Medea jonda y sangrienta
Una nueva Medea. ?sta con la denominaci¨®n de origen de T¨¢vora, que siempre marca. Su hija Pilar es la principal responsable de una recreaci¨®n cuyo rasgo m¨¢s llamativo es el flamenco.?ste es su mayor m¨¦rito tambi¨¦n. Se canta bien, se canta muy bien. Gir¨¢ldez, Lagos, el de Utrera y Terremoto, abordan con excelencia estilos de tanta dificultad como la ca?a, la sole¨¢ por buler¨ªas, la siguiriya, el martinete y m¨¢s. Todo lo bailan Amaya y Granados. A diferencia de aquella bell¨ªsima Medea del Ballet Nacional de Espa?a, en que el baile de conjunto ten¨ªa un protagonismo considerable, aqu¨ª el baile es individual.
Y, sobre todo, de Juana Amaya, una temperamental bailaora que incorpora con absoluta propiedad esa Medea devorada por los celos, el odio y el atroz deseo de venganza. De acuerdo con el personaje, el baile de Amaya es agresivo, cargado de una enfebrecida pasi¨®n que le permite expresar con jondura la tragedia de un ser aparentemente de una pieza, pero muy complejo. Con toda seguridad es la mejor Juana Amaya que hemos visto en una carrera ya larga, lo que celebramos porque es bailaora siempre volcada en lo que hace.
Medea
Espect¨¢culo flamenco basado en la obra de Eur¨ªpides y S¨¦neca.Direcci¨®n: Pilar T¨¢vora. Baile: Juana Amaya, Alejandro Granados. Cante: Fernando Terremoto, Rafael de Utrera, Macarena Gir¨¢ldez, David Lagos. Guitarras: Eugenio Iglesias, El Bola de Jerez. Tambores: Coliblancos y Colinegros de Baena. Sevilla, teatro de la Maestranza, 10 de septiembre.
Granados, quien est¨¦ticamente nos parece que no da el tipo de Jas¨®n, baila tambi¨¦n con una gran entrega y correcci¨®n, aunque en ocasiones recurra a ciertas convenciones.
Si en el aspecto musical y coreogr¨¢fico, es decir en lo puramente flamenco, la obra nos parece lograda, en el terreno escenogr¨¢fico los problemas son importantes y, a mi juicio, no todos satisfactoriamente resueltos. Dispuesto el escenario en tres niveles, el m¨¢s alto a cinco metros de altura, lo que en ¨¦l ocurre se nos antoja ya fuera de cuadro, como un a?adido marginal a la historia que se cuenta; pero bien al contrario, lo que all¨ª ocurre es esencial.
Pilar T¨¢vora ha recurrido a una pantalla para dar la palabra a Medea y Jas¨®n a trav¨¦s de otros int¨¦rpretes, que son Concha T¨¢vora y Guillermo Vallverd¨². El recurso, no s¨¦ si teatralmente ortodoxo, es v¨¢lido puesto que supone un desdoblamiento de los personajes que nos permite escuchar sus parlamentos a la vez que contemplamos sus bailes.
En cuanto a las bandas de tambores, o no hacen nada o estorban.
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