Francia crea un mill¨®n de empleos con la ley de las 35 horas
Las 35 horas o semana de cuatro d¨ªas fue la medida estrella que llev¨® a los socialistas franceses al poder en junio de 1997, cuando el paro alcanzaba el 12,5% de la poblaci¨®n activa.Tres a?os despu¨¦s el paro ha bajado al 9,6% en el mes de agosto y se espera que se situar¨¢ entre el 9,3% y el 9,2% al terminar el a?o. En esos tres a?os se han creado m¨¢s de un mill¨®n de nuevos puestos de trabajo y el censo de parados ha visto como desaparec¨ªan de sus cuentas m¨¢s de 800.000 trabajadores. De todo ese nuevo empleo, s¨®lo 150.000 puestos dependen de manera directa del sector p¨²blico, mientras que el resto ha surgido de la demanda del sector privado.
La nueva semana laboral pasa a ser obligatoria al finalizar el a?o 2000 y, desde ese momento, desaparecer¨¢n tambi¨¦n los incentivos -una cantidad determinada por cada nuevo empleo, reducciones fiscales, etc¨¦tera- que hacen que hoy ya sean m¨¢s de 3,6 millones los trabajadores que se rigen por el sistema de las 35 horas semanales.
Las previsiones del Ministerio de Empleo y Solidaridad -que se?alaban que afectar¨ªa a entre 3,5 y 3,7 millones de personas a finales de a?o- se han desbordado. Los problemas suplementarios de financiaci¨®n se han resuelto, en principio, sin graves dificultades gracias al plus de ingresos fiscales que aporta la mayor cantidad de gente trabajando y los subsidios que ya no hay que pagar. La aplicaci¨®n de la reducci¨®n de la jornada laboral a las empresas de menos de 20 trabajadores, que ten¨ªa como plazo l¨ªmite para entrar en vigor el mes de diciembre de 2002, puede que sea objeto de modificaciones.
El ministro de Econom¨ªa y Finanzas, Laurent Fabius, ha reconocido que para las peque?as sociedades no siempre es f¨¢cil adaptarse al cambio y ha insinuado que est¨¢ dispuesto a que el rigor en la aplicaci¨®n sea mucho menos fuerte que en el caso de las grandes sociedades. Otro factor que puede ayudar a relajar el control es el hecho de que la ministra de Empleo y Solidaridad, Martine Aubry, dejar¨¢ su cargo el pr¨®ximo octubre para lanzarse a la carrera por la alcald¨ªa de Lille, cargo incompatible con el de ministro.
Tanto los sindicatos como los empresarios franceses han acabado por aceptar las 35 horas. Los primeros porque han servido de incentivadoras de la econom¨ªa y permiten a los asalariados disfrutar de mayor tiempo libre; los segundos porque, a cambio de contratar gente, de pronto han visto como la conflictividad laboral disminu¨ªa, los salarios se congelaban y, sobre todo, como pod¨ªan flexibilizar el muy r¨ªgido mercado laboral. De pronto, se ha impuesto la anualizaci¨®n del tiempo de trabajo, y ya no es extra?o trabajar 50 horas unas semanas para luego hacerlo s¨®lo 20 horas.
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