La dura lucha por salvar la cara
Los 14 miembros de la Uni¨®n Europea que castigaron a Austria -as¨ª lo sienten al menos los austriacos- por votar en unas elecciones libres de una forma concreta, que hac¨ªa casi imposible otra coalici¨®n que la habida, han decidido levantar el castigo despu¨¦s de conocer el informe de los tres sabios publicado la pasada semana. Y, sin embargo, ?c¨®mo les ha costado a algunos! Ahora, todos quieren esconder la mano y quienes no pueden, porque la tiene muy a la vista, dicen que, pese a todo, tuvieron raz¨®n en tirar esa piedra lisboeta que tanto ha da?ado ante todo al tejado propio.Claro est¨¢ que hay que mostrar repugnancia ante manifestaciones repugnantes tales como la propia existencia del fen¨®meno J?rg Haider. Y que Europa se construye sobre unos principios y valores irrenunciables. Pero tambi¨¦n lo es que la hipocres¨ªa demostrada por algunos grandes guardianes de la supuesta pureza democr¨¢tica y del alarde antifascista en este caso s¨®lo los socavan.
Francia, hoy en la presidencia de la UE, tiene ya otras prioridades que demostrar enojo ante las decisiones del electorado austriaco. Alemania asegura que siempre ha seguido el consejo y liderazgo de Par¨ªs en esta cuesti¨®n, es decir, culpa a Francia sin molestarla demasiado. No iba a arriesgarse Berl¨ªn a ser acusada de proteger a su peque?o vecino de la ira democr¨¢tica y evocar fantasmas de un Anschluss (anexi¨®n) por v¨ªas de la comprensi¨®n. Es posible que a¨²n no haya llegado el momento de mostrar demasiado car¨¢cter por parte de quien, siempre que toma decisiones que pueden parecer l¨®gicas en otras capitales, se ve en peligro de ser tachado de ser una amenaza para la humanidad.
Las cosas vuelven a su cauce. Pero los intentos de salvar la cara de algunos pol¨ªticos europeos que tanto izaron la bandera contra el "huevo de la serpiente" vienesa son pat¨¦ticos. El ministro franc¨¦s para Europa, Pierre Moscovici, no est¨¢ satisfecho con el informe y quiere seguir "vigilando" al partido del indeseable J?rg Haider. Por supuesto, hay que vigilar al FP?, porque su ret¨®rica en el pasado es escandalosa. Pero tambi¨¦n hay que vigilar a alcaldes gaullistas, a tanto pol¨ªtico comunista franc¨¦s, a mucho flamenco belga racista hasta las cachas y a ex comunistas alemanes que protegen a bandas neonazis en Brandenburgo. Y hablando de vigilancia y sanciones: ?Por qu¨¦ no hablar de los idilios del nacionalismo vasco con nazis por desgracia no dedicados exclusivamente a la ret¨®rica? La vigilancia democr¨¢tica y antifascista es imprescindible. En todas partes.
Tambi¨¦n Austria tiene una lecci¨®n, esperemos que aprendida, y ning¨²n motivo para el triunfalismo. El FP? no s¨®lo puede cambiar. Tiene que hacerlo. Un primer paso podr¨ªa ser la defenestraci¨®n (pol¨ªtica, claro) de su ministro de Justicia, Dieter B?hmdorfer, que no es un nazi sino un incapaz sin criterios democr¨¢ticos. Ser¨ªa un buen principio. Pero tambi¨¦n en cuanto a incapaces, Austria es un pa¨ªs muy normal en la Uni¨®n Europea.
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