico, asegura Jos¨¦ Luis Benito, "los trasvases intercuencas son desastrosos, tanto para el territorio cedente como para el receptor".
En el caso del Ebro se puede llegar a producir un descenso en el nivel de las aguas subterr¨¢neas, lo que acabar¨ªa provocando la salinizaci¨®n de las tierras cercanas a su desembocadura por penetraci¨®n del agua del mar. Este fen¨®meno tendr¨ªa graves consecuencias para el Parque Natural del Delta del Ebro, que podr¨ªa ver contaminados sus acu¨ªferos, y reducida su extensi¨®n como consecuencia de un descenso en el transporte de sedimentos. Al disminuir los nutrientes que conduce el r¨ªo tambi¨¦n podr¨ªan verse afectados los bancos pesqueros situados en el entorno de este espacio protegido.
Para las cuencas receptoras uno de los principales perjuicios es el que se deriva de la introducci¨®n de especies ex¨®ticas, que pueden llegar a producir desequilibrios ecol¨®gicos importantes. Los icti¨®logos temen que la conexi¨®n del Ebro con las cuencas del litoral mediterr¨¢neo suponga el traslado a estas zonas del voraz siluro, que podr¨ªa acabar con buena parte de la fauna pisc¨ªcola aut¨®ctona.
Comentarios y sugerencias a prop¨®sito de Cr¨®nica en verde pueden remitirse al e-mail: sandoval@arrakis.es
Administrar la escasez
El nuevo Plan Hidrol¨®gico Nacional introduce algunas mejoras con respecto a los planteamientos que se defend¨ªan en el proyecto anterior, fechado en 1993. El volumen total de agua a trasvasar en Espa?a se reduce a una cuarta parte de la cantidad prevista hace siete a?os, el precio unitario del agua que se transfiera del Ebro al litoral mediterr¨¢neo aumenta considerablemente con respecto al que actualmente se paga en el caso del trasvase Tajo-Segura, y las aportaciones de recursos se condicionan a la congelaci¨®n de los regad¨ªos en las zonas receptoras.En el caso de Andaluc¨ªa el nuevo documento no atiende una de las principales reivindicaciones de los agricultores, que esperaban la transferencia de recursos h¨ªdricos desde el Guadiana II y el Tajo hasta el Guadalquivir. De hecho, el Plan Director de Infraestructuras de Andaluc¨ªa, redactado en 1998, basaba la pol¨ªtica hidr¨¢ulica de la comunidad en aportaciones exteriores seis veces por encima de las ahora anunciadas.
"Los nuevos responsables del agua en Andaluc¨ªa", razona Leandro del Moral, "saben bien que los abastecimientos a la poblaci¨®n deben estar garantizados sin necesidad del Plan Hidrol¨®gico Nacional; que la prioridad es empezar a poner orden en el descontrol imperante, asignar mejor lo mucho que ya se tiene y avanzar hacia esa nueva cultura que la gesti¨®n del agua requiere en Espa?a".
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